viernes, 28 de septiembre de 2012

Somos mayoría (V) Julio Anguita

Somos mayoría (V)
Julio Anguita

      La respuesta a la convocatoria del proceso constituyente del Frente Cívico está superando todas las previsiones que en los momentos más optimistas habíamos concebido. Los escasos medios con los que contamos han sido desbordados por una riada de comunicaciones sobre creación de asambleas que, lejos de disminuir, aumenta incesantemente. Por eso, el natural impulso de alegría por esta situación, se ve matizado por la insatisfacción que produce no poder canalizar datos e informaciones con la agilidad necesaria.
      Os damos las gracias porque lo estáis comprendiendo; pero la paciencia no puede ser infinita y se impone que concretemos orientaciones y propuestas tendentes a desarrollar el proceso constituyente del Frente Cívico generando estructuras que lo hagan avanzar hacia su maduración. Una maduración que culmina en la Asamblea Constituyente Estatal.

      En mi intervención del día 19 anuncié la creación de una comisión de organización para toda España que coordinase el proceso a fin de canalizar esfuerzos, inquietudes y voluntades. Adelanté que la citada comisión estaría compuesta por dos partes: el colectivo Prometeo y una serie de personas que por su identificación con el proyecto, su probada capacidad y su incidencia en el espectro sociológico que conforma la mayoría, eran para mí garantía de eficacia y eficiencia.
    Esas personas (a expensas de alguna que otra ampliación) son: Manuel Cañadas, Víctor Casco, Francisco Espínola, Ginés Fernández, Ramón Franquesa, Héctor Illueca, Sebastián Martín, Antonio Merchán, Manuel Monereo, Pedro Montes, Henar Moreno, Víctor Ríos y Jesús Romero. No representan a ninguna asamblea y me han hecho el favor de aportar tiempo y esfuerzos. Han sido escogidos a título personal por sus valores y no como representantes de sus territorios ya que esa calidad de representante sólo puede adquirirse en votación libre por los representados.
      Una reflexión posterior nos ha hecho estimar que debíamos avanzar inequívocamente, desde ya, hacia la plena representatividad democrática. En consecuencia proponemos que a esa Comisión de Organización se incorporen, con plena representatividad, una o un representante por cada provincia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Con ello perseguimos dos objetivos:

1.- Promover un proceso de sustitución paulatina de los dos conjuntos no elegidos (Prometeo y las personas anteriormente relacionadas) por los electos desde la base o el nivel correspondiente. Proceso que debiera terminar antes de la convocatoria de la asamblea constituyente estatal.
2.- Incentivar el proceso de estructura provincial a fin de que se vaya avanzando en la configuración de los niveles de comunidad autónoma y el nacional.

     Creemos que en el nivel provincial debiera elegirse un núcleo de coordinación con responsabilidades temáticas. En el seno del mismo se debiera elegir la persona que se incorporaría a la comisión de organización estatal; ella recibiría las comunicaciones, recogería las opiniones, propuestas y decisiones de la provincia y la trasladaría a la citada comisión. Os rogamos que estos procesos se vean recogidos en las actas correspondientes.
      Opinamos que corresponde a las provincias ya constituidas evaluar el paso hacia la estructura de comunidad autónoma.
     Cuando se considere que el proceso organizativo del Frente Cívico esté culminado en asambleas de localidad, provincia y comunidad autónoma la Comisión de Organización cesa en sus funciones y abre paso a una Comisión Gestora elegida democráticamente por todo el Frente Cívico mediante los mecanismos que se aprueben. En consecuencia tanto Prometeo como las personas anteriormente referenciadas dejan de ejercer sus funciones ya que ni pueden, ni deben ni quieren ir más allá del cometido organizativo asignado.
La Comisión Gestora es la encargada de organizar la Asamblea Estatal Constituyente en todos los aspectos que ello conlleva; es decir elaborar propuestas de documentación, organización, estatutos, etc. Será la Asamblea Estatal Constituyente la que dote al Frente Cívico de las estructuras y formulación legal que se acuerden con valor general para toda España.
     Como hemos asumido, el eje central del proyecto de Frente Cívico es el Programa y su forma colectiva de elaborarlo, discutirlo y difundirlo. El Programa se constituye en el contrato, la alianza y el acuerdo entre los integrantes de la mayoría que dedican su esfuerzo a unirla y aglutinarla en torno a un objetivo común: cambiar las cosas para que la Justicia, la Democracia, la Ética Cívica y la Cultura sean los valores que estructuren la Soberanía Popular. Los Derechos Humanos, en resumen.
En consecuencia la cuestión del Programa es la pieza clave de la organización del Frente Cívico .En función de ello os proponemos:
  1. En cada nivel del Frente Cívico (asamblea de localidad, provincial, autonómico y nacional) debe existir una comisión dedicada exclusivamente a esta cuestión. Ella recoge informaciones, prepara y organiza debates tanto en el interno de la organización como con el externo y sólo rinde cuentas de su gestión ante los miembros adscritos de su nivel y/o el órgano correspondiente.
  2. El Programa va adquiriendo complejidad, consistencia y rigor a través del proceso que conduce a su aprobación definitiva en la Coordinación estatal, previo debate en el Área, también estatal. Cuando hablamos de la elaboración del Programa también nos referimos a la modificación o ampliación del mismo. El debate y la participación desde la base es un principio que no se puede conculcar.
  3. Aconsejamos la creación de Áreas de elaboración colectiva según sea la temática a tratar. En dichas Áreas pueden participar personas (y es aconsejable) que no estén adscritas al Frente Cívico. El debate cuanto más transparente, plural y participativo mejor. Lo adscritos serán, en último lugar, los que aprueben o rechacen el trabajo final. No está de más tener como norma de aplicación flexible la búsqueda del acuerdo, la transacción, el acercamiento de posiciones siempre y cuando ello no signifique el cuestionamiento (vía Programa) de los principios que estructuran al Frente Cívico.
  4. Los diez puntos que en su día propusimos para iniciar el debate siguen siendo válidos mientras no los sustituyáis libremente por otros.

Finalmente quisiéramos hacer una consideración sobre algunos pequeños problemas surgidos en determinados lugares con respecto a la duplicidad de asambleas que se arrogan en exclusiva la representación del Frente Cívico. Nacemos para aglutinar y unir a la mayoría en torno a un programa, unos valores, una ética y un hacer democrático y dialogante. Y si eso es válido para el proyecto lo es aún más cuando está naciendo.

Un saludo.

