El ex coordinador general de IU no teme que Podemos acabe
fagocitando a IU y dice que más que una alianza entre ambas formaciones
es partidario de un frente mucho mayor.
El que fuera alcalde de Córdoba, diputado y coordinador general de
Izquierda Unida señala sobre el desafío independentista que “éstos no
quieren irse de España, sino el estatus de Estado Libre Asociado, pero
no son capaces de decirlo”.
En cuanto al PP y al PSOE afirma que ambas formaciones “están en la misma orilla y que aunque no son iguales, están haciendo lo mismo, la misma política”.
Además, subraya que “detrás de las grandes fortunas está el robo, a mano armada o de guante blanco” y que lo mismo que hay un salario mínimo, tiene que haber un salario máximo.
-¿Cómo ve a IU?
-Al final de un proceso de muchas crisis, que duran años, porque en el seno de IU, casi desde su propia creación había dos corrientes. Una es la que configuró IU y anteriormente Convocatoria, que hablaba de un proceso de participación, que buscara alianzas con las clases medias. Y otra idea en IU, que está en su propio origen, es que no ha visto nada más que como posible aliado al PSOE. Ambas corrientes estuvieron pensándose y luchando en mi época, continuaron después y eso, en cierta medida, ha lastrado el desarrollo de un proyecto que a mí me sigue siendo interesante. Supongo que ya se saldrá de esa problemática.
-¿Qué es lo que quiere ‘Frente Cívico’?
-Tiene una vocación de unidad y para evitar resquemores y sospechas no hablamos de ir a elecciones. Donde haga falta alguien que ayude, que la gente se une en torno a programas para ir construyendo un contrapoder, allí estará alguien de Frente Cívico. Abogamos por subir el salario mínimo, equiparar la pensión mínima a éste y del control de los canales de comercialización. Un largo etcétera de medidas que son elementales y tienen soporte constitucional. Lo que ocurre es que el poder en estos momentos es incapaz de cumplir la Constitución.
-¿Qué diferencias hay entre IU y Podemos?
-Podemos es un movimiento que ha surgido nuevo. Por tanto, no tiene la solera que tiene IU. Es decir, la experiencia, la estructura organizativa… También tiene IU una historia de lucha, de programas, de propuestas, pero Podemos ha tenido la gran sabiduría de conectar con la opinión pública, de la calle. Sobre todo con amplísimos sectores de las capas medias, a los cuales el discurso derecha e izquierda, en este momento, no le dice nada, pero sí le dice algo que habla de acabar con la corrupción, con la casta, con el poder económico y su manifestación, el bipartito. Ese lenguaje fresco ha sabido conectar con la gente, que lo estaba necesitando.
-¿Qué ideas de la nueva formación no le gustan?
-Creo que como está, está bien, igual que IU. ¿Qué habría que corregir? En la última asamblea se han dado cuenta de que hace falta una estructura organizativa, nervio. Nervio como capacidad de organización dirigir, de vertebrar, que la gente participe en los debates, pero de manera ordenada. Lo han detectado y están en esa fase.
-¿Es partidario de una alianza entre ambas formaciones?
-Soy partidario de un frente mucho mayor. Del frente que formaría la inmensa mayoría. En marzo de este año, en Córdoba, el Frente Cívico convocó a Equo, a Podemos, a IU, a Stop Desahucios. Hicimos unas jornadas y nos sentamos todos juntos… Para empezar, esa primera visión sigue siendo fundamental. Todos éstos que acabo de citar. Además, otro tipo de colectivos que crean que es conveniente unir a la mayoría del pueblo español en un programa de mínimos, más que una alianza de izquierdas. Es una alianza de la mayoría. Todos estos que he citado son elementos básicos de una alianza posible. No sé si probable.
-¿Teme que la formación de Pablo Iglesias acabe fagocitando a IU?
-No sé por qué. Quien nos lleve o quienes nos lleven a ese nuevo modelo me da igual. Hace mucho tiempo que tengo claro que las fuerzas políticas y sindicales son instrumentos para cambiar la realidad. Para mí, no es una cuestión de siglas. Soy de IU, miembro del PC, pero veo a todos los demás que acabo de citar como compañeros. Por tanto, no podría verlos nunca como enemigos.
-¿No le importaría, entonces, ver a Iglesias encabezando esa coalición?
-No me importaría que encabece una coalición aquel que haya conseguido el consenso en la base. Aquel que haya sido capaz de concitar los apoyos. Me da igual que sea Iglesias, como si es otra cosa. Como si es Alberto Garzón o cualquier otra persona. Si ha sabido concitar el apoyo de la inmensa mayoría, para mí es más que suficiente.
-Cambiando de asunto, ¿qué opina del escándalo de las tarjetas de Bankia? También ha salpicado a personas de IU…
-Me llevé un disgusto, aunque era de esperar que esto pudiera ser porque está surgiendo toda la podredumbre que se fue gestando en la Transición. Estamos ante un país que está transido de corrupción. Forma una segunda naturaleza de nuestra esencia. Éste caso de las tarjetas, que hay que sancionar y limpiar, está haciendo olvidar una cosa. Estos señores, con las tarjetas, trincaron un dinero, pero nadie recuerda ya que todos los españoles hemos puesto 24.000 millones de euros para sanear Bankia. Los señores Rato y los que han sido miembros de IU, que tienen que ser sancionados, que lo sean, pero no olvidemos tampoco a aquellos que están quitándole dinero al pueblo español y dándoselo a la banca privada. La sanean y después la privatizan.
