jueves, 26 de junio de 2014

Los cambios fiscales son una grave irresponsabilidad del PP


Los cambios fiscales anunciados por el gobierno, con impacto a lo largo de 2015 y 2016, deben examinarse desde tres puntos de vista. El primero, la redistribución de la carga fiscal que representan. El segundo, la incidencia que tendrán en la incierta evolución económica. El tercero, si son positivos o correctos en el contexto actual de crisis económica.

Dichos cambios afectan en lo esencial al IRPF y al impuesto de sociedades, pero encierran mucha letra pequeña cargada del carácter reaccionario de toda la política del PP, como la nueva tributación de las indemnizaciones por despido cuando superen los 2.000 € por año. Valorar cómo repercutirán en el IRPF, con nuevos tramos y nuevos tipos, y en el impuesto de sociedades, con la reducción del gravamen y algunas modificaciones en las deducciones, exige una base informativa compleja para calcular el impacto en cada grupo de impositores, según nivel de renta y las fuentes de ésta.

Por ello, en lugar de hacer pronósticos aventureros hay que referirse al comentario elaborado por el Sindicato de Técnicos de Hacienda, GESTHA, cuyas conclusiones resaltamos sin más comentarios:
  • La reforma fiscal aprobada por el Gobierno es “regresiva” y serán las clases medias las que “amortigüen” la rebaja a las grandes fortunas.
  • La progresividad es la “gran perjudicada” de esta reforma al simplificar de siete a cinco los tramos actuales del IRPF.
  • Los que ingresan más de 150.000 euros anuales, unos 73,000 españoles -en torno al 0,3% del total de declarantes-, son los más beneficiados.
  • Los 11,5 millones de trabajadores y pensionistas que ganan menos de 11.200 euros anuales no se verán afectados por la rebaja fiscal propuesta, ya que actualmente no tributan.
  • Al no bajarse otros tributos, como el IVA o los impuestos especiales, no se puede afirmar con la rotundidad que se baje la presión fiscal para todos.
  • La rebaja del primer tramo del IRPF afecta a muy pocos trabajadores mientras que el aumento de las cuantías de los mínimos personales y familiares afecta a todos los contribuyentes por igual.
  • Los 8,8 millones de ciudadanos que cobran entre 12.450 y 33.000 euros amortiguarán el impacto de la rebaja fiscal de las grandes fortunas, puesto que sus tipos aumentan entre 0,25 y 1 punto sobre la tarifa vigente.
  • La rebaja progresiva del Impuesto de Sociedades “solo beneficiará a las grandes empresas, que a día de hoy ya no tributan ni de lejos por esa cuantía”.
Sobre el segundo enfoque, cabe resaltar que, empeñado el gobierno en que la recuperación económica es un hecho indiscutible, ha sentido sin embargo la necesidad de tratar de impulsar la demanda por medio de reducir los impuestos directos. Se habla de una reducción de los ingresos públicos, que alimentaría la capacidad de gasto de los contribuyentes, de unos 9.000 millones de euros a lo largo de 2015 y 2016, una cifra, que de ser cierta, tendría una influencia mínima en la evolución de la economía, pues apenas representa un 1% del PIB en dos años. La reforma pasará sin pena ni gloria sobre la evolución de la economía teniendo en cuenta el mínimo volumen que representa esta cifra y que los mayores beneficiarios de los cambios son las rentas altas, cuya propensión al consumo es menor que la de las capas sociales medias y bajas. La debilidad de la recuperación, las dudas que suscita, el mal de fondo en que está instalada la economía española no se modificará significativamente, por lo que los cambios como instrumento de política fiscal expansiva no cambiarán el clima de depresión existente.

El tercer aspecto de los retoques fiscales es el más esencial. Esos retoques responden a intereses políticos del PP, dispuesto ahora a convencernos de que ha llegado el momento de poder reducir los impuestos y a mostrarnos que cumple con sus compromisos electorales a estas alturas de la legislatura. Con ademán impasible, Rajoy justifica los cambios pasando por alto y relegando la gravedad que reviste la situación financiera del sector público. Bruselas ha llamado la atención sobre el tema. El gobierno comete una ignominiosa irresponsabilidad política introduciendo cambios que aumentarán el déficit fiscal cuando el montante de la deuda pública alcanza ya unas dimensiones explosivas. Con un déficit bastante incorregible, el billón de euros de la deuda pública española, el 100 % PIB, es una bomba de relojería que estallará tarde o temprano y conmoverá los cimientos del sistema económico. Cabe afirmar que el volumen de la deuda pública y la dificultad de corrección del déficit público representan los problemas más urgentes que tiene en estos momentos la economía. En su loca carrera propagandística, el gobierno del PP no ha dudado en proporcionarse unos días de satisfacción demagógica a costa de aproximarnos unos pasos más al precipicio.

En definitiva, los cambios fiscales modifican regresivamente el muy injusto sistema fiscal, mantienen intactos las deficiencias del sistema, con el fraude y los paraísos fiscales como pesadas rémoras, y agravan el problema amenazante de la crisis financiera del Estado. Muy pronto, en el mejor de los casos, si no ocurre un gran desastre antes, los recortes y los ajustes, con sus siniestros efectos sociales, aparecerán de nuevo en clave de urgencia.

La lucha contra este gobierno, con su política desastrosa y su desprecio por el porvenir de nuestra sociedad, debe proseguir y cobrar intensidad si queremos evitar una gran catástrofe.

Madrid, 26 de junio de 2014
Mesa Estatal del FCSM

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