PRIVATIZACIONES, ESA GRAN MENTIRA

En toda la opinión pública ha calado el mensaje de que las empresas públicas son casi siempre deficitarias, fuente de corrupción, de clientelismo político, son ineficientes y carecen de capacidad para la inversión y el crecimiento. Se ha asentado el convencimiento generalizado de que las funciones empresariales corresponden al mercado y no al Estado. Por ello, para tener una economía abierta y globalizada es necesario expulsar al Estado de la esfera económica y para ello, es imprescindible la privatización de todas las empresas públicas.

Esta opinión ha sido creada de forma artificial y los responsables son, entre otros, los medios de comunicación que actúan al dictado de sus dueños, de los poderes económicos. Tal y como indica Noam Chomsky, en su imprescindible libro “Como nos venden la moto”, la opinión impuesta por los poderes económicos es la única que ha llegado a la mayoría de los ciudadanos, los cuales, ante la ausencia de alternativas, la dan, por válida, la interiorizan y se convierten en repetidores de los argumentos esgrimidos para conformar dicha opinión. Sin embargo, esta opinión no se encuentra fundamentada en estudios objetivos y rigurosos ni en los resultados de experiencias reales. La imposición de esta opinión en la sociedad responde, exclusivamente, a los intereses de la oligarquía económica que gobierna nuestro mundo.

El objetivo del presente texto es ir mostrándole al lector, argumentos y experiencias reales, que cuanto menos, ponen en tela de juicio la argumentación clásica en la que se han basado los procesos de privatización.

Los procesos de privatización, de exclusión del Estado de la economía, responden a razones ideológicas y no económicas. La ideología que subyace y sostiene estos procesos es la teoría neoliberal y aunque el tema de la privatización de empresas públicas tenía una importancia relativa para los fundadores de dicha teoría económica, Ludwig Mises y Friedrich Hayek, se convirtió en eje central para Milton Friedman, quien, a la postre, se convertiría en el máximo exponente de esta teoría económica.

LATINOAMERICA

Tal como comentaba Hegel respecto a la revolución francesa, la aplicación directa de los conceptos teóricos a la realidad es un espectáculo terrible y fascinante. En esta línea, el caso Chileno resulta especialmente interesante para contrastar las predicciones de la teoría neoliberal y la realidad tangible de su aplicación a una sociedad.

El neoliberalismo desembarca en Chile, de la mano de unos 100 estudiantes de economía de la Universidad Católica de Chile, los cuales, realizaron su postgrado entre 1957 y 1970 en la Universidad de Chicago. Uno de sus profesores fue Milton Friedman y terminaron formando el núcleo duro que dirigió la política económica Chilena durante la dictadura de Pinochet. Eran conocidos como los Chicago Boy's y convirtieron a Chile en un conejillos de indias para la experimentación económica de las teorías neoliberales inspiradas por Milton Friedman. En 1975 , Milton Friedman llegaría a entrevistarse personalmente con Augusto Pinochet y en 1976, recibiría el premio Nobel de Economía.

Bajo la influencia neoliberal de Friedman, la política económica de Chile se centró en un amplio paquete de privatizaciones, que se extendió por más de 17 años y abarcaron todo tipo de empresas y sectores. Se eliminó el control de precios, las barreras a las importaciones y se recortó drásticamente el gasto público.

La privatizaciones de las empresas de teléfono, electricidad, aguas, gas, transportes, pensiones, etc, fueron muy negativas para los usuarios. En todas ellas se produjo un aumento importante de los precios y un deterioro muy significativo del servicio. Un año después del golpe de estado, el billete de autobús era un artículo de lujo, la inflación era del 375% anual (la más alta del mundo) y el desempleo escaló hasta el 8,7%, cuando con Allende era del 2,5%. Esta tasa de desempleo llegaría al 21% en la década de los años 80.

En Argentina, la llamada reestructuración social y económica, que sufrió el país en la década de los noventa, tuvo uno de sus principales pilares en las políticas de privatización de empresas públicas. La Socióloga Marisa Duarte, de la Universidad de Buenos Aires (Realidad Económica 182), concluye que dichos procesos se caracterizaron por dos elementos: un inédito nivel de desempleo y una cada vez mayor precarización de las condiciones laborales. De tal manera, el empleo en las empresas públicas que se privatizaron pasó de 350.000 empleados en 1989 a 68.000 en 1993 y a 27.500 en 1995. Estos trabajadores debieron dejar su puesto de trabajo – voluntariamente o no- ya que su presencia constituía una traba para los futuros dueños de las empresas. Usando como exclusa las elevadas tasas de desempleo, se realizaron profundas reformas del sistema legal de protección del trabajador, aduciendo que una mayor flexibilidad en las condiciones del despido favorecerían la creación de empleo ( nos suena ¿verdad?). En este punto, es especialmente interesante observar la evolución en Latinoamérica de dos grupos de países hasta 1998 (Marchall,1998). Por un lado: Argentina, Colombia, Ecuador y Perú, donde se flexibilizaron las condiciones del despido. Por otro lado: Brasil, Chile y Venezuela, donde las modificaciones tendieron a proteger a los trabajadores. Tal y como indica Marisa Duarte, la diferente situación de ambos grupos de países determinó que el debilitamiento de la protección del trabajador no creó empleo y si afectó de manera muy significativa a las prácticas empresariales. Esto produjo un gran deterioro de de las condiciones laborales.

Puede asegurarse pues, que, la reestructuración del sector público argentino generó en muy poco tiempo una masa de desocupados inédita en el país. El desempleo llegó a alcanzar el 18%, de los cuales, más de dos puntos porcentuales son explicados exclusivamente por la privatización de 7 empresas públicas. La gran masa de desocupados empezó a actuar como mano de obra barata, que conllevó un gran deterioro de las condiciones laborales y una caída de los salarios.

EUROPA

En Europa, a partir de la década de los años 80, las teorías neoliberales empiezan también a abrirse camino de la mano de Margaret Thatcher. Es conocida la conversación entre Thatcher y Milton Friedman en la que éste último anima a la Dama de Hierro a aplicar técnicas similares a la que se habían impuesto en el Chile de Pinochet. Sin embargo, Thatcher se negó la instaurar un régimen que eliminara el barniz democrático que el sistema político Británico tenía entonces, pero abrazó de forma entusiasta las teorías de Friedman en cuanto a privatizaciones. No en vano, el principal asesor económico de Thatcher era Friedrich von Hayek, mentor del propio Friedman.

El programa de reformas de Thatcher se fundamentaba en cuatro pilares: recorte del gasto público, recorte del tipo fiscal, privatizaciones y una política monetaria moderada y estable. En Latinoamérica, el programa neoliberal de Friedman pudo imponerse por tratarse de sistemas dictatoriales. Sin embargo, ¿cómo lo hizo Thatcher para imponer el ideario neoliberal en una democrácia? La respuesta la tenemos en la guerra de las Malvinas. Después de casi 3 meses de guerra, una ola patriótica recorrió Gran Bretaña conforme las tropas regresaban. Las Malvinas constituyeron el shock que necesitó la ciudadanía Británica para reelegir en 1983 a Margaret Thatcher por una mayoría abrumadora. Con esta victoria y con toda la sociedad unida de forma emocional a la “salvadora de la Patria”, Thatcher se dispuso a aplicar su programa neoliberal. Los mineros fueron los primeros en oponerse a estas medidas. En tiempos de Thatcher, la Unión Nacional de Mineros era el sindicato más importante del pais. El gobierno usó todos los métodos a su disposición para doblegarlos y tras un año de huelga, fueron derrotados. Ahora la doctrina de la escuela de Chicago tenía vía libre para ser aplicada.

Entonces, una campaña de spots publicitarios inundaron los medios de comunicación. En ellos, se vendían las virtudes de las privatizaciones y después de eliminar, de facto, a los sindicatos, nadie se opuso a proceso reformista de la Dama de Hierro. Se privatizaron los sectores de la metalurgia, el agua, electricidad, gas, telefonía, aerolíneas, petróleo, ect. Además, en 1986 se desregularon los servicios financieros y bancarios. Las consecuencias fueron: se pasó de una tasa de paro del 5,3% en 1982 al 11,9% en 1984. Es decir, justo un año después de aplicar los programas neoliberales de Friedman y con los sindicatos noqueados, la tasa de paro fue de más del doble.

Según el artículo de D. Grimshaw and K. Ward, Manchester School of Management, UMIST, UK , titulado: “Flexible Employment Policies and Working Conditions United Kingdom”, las condiciones laborales en el Reino Unido fueron deteriorándose desde que Margaret Thatcher implementó el ideario neoliberal en el país. Así, si en 1979 los afiliados a los sindicatos era de 13,3 millones de trabajadores, en 1995 era 8,1 millones. Pero más importante, si cabe, es el dato de negociación colectiva. En 1973, la negociación colectiva cubría al 72% de los trabajadores, mientras que, en 1990, este porcentaje era del 47%. Este carácter cada vez más desregulado del sistema de relaciones laborales en el Reino Unido llevó a una posición dominante del empleador frente al empleado, al cual, se imponen las condiciones de trabajo de forma unilateral. Así pues, las condiciones laborales en el Reino Unido se deterioraron muy profundamente, al igual que en Latinoamérica, con el programa de privatizaciones inspirado en las teorias de Friedman.

Margaret Thatcher ganó las elecciones en 1979, Ronald Raegan en 1980. Friedman admitió abiertamente la importancia de estos dos líderes para la difusión de las políticas de la escuela de Chicago por todo el mundo.

ESPAÑA

En España podemos diferenciar dos procesos de privatizaciones. Uno, durante los gobiernos socialistas, y otro durante los gobiernos del Partido Popular. Las privatizaciones llevadas a cabo durante los gobiernos socialistas se realizan entre 1982 y 1996. Estos procesos fueron llevados a cabo con dos objetivos: la eficiencia productiva y el saneamiento financiero, tal y como indica Doña María del Carmen Sánchez Carreira del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela en su trabajo: “Una visión crítica del proceso de privatizaciones en la economía española”. Es decir, con este proceso de privatizaciones se pretendía vender empresas públicas que, supuestamente, eran un lastre económico para las arcas del estado y reducir el déficit.

Sin embargo, durante la década de los 80, el trabajo de recuperación de empresas deficitarias que desarrolló el I.N.I empieza a dar sus frutos después de más de una década de perdidas. Así, en 1985, las empresas del I.N.I dan resultados positivos antes de impuestos y en 1988, terminan dando beneficios. A pesar de todo, el grupo I.N.I se privatiza totalmente a partir de 1985, a excepción de la empresa Mahsa que se privatizó en 1982.

Otra de las características de este periodo de privatizaciones es la poca transparencia del proceso. De todas las operaciones, exactamente 124, sólo se conocen los ingresos de una pequeña parte de ellas, 21. Lo ingresado en estas 21 operaciones asciende a 1,7 billones de pesetas. Sin embargo, no existen datos de lo que el estado ingresó por las 103 operaciones restantes!!? ¿Quizás se regalaron?Además, durante este periodo, los ciudadanos sólo conocen la privatización de una empresa cuando ya se va a aprobar en el Consejo de Ministros, y el método de privatización más usado es la venta directa, es decir, el gobierno elige al comprador de forma discreccional.

La segunda etapa de privatizaciones del sector público español se desarrolla entre 1996 y 2001, con gobiernos del Partido Popular. En este caso, se trata de privatizaciones con objetivos políticos e ideológicos, similares a las que se llevan a cabo en Inglaterra con Margaret Thatcher. En este caso, se venden las empresas más rentables del país: Repsol, Gas Natural, Telefónica, Argentaria, Tabacalera, Transmediterránea, Endesa, Iberia, etc. Nos encontramos ante un plan global cuyo objetivo es privatizar totalmente las empresas públicas y eliminar el papel del Estado de la economía productiva. Desde 1996 hasta el 2000 se recaudaron 5,1 billones de pesetas. Sólo 1,6 fueron destinados a reducir la deuda.

Las consecuencias fueron las siguientes: durante los procesos de privatización de los gobiernos socialistas se puede observar como desde 1980 hasta 1995 la tasa de desempleo pasó del 11.1% al 24,5%. En el caso del periodo de gobierno de José María Aznar la tasa de desempleo se reduce 7 puntos porcentuales durante los cuatro primeros años. Sin embargo, el grueso de las privatizaciones se dan entre 1998 y 2000 con lo que el aumento del desempleo sería esperable a partir del año 2000. Pero durante este periodo, el desempleo sigue cayendo hasta llegar al 10,5% en 2001. Esta aparente falta de correlación entre las privatizaciones llevadas a cabo por Aznar y el aumento del desempleo responden principalmente a tres factores:

1.- En 1996, Aznar hereda los fondos estructurales Europeos para el periodo 1994-1999. En este periodo España recibe más de la mitad de dichos fondos y es el país que más dinero recibe. Dicho dinero se invertirá, entre otras actividades, en la mejora de infraestructuras que propiciarán la absorción de desempleados de las empresas públicas privatizadas.

2.- En 2001 se cambia el criterio para considerar a una persona como parada. A raíz de esto, medio millón de parados dejan de contar como tales debido al cambio metodológico. Entre el primer trimestre de 2001 y el de 2004 (datos directamente comparables al estar medidos por el mismo criterio) el paro aumenta en 300.000 personas, del 10,94% al 11,50%.

3.- A partir del 2001 el desempleo creado por los procesos de privatización son absorbidos principalmente por la construcción. En apenas 4 años, el precio medio de una vivienda se encarece en España un 28%. Comienza la burbuja inmobiliaria. Durante este proceso, la economía española experimentará un crecimiento inédito basado en el ladrillo que se irradiará al resto de sectores productivos relacionados con la construcción y hará que, en 2007, la tasa de desempleo sea del 8,3%.

Sin embargo, si centramos nuestro análisis en la variación del número de empleados en las empresas privatizadas, podemos apreciar claramente como la destrucción de empleo es clara. Pondremos un ejemplo: en 1982, Telefónica tenía una plantilla de 64.518 empleados, cifra que fue incrementándose paulatinamente hasta 1997, donde la cifra ascendió ya hasta los 92.3151. La privatización completa de Telefónica se lleva a cabo en 1999 y en 2001 se abre un proceso de ajuste de plantilla. A partir de ese momento, la plantilla de Telefónica en España empieza a retroceder hasta los 39.000 empleados en 2010 que es el último dato publicado. Éste, es un ejemplo que se repite con todas las grandes empresas nacionales que fueron privatizadas durante los gobiernos de Aznar.

En cuanto a la precarización de las condiciones laborales, éstas presentan igualmente dos periodos, tal y como se recoge en el trabajo de CCOO de 1998 titulado: “Sistema de protección al desempleo en España” y firmado por D. Miguel Ángel García Díaz.

El periodo 1980-1993 recoge, con algunos altibajos, un proceso continuo de crecimiento de los recursos financieros dirigidos al desempleo. Por otro lado, el periodo 1994-1998, donde se abrazan las políticas neoliberales sin contradicciones ideológicas, presenta unas características totalmente distintas, estando marcado por un recorte sustancial de las prestaciones económicas por desempleo. En 1992 y 1993, el gobierno endureció de forma muy importante el acceso a las prestaciones por desempleo y redujo su cuantía. Como resultado de estas políticas, la tasa de cobertura se redujo en 17,2 puntos entre 1993 y 1998.


CONCLUSIONES

De todos los datos vertidos en este trabajo podemos decir que los procesos de privatización, que se han dado a lo largo de todo el mundo, han venido de la mano de las teorías neoliberales de Milton Friedman y responden más a cuestiones ideológicas que a cuestiones económicas. La adopción de este tipo de políticas económicas siempre han tenido 2 consecuencias:
a) Destrucción de empleo en las empresas privatizadas.

b) Aumento de la precarización de las condiciones laborales.

Las argumentaciones clásicas de baja competitividad, baja eficiencia, corrupción, perdidas sistemáticas, etc, no tienen ninguna base empírica. Basten dos ejemplos de empresas públicas que eran más eficientes que la competencia privada: Repsol vs Cepsa o Petromed, Endesa vs otras eléctricas.

Tras los procesos de privatización no se observan ganancias notables de eficiencia, tal y como pone de manifiesto el trabajo de Doña María del Carmen Sánchez, de la Universidad de Santiago de Compostela ya referido anteriormente.

Tampoco se sostiene la afirmación de que las empresas públicas produzcan pérdidas de forma sistemática. Resulta paradójico como las grandes multinacionales españolas sean en su inmensa mayoría empresas que eran públicas (Telefónica, Repsol o Endesa, por ejemplo).

Finalmente que decir de la corrupción.... ¿Es inmune el sector privado a la corrupción? Los ejemplos son innumerables, pero baste solo un par de ellos: la manipulación del libor por parte, entre otros de Barclays y el escándalo de Enrol. Por otro lado atendiendo al estudio de la organización Transparencia Internacional, en una escala del 0 al 5 (siendo 5 el grado máximo de corrupción), la percepción de corrupción en el sector privado Español es del 3.5, estando por encima de países como Yemen (3.4), Sierra Leona (3.3) o Mozambique (2.6).

viernes, 21 de septiembre de 2012

PRESENTACIÓN DEL "FRENTE CÍVICO, somosmayoría"



Presentación nacional del FRENTE CÍVICO somosmayoría. 
A cargo de Julio Anguita, miembro del colectivo Prometeo.
Cordoba, 19 de Septiembre 2012.

Por un nuevo proyecto de país. Apuntes para avanzar hacia un Nuevo Proceso Constituyente

Antonio Romero
Ex diputado de IU y presidente honorífico del Partido Comunista de Andalucía
Alberto Garzón
Diputado por Izquierda Unida en el Congreso
Nico Sguiglia
Activista de La Casa Invisible, centro social autogestionado de Málaga

                      A pesar del esfuerzo de millones de trabajadores y trabajadoras españoles que lucharon por institucionalizar sus conquistas sociales, a día de hoy nuestra Constitución es papel mojado. El “consenso del 78” ha sido roto al haberse lanzado un contraproceso constituyente, puesto en marcha por el neoliberalismo y las oligarquías financieras, que tiene como objetivo acabar con el Estado del bienestar que se comenzó a construir en Europa tras la II Guerra Mundial.
Las elites capitalistas no pretenden devolver los derechos sociales y económicos que hoy niegan a los trabajadores, sino que por el contrario aprovechan la crisis para arrebatar los recursos económicos y financieros a la gran mayoría mientras los concentran en pocas manos. Sin duda esta crisis está siendo utilizada para vaciar los ordenamientos constitucionales de los países de la Unión Europea así como para cerrar y consolidar un nuevo modelo de sociedad basada en la explotación sin contrapartidas y en la rivalidad entre los pobres, los pueblos y los subalternos. Con ello el capitalismo condena a toda una generación a la constante incertidumbre laboral y vital y abre el campo de juego de las opciones totalitarias.
                  Las soluciones a esta situación han de ser extraordinarias y ambiciosas, por lo que creemos que es necesario impulsar un Nuevo Proceso Constituyente para un nuevo proyecto de país, que supere este régimen cuya representación es una monarquía heredada del franquismo y opaca en la gestión económica y patrimonial, con casos de corrupción en su seno. Entendemos que el nuevo estado ha de construirse sobre bases federales y solidarias, dotándonos de esta forma de mecanismos para estar en una Europa federal de los pueblos que ponga solución a la creciente incompatibilidad entre democracia y Estados-nación, en un mundo de trabajadores multinacionales, de migrantes y redes de cooperación y comunicación transnacionales. La esfera de los asuntos comunes y sus leyes fundamentales tienen que adaptarse a esa nueva condición, so pena de ceder el protagonismo y la dirección de la “crisis de la UE” a las nuevas formas de la “revolución conservadora”.
Cabe recordar que siete de cada diez personas que hoy tienen derecho a voto en España no pudieron votar la Constitución de 1978 y mucho menos participar en su elaboración. Sin embargo, las demandas sociales exigen una nueva relación entre representantes y representados, con una mayor participación de la ciudadanía en los asuntos públicos. No es una cuestión técnica sino política pues las nuevas tecnologías permiten imaginar mecanismos de participación social y de control ciudadano de la actividad política que signifiquen una profundización democrática.
Los abajo firmantes identificamos algunos elementos fundamentales de lo que debería ser el nuevo orden constitucional.
1. En primer lugar, la preservación, cuidado y promoción de los bienes comunes naturales tiene que tener un papel protagónico en un nuevo marco constitucional.
2. En segundo lugar, el sistema político ha de ser democratizado. Efectivamente, el poder ejecutivo ha sufrido un proceso de cierre autoritario por dentro; el poder legislativo ha sido vaciado de sus funciones democráticas y de representación a través de un bipartidismo marcado por la injusta ley electoral; y el poder judicial se ha mostrado como absolutamente dependiente de los intereses de los dos principales partidos. Del mismo modo resulta indispensable una ampliación y dinamización de los mecanismos de participación ciudadana en los asuntos públicos, introduciendo reformas en el marco de las ILPs, referéndums, consultas populares vinculantes sobre decisiones fundamentales, potenciación de los espacios ciudadanos deliberativos y avanzando hacia sistemas de voto delegado y participación directa siguiendo los modelos de las llamadas democracias en red.
3. En tercer lugar, las relaciones laborales deben ser repensadas de acuerdo con las características del nefasto modelo productivo español. La nueva carta constitucional debe tener presente la necesidad ante todo de proteger y garantizar la reproducción de la vida de nuestras sociedades, garantizando el acceso al trabajo digno, a una renta básica de ciudadanía, a la salud, la alimentación, la educación, la vivienda y a una Internet libre y neutral como derechos fundamentales y absolutamente prioritarios. La puesta en marcha de un nuevo modelo productivo capaz de activar las capacidades productivas de nuestra sociedad y de generar empleo en condiciones de dignidad es absolutamente prioritario. Sin embargo, no puede quedar subordinado el derecho y las garantías de una vida digna a la posesión de una relación laboral formal, cuando las elites financieras y gobiernos afines convierten el paro y las relaciones laborales precarias e informales en una tumba de la dignidad humana.
4. En cuarto lugar, es necesario pensar una reorganización y democratización de las instituciones del Estado y de la Administración. El Estado social se ha legitimado históricamente por su organización de sistemas públicos de bienestar, por su papel económico, financiero, fiscal, territorial y de seguridad. No se trata de acabar con el Estado o de multiplicarlo sin descanso, sino de un Estado adecuado a las capacidades democráticas y de cooperación de los ciudadanos, capaz de autolimitarse y ser lo más poroso posible a las formas de cogestión de sus competencias con instituciones ciudadanas democráticas no estatales, buscando fórmulas que impliquen una mayor eficiencia y el establecimiento de mecanismos que eviten la íntima conexión que existe entre el poder público y el poder económico de las oligarquías españolas y europeas.
5. En quinto lugar, es necesario poner coto al poder no democrático; es decir, ha de lograrse que el poder económico esté subordinado a la democracia y sus leyes. Los recursos de una sociedad han de ser gestionados por ésta, a través de mecanismos democráticos, y no por las oligarquías económicas. Mientras las decisiones que afectan a nuestras vidas las tomen entidades no sujetas a control comunitario, tales como las grandes empresas financieras, no podremos hablar de democracia.
El proceso constituyente del que hablamos, y que deberá proponer a los ciudadanos una nueva constitución, tendrá que ceder el protagonismo a los mismos en la redacción de la carta fundamental, inspirándose en las recientes experiencias latinoamericanas, pero también en la formidable iniciativa de los ciudadanos islandeses.
Consideramos indispensable la creación de instancias de colaboración y cooperación entre aquellos espacios organizativos (políticos, sindicales y sociales) que están señalando de forma clara la necesidad y el deseo de un Nuevo Proceso Constituyente para un nuevo proyecto de país, diseñando juntos una nueva y real democracia. Hacemos un llamamiento a las millones de personas que en nuestro país luchan por una vida digna para todos a que avancemos juntos en la construcción de una constitución de lo común a través de asambleas constituyentes en las que la ciudadanía decida su futuro de forma radicalmente democrática. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de superar, con alegría y organización, este régimen corrupto y antidemocrático y abrir un tiempo nuevo de justicia e igualdad. Vamos a ello.

MARGARITAS A PUERCOS



                                        23 AÑOS  ANTES QUE OWELL ESCRIBIERA REBELIÓN EN LA GRAJA
                                                                             MARGARITA A PUERCOS

                      Los señores puercos no podían más. Aquello era no vivir. Todos los habi­tantes del cortijo la habían tomado con ellos desde que una orden del rey prohibió que no se les sacrificase durante algunos años, á fin de que el stock nacional de tan substanciosos ani­males alcanzase la cifra que daba derecho pre­ferente de exportación, para por tal causa as­pirar al protectorado en las regiones que pro­fesan el Islamismo, á las cuales varios Estados se habían impuesto la misión de civilizar, em­pezando por desarraigar de ollas las prácticas religiosas, una de cuyas máximas prohibida, como todos sabemos, comer puerco.
                  Desde aquel instante estos cachazudos ani­males, lejos de haber realizado su aspiración en punto a longevidad, se vieron perturbados en su plácido existir de un modo intransigente y, por último, violento.
                  Todos, absolutamente todos los bichos de dos y cuatro patas que constituían la colonia cortijera sentíase molestos y ofendidos por el caso insólito que daba derecho á una vida lar­ga á aquellos holgazanes que, tras no servir para nada, consumiendo, en cambio, como unos glotones empedernidos, se pasaban la vida co­metiendo tropelías, autorizados por su impuni­dad y refocilándose con todo cuanto apete­cían, sin respetar derecho ni conciencia. A tanto llegaron los abusos, que no se limi­taron cuantos les odiaban por ellos á mirarles de reojo y á zaherirles irónicos, según ocurrió al principio de su encumbramiento, sino que se convocó una reunión nocturna para tomar el acuerdo que la dignidad de los explotados exi­gía.
                  Hasta las aves se sumaron á la asamblea, a pesar de que las gallinas, pavas y palomas son de suyo pacíficas y displicentes. Eso de que ellas pusieran diariamente  y con toda formalidad, los huevos que les daban de­recho á su manutención, mientras los señores puercos, sin trabajar, se relamiesen, tirados á la bartola un día y otro, no podía consentirse.
                 Había que tomar una determinación para concluir con aquel estado de cosas.
                   El que no trabaja no tiene derecho a  la vida, dijo el gallo lanzando su quiquiriquí de tenor, que hizo santiguarse á la moza que ali­ñaba la olla para los segadores.
                   Por allí se cree, supersticiosamente, que cuando el gallo canta de noche antes de las doce anuncia al­gún acontecimiento en que el diablo anda me­tido.
                    Lo mejor será sindicarnos, dijo un pavo inteligente y reflexivo que sabía de letra desde que cierto día se engulló, entre los granos de maíz, unos trocitos de papel impreso que se habían adherido, a fuerza de humedad, en la bodega de un barco, a las  gramíneas im­portadas de lejanas tierras, a despecho de las murallas de papel, con tarifas arancelarias, que se les habían echado encima para impedirles el paso.
                   ¡Claro es! Con tanto papel a cuestas llegaron los piensos a aquel  cortijo abarrotados de erudi­ción, que de tal modo penetró en las semillas vírgenes de cultura, cabezas de gallináceas y bestias de labor.
                     Lo mejor será que vosotros os pongáis al frente de este movimiento defensivo de cuántos somos explotados, dijeron los machos ca­bríos. Organizados y dispuestos a todo, acabare­mos con estas desigualdades irritantes.
                     Dicho y hecho. Aquellos simpáticos y valien­tes trabajadores acordaron no darse punto de reposo hasta exterminar a la clase ociosa, de­tentadora del bienestar público y privado.
                     Empezó el asedio por la destrucción de las cubetas y dornajos, este nombre se da en An­dalucía á los lebrillos de madera que sirven para condumio caldoso. Así no podrían saborear aquellos sinvergüenzas de puercos sus platos favoritos.
                   Qué se fastidien!, dijo una paloma que no podía ver aquellos comistrajos nadando en grasa y agua. Siquiera cuando les daban cas­tañas, bellotas ó cosa parecida ella podía pico­tear y sisarles algo a aquellos horrorosos gan­dules  y eso entraba de lleno en la doctrina “comunista”.
                       El desastre fue perpetrado con el Comité re­volucionario al frente. No quedó en la cochi­quera títere con cabeza. Al estropicio acudió el cortijero, que no po­día explicarse aquel desafuero sino es creyéndole que á todos los animales se les había declarado rabia fulminante.
                       Embistiendo como locos, después de las trom­padas á los adminículos destinados á la pitan­za de sus odiados explotadores, saltaron sobre ellos y a este quiero, á este no quiero, cornada va y cabezada viene, los pusieron en vergonzosa huida, haciéndoles el miedo saltar las tapias del corral y salir de estampía por aquellas ve­redas serranas, nunca hasta entonces holladas por los cuadrúpedos holgazanes, causa del ca­tastrófico acontecimiento.
                      El cortijero, no sabiendo a quién acudir, pi­dió consejo á su mujer y ésta, a la moza, que, recordando los quiquiriquí lanzados por el ga­llo a  horas de mal agüero, dígales que aquello no era natural y así lo mejor sería avisar lo ocurrido al amo.
                      El propio cortijero aparejó su burra y mar­chó al pueblo en demanda de una resolución adecuada al caso. Entretanto las dos mujeres procurarían ave­riguar el origen de aquel trastorno.
                      Aquí no pone nadie, oyeron decir al gallo, dirigiéndose á las gallinas, ocas, pavas y palo­mas. Mientras exista en el cortijo un solo animal que no produzca, nadie ha de producir. Igual­dad, libertad, fraternidad. Esta es nuestra di­visa.
                       Boicoteados los dueños de este cortijo, ó sea sin productos, que nosotros no les fabrica­remos, comprenderán nuestras aspiraciones y si no nos dan oídos, peor para ellos.
                       Se acabaron los huevos; se acabó la leche, dijo un macho y en cuanto á esos mostren­cos de cortijeros, no hay sino es darles un sus­to parecido al de sus protegidos y saldrán de espetaperros como ellos.
                    ¿Susto?... Es eso de asustar á las au­toridades con mando es muy peligroso, dijo un mulo que se las daba de filosofo.
                     ¡Qué va! Nada de eso. Las autoridades han venido muy á menos desde que el amo, por eco­nomías, suprimió los cartuchos y por consi­guiente, el uso de escopeta al cortijero.
                     Bueno; pues por nosotros que no quede. ¿A quién hay que matar de un susto ahora?
                        A todos esos protectores de la vil ralea que nos esquilma, dijo una linda gallina muy versada en echar discursos, pues recién llegada de su país, en donde la cultura feme­nina culmina en el ápice, quería demostrar su aptitud de parlamentaria.
                        Eso está muy bien. Que no coman tam­poco dijeron á una todos los gansos, ya que sólo sirven para amparar estas irritantes injus­ticias que comete la clase ociosa. Si no hubiera quien cuidase la cochiquera y les diera de co­mer á esos puercos mal nacidos, que son los que lo  transforman  todo, no se creerían ellos con más derecho disfrutar de la vida.
                        Entremos en la cocina y echemos a  rodar las cacerolas y pucheros para que la cena se vierta por el suelo, apuntó un mastín harto de no probar en su vida más que torta, único ali­mento de los pastores.
                    ¡Bravo!, ladró toda la jauría, ¡Abajo las subsistencias!
                       Ya era hora de que alguien dijera algo ra­zonable y práctico, baló una prudente ovejita.
                        Y que lo digas, gorjeó el canario dentro de su jaula; á mí no me ponen más que al­piste, porque dice el ama que hasta la escarola está por las nubes...Cállate tú, vil esclavo, que aún cantas para distraer á los que te aprisionan, saltó la gallina de marras, acreditando de nuevo sus do­tes parlamentarias.
                       Que no hablen las féminas, dijo una co­dorniz macho. Nosotros hemos de hacer una labor apolítica  y por lo tanto, sobra el sexo de los charlatanes por excelencia.Acción en destrucción única, dijo un macho cabrío barbudo y montaraz.
                         Actuemos, se ha dicho. Y decididos, irrumpieron en la cocina, des­pensa y cámara, arremetiendo con todos los co­mestibles y bebestibles, ropas y enseres, dejan­do unos y otros, así como a la cortijera y a la moza, hechos un desastre.
                     Volver el cortijero y encerrar á los revolto­sos, ayudado de unos civiles que por allí pa­saron “casualmente”, fue todo uno.
                      Para conseguir meterlos en cintura, entre ga­rrotazo y pedrada, se les prometió formular una petición al rey para que viese la manera de ni­velar, en lo posible, las normas de la vida en­tre ociosos y productores.
                      El cortijero, bufando dé rabia, maldita la gana que tenía de convencerles con razonamien­tos  y si no hubiera sido porque el amo quedó en mandarle un aperador de pelo en pecho, allí hace una de pópulo bárbaro, acabando con las cabezas de motín.
                      Después que encerró á los sublevados huel­guistas fue recogiendo á los señores puercos, que, flojos de lo  suyo,  para pasar trabajos, anda­ban rondando por allí cerca,  con ocasión  metedles de nuevo donde tan regalada existencia gozaban.
                       Al curarlos las heridas y contusiones sufridas vio que faltaban algunos, y entre gruñidos le dijeron que el atentado alevoso había costado la vida á varios de sus compañeros.
                      ¡Adiós!, dijo el cortijero ¡Muertos algu­nos puercos! ¡Ahora me ahorcan por desobe­diencia á la orden del rey!
                     ¡Qué disparates dices!, le dijo su mujer ¿Pero te crees tú que el rey toma en serio á estos animales? Eso de mandar puercos al moro lo lía,  dispuesto para no hacer un mal papel con las otras naciones; pero el rey lo que que­rrá será acabar con los puercos y con los moros. ¡Aquí lo que hace falta es un hombre que sepa mandar!, gruñeron los puercos, temerosos de nuevos desmanes v temblando por su vida.
                        El que está para llegar vale por media do­cena, dijo el cortijero, que á falta de comida quo no podía darles, porque los huelguistas ni la huerta habían respetado, no dejando con su sabotaje ni una triste berza para un remedio, les quería alimentar la ilusión, ya que no las tripas: nada, con la esperanza de que serían venga­dos y resarcidos con creces de tantas humilla­ciones y pesadumbres.
                       Al día siguiente llegó el aperador, que, aun­que no había ejercido semejante cargo en su vida, tenía la mejor voluntad para imponer la suya y gran energía en el desempeño de cuan­to le confiaban.
                     ¡A ver! Ante todo, que se atienda á esos se­ñores puercos. Hay que evitar que les ocurra algo que ponga en peligro su vida. Con la mía respondo de la suya.
                     Pues mire, señor aperador, que puede que al fin le cueste, porque los revoltosos están aso­ciados y según oyeron mi mujer y la moza  y según se explicaron, no se conformaban sólo con destruir á los puercos, sino que dispusieron además acabar con cuantos los ayudáramos y defendiésemos.
                      No importa; he dado mi palabra y sabré cumplirla. El rey y el amo quedarán bien. Los primeros que nos ayudarán y defenderán en nuestra gestión serán los puercos.
                     Yo que usted no me fiaría de ellos, que son capaces hasta de unirse á los sublevados con tal de fastidiar á la nación, al rey y á usted si no les dejan ustedes campar por sus respetos, porque desde que les hacen caso en la Corte y se ocupan de ellos y se les cuenta y se les mima, están recrecidos y ya no se contentan con nada y todo se les hace poco  y más de uno de la piara se tiene la culpa de la ocurrencia que motiva su nombramiento, señor aperador, porque no se conformaban con estarse tranqui­los en su sitio, sino se metían por todo el cor­tijo, lo mismo que en el tinado y en la cuadra, haciendo de las suyas, con lo cual han conse­guido hartar á todo bicho viviente.
                      Si consiste en eso, pronto se remediará con tenerlos á cada uno en su sitio, por separado. Como, según veo, han destrozado los revolucio­narios la cochiquera y los bardales del tinado y de la cabreriza, mientras se van remediando todos esos desaguisados, vete metiendo en el jardín á los puercos, ya que es lo único que por no tener su recinto ninguna cosa de prove­cho alimenticio, ha quedado sin merma ni que­branto. Como, según veo, las tapias son bastan­te altas, en este sitio estarán seguros y á salvo de nuevos atentados de los revoltosos.
                     ¡En el jardín, no, señor aperador! saltó la cortijera. Si les metemos en tal sitio acaba­rán con los viveros de flores, que estos anima­les son muy animales  y con tal de hacer daño no reparan en nada.
                     Si no les ponemos en sitio á cubierto ¡donde!,  no podremos sacar de su encierro á los revoltosos, porque de la primera embestida van á concluir con los" puercos que nos quedan. Va­yan al jardín, que, después de todo, al rey no le tenemos que guardar flores, sino marranos.
Dicho y hecho; al ver abrirse ante ellos lo único que hasta entonces no habían podido ho­zar con sus patas y hocicos, irrumpieron en el soleado espacio, reservado para las más lindas flores que en aquel terrenal paraíso llamado Andalucía se dan, perfumando, alegres y loza­nas, el alma y los sentidos de cuantos las con­templan.
                      Hambrientos según iban se lanzaron como fie­ras sobre los almácigos de claveles, sobre los plantíos de rosas, sobre los lindos arriates de hierbabuena, de alhelíes y de verbena. En un momento quedaron arrasados como por ciclón o plaga de langosta. Las azucenas, heliotropos, nardos y jazmines cayeron en las fauces ansio­sas de las insaciables bestias, como si por una maldición celestial hubiesen sido sentenciados á la destrucción inmunda de sus encantos por aquellos que menos merecían aprovecharse de ellos.
                        Entre tanto el bueno del aperador, acompa­ñado del cortijero, pasó al apartado, donde en­cerrados estaban los bolcheviques animales, ene­migos del orden y la paz cortijera.
                         Al que salga corriendo, tiro limpio, dijo el cortijero al aperador, porque hay qué evi­tar la escapatoria de ninguno, que quizá quie­ran irse por los cortijos de alrededor  a pedir ayuda entre otros revolucionarios como ellos.
                       ¡Hombre! Tanto como matarlos, no, no sea caso de que luego el amo se incomode, si le fal­ta, por nuestra determinación, alguna cabeza de ganado.
                        No tenga reparo en ello, señor aperador, que cuando yo le conté el trastorno que habían armado, me dijo, según la rabia que le dio de oírlo, que acabara con todos si volvían á dar quehacer.
                       Bueno; pues si es así, arreando se ha dicho.
                        En efecto: no bien se abrió el portalón de la corralada en donde se tenían prisioneros a los revoltosos, cuando salieron por pies los más audaces, que á pocos pasos de allí cayeron mal heridos por las certeras perdigonadas, detenien­do, con tan contundente procedimiento, la in­tención de fuga de los que pensaban imitarles.
                         Detenidos quedaron al ver la fiereza de la re­presión y dispuestos á parlamentar con sus dic­tatoriales adversarios.
                          Igualdad, libertad, fraternidad, cantó vi­goroso, con un quiquiriquí en si bemol sobre­agudo el gallo pendenciero que siempre lleva­ba la voz cantante en todas las asambleas cons­piradoras.
                         Ya te daré yo igualdad, con unos granos de arroz, en la sabrosa paella quo nos vamos á almorzar á tu salud, dijo el cortijero, añadiendo para explicar su sentencia al aperador: Este es el que más discur­sos echaba  y calentó con ellos los cascos de la pandilla y después que no sirve más que para chillar y correar tras las gallinas, siempre anda diciendo que los trabajadores  tienen que acabar con cuantos no produzcan.
                         Pues ya se le acabaron los discursos; retuércele el pescuezo  y al arroz con él y con sus propagandas. Agachemos las orejas, dijo el mulo filósofo. ¿Veis cómo tenía yo razón? Las autoridades con mando...
                        Con escopeta dirás, so animal, respondió un perdiguero favo­rito del amo, que sólo por solidaridad y por miedo á una coz., si se negaba á asociarse con ellos, había entrado en la confabulación ácrata.
                        Nos sometemos con tal que nos perdonéis lo sucedido y nos pongáis en donde esos ruines de puercos no nos hagan objeto de una venganza cruel.
                    Todos perdonados, menos el gallo. Ese va a la cazuela, por bue­nas o por malas.
                      ¡Cuece tranquilo, que serás vengado!, dijo suspirando una de las veintitantas gallinas de su harén, discípula aprovechada de la parlamentaria; pondremos los huevos completamente "in-ajro-distacos.
                      Cada uno á su obligación  y que no se os olvide, ¿eh? A los cer­dos se les respeta porque yo lo mando  y no trabajan y engordan y no se hace matanza de ellos por­que el amo lo manda  y al primero que tuerza el gesto ó murmure se lo quita de en medio y pax ehristi, y vamos á la mesa, que ya nos he­mos ganado bien las gracias de real orden.
                       Yo no las tengo todas conmigo,  señor aperador, que  conozco de sobra á los puercos  y á esos avechuchos revolucionarios y al amo  y no digo al rey porque nunca le he visto pero me figuro que esto no va á quedar así como así.
                         No te entiendo... Ni tú tampoco, me pa­rece. ¿Pues qué más hemos podido hacer en menos tiempo?
                        Ya verá, ya verá, en cuando el amo aso­me por aquí, cada uno le contará las cosas á su manera y vaya usted á saber á quién vendrá á darle la razón, que, al fin y al cabo, a nos­otros nos puede substituir con otros y no le importa el quedar bien ó mal si con quitarnos el mando ve que se le amansan sus rebaños  y sus mulos y sus perros de guarda y sobre todo, sus amados gorrinos, a quienes cuida más que a las alas de su corazón.
                      Hombre: esos serán los que sacarán la cara por nosotros, porque el escarmiento que hemos hecho con sus perseguidores bien merece su agradecimiento y aunque marranos, no serán tan marranos como tú supones.
                        De los puercos no espere gran cosa  y créeme a mí que por defenderlos á ellos y á la ley de exportación cordera nosotros vamos á que­dar mal con unos y con otros.
                         Pues mira: por sí ó por no, yo me marcho ahora mismo á ver al amo, que no tengo genio para que me hagan cosquillas las desazones pre­suntas. Le devuelvo el nombramiento con que me ha favorecido y de insistir en que yo siga desempeñando este puesto, ha de ser dejándo­me á mí manejar este cotarro á mis anchas y bajo mi responsabilidad.
                        Pues mire, señor aperador, que me parece que no se tiene que molestar en ir á buscarle. Por aquel altozano veo venir, como hacia aquí, un bulto que si hacia aquí viene, no puede ser más que al­guno de pueblo con recado del amo, si no es que es el amo mismo en persona.
                       Mejor; así voy á salir de las dudas que tú me has sugerido. Delante de mí se explicarán todos los intere­sados y á ver en qué quedamos. ¿Cuántos cerdos han matado los revoltosos? preguntó el amo apenas echó pie á tierra. Unos cuantos y otros perniquebra­dos y contusos; pero ya están en lugar seguro. Los he metido en el jardín... ¡Qué disparate!  ¿Y las flores? No había otro sitio en condiciones de seguridad..., y yo creí...Usted no tiene que creer nada, sino adivinarme.
                     ¿Y los revoltosos?  Sometidos y  más suaves que una seda, con el escarmiento. ¿Escarmiento? ¡Claro! Me  dijo  usted,  señor amo, que... duro  con  ellos y... pues... si no disparamos nos arro­llan y se escapan todos. ¿A tiros con mis ganados? ¿A tiros con mis  animales? ¡Esto es una ignominia,   una barbaridad!...Usted me lo dijo, señor amo siguió arguyendo el cortijero.
                       Calla, insolente y quítate de mi vista. ¿Lo ve usted, señor aperador? Mismamente y tal y conforme yo le advertí, que así paga el diablo á quien bien le sirve y si aún tiene alguna confianza con el agradeci­miento de los que ha defendido usted, ó sea de los puercos, no hay sino soltarles y ya verá los miramientos que le guardan.
                    La piara entera, que el porquero había ido á buscar para mostrársela al amo, con las bajas acaecidas, vino hacia ellos como una tromba, derribando, en su atroz embestida, lo mismo á los servidores que al amo.
                    Los cerdos no reconocen categorías sociales, ni entienden de gratitud. Es en lo único que se parecen a los hombres.
Regina Lamo de O´Neill
Publicado por la revista La Esfera en 1923