-Ha dicho que lo mismo que hay un salario mínimo, tiene que haber un salario máximo y que detrás de un multimillonario, siempre está el robo…
-Detrás de las grandes fortunas está el robo, a mano armada o de guante blanco. A lo mejor la persona que tiene una gran fortuna ahora no ha robado. La ha recibido en herencia, pero detrás de las grandes fortunas está el expolio a los demás. Siempre, sin ninguna excepción. Hay que cerrar el abanico salarial. Estas diferencias abismales repugnan. Da náuseas contemplar cómo nos encontramos a alguien que tiene 400 euros y un señor que se permite ganar tres millones al año. Es indecente. En un país en el que yo gobernase, eso no podría ser. Sería suprimido.
-Por cierto, ¿qué le parece el escándalo Pujol?
-Para mí no es nuevo. Hace 20 años dije lo que ha aparecido ahora. Dije, por ejemplo, que cuando Pujol se sentía atacado, se envolvía en la bandera catalana. En el año 94 estaban Casinos de Cataluña, Planas de Mont, Prenafeta, lo del Correo de Barcelona y la Banca Catalana, donde laJusticia española no ejerció como tal. Se vendió a los poderes económicos. Mis fuentes de información salían de los corrillos en el Congreso de los Diputados. Los diputados del PSOE y otros nos contaban todas estas cosas de Cataluña y yo las dije. Me pusieron verde desde el secretario general de los socialistas de Cataluña, el propio Pujol, Felipe González, Iniciativa per Catalunya, gente de IU… Sin embargo, ellos sabían perfectamente que era verdad. ¿Qué ocurre? Que ésta es una sociedad hipócrita.
-¿Qué cree que pasará el 9-N y cómo actuaría usted ante el problema catalán?
-Humo, paja, nada. Desde hace mucho tiempo vengo hablando del Estado federal y del derecho de libre determinación, del que quiero puntualizar que está reconocido por el reino de España. Es un hecho incuestionable. El 27 de julio de 1977, Adolfo Suárez, en nombre del Reino de España, firmó los pactos de las Naciones Unidas, en cuyo artículo 1 se reconoce el derecho de libre determinación de los pueblos. Dice que se reconoce el derecho de libre determinación incluso para los territorios en régimen de administración colonial o fideicomiso. La partícula incluso significa además. Eso es un problema. Un problema que la Transición intentó solucionar y dijo que en España hay nacionalidades y regiones. Pero no dijo quiénes eran. Y nacionalidad es lo mismo que nación. Ahora bien, los pueblos tienen derecho a hablar, pero estamos también formando parte de un Estado donde tienen que opinar los demás. Hace falta establecer una negociación. Ellos no quieren irse de España. Quieren el estatus de Estado Libre Asociado, pero no son capaces de decirlo.
-¿Qué piensa de Artur Mas?
-Es como el que en una mesa de póker echa un farol. Hay riesgo de que se lo acepten, que se lo tenían que haber aceptado hace tiempo porque lo que ha tenido en frente, el señor Rajoy, es un poco Don Tancredo.
-¿Cómo califica la actuación del Ejecutivo central en este asunto?
-De esperar a que todo se pudra. Es una práctica de Rajoy, que es gallego. Gallego en el mejor de los sentidos. Aunque fracase el plan de Mas, una parte importantísima de la población catalana ha sido enfadada, cabreada, y eso no se va de la noche a la mañana. Está ahí latiendo, esperando un momento oportuno para saltar. Rajoy ha hecho más nacionalistas que Artur Mas.
-¿Y de Pedro Sánchez qué opina?
-Estoy esperando que opine qué es el Estado, qué piensa de las diputaciones, de la UE actual…. Que por lo menos vea uno que tiene una visión global.
-¿Le recuerda a Zapatero?
-Zapatero es un producto único e irrepetible. Zapatero es una rara flor, como la canción ‘Edelweiss’, de ‘Sonrisas y Lágrimas’.
-¿Y qué le parece el presidente del Gobierno?
-Es un poco Don Tancredo. El problema es que los españoles todavía quieren creer que votando a una sola persona y dejándola después solita frente a los poderes económicos, se va solucionar el problema. Todavía piensan que hay que votar a un hombre o una mujer que nos de la solución. Se equivocan.
-¿Ve a PP y PSOE parecidos?
-Están en la misma orilla. No son iguales, pero sí están haciendo lo mismo. Hacen la misma política. Al cien por cien no, pero a un 98 por ciento, sí.
-A su juicio, ¿qué necesita España para reflotar?
-Un paso por la realidad y por la catarsis. Somos un país que está empezando a agitarse, pero son esas minorías que no se cansan, que están en manifestaciones. Una minoría de chalados, con todo el cariño, está luchando, mientras que una inmensa mayoría está viendo la Champions League y diciendo ‘que me lo arreglen’. Debe saber este pueblo nuestro que hasta que no decidan echarse a la calle en torno a un proyecto, no hay solución. Los chalados, a los cuales yo pertenezco, seguiremos luchando.
En cuanto al PP y al PSOE afirma que ambas formaciones “están en la misma orilla y que aunque no son iguales, están haciendo lo mismo, la misma política”.
Además, subraya que “detrás de las grandes fortunas está el robo, a mano armada o de guante blanco” y que lo mismo que hay un salario mínimo, tiene que haber un salario máximo.
-¿Cómo ve a IU?
-Al final de un proceso de muchas crisis, que duran años, porque en el seno de IU, casi desde su propia creación había dos corrientes. Una es la que configuró IU y anteriormente Convocatoria, que hablaba de un proceso de participación, que buscara alianzas con las clases medias. Y otra idea en IU, que está en su propio origen, es que no ha visto nada más que como posible aliado al PSOE. Ambas corrientes estuvieron pensándose y luchando en mi época, continuaron después y eso, en cierta medida, ha lastrado el desarrollo de un proyecto que a mí me sigue siendo interesante. Supongo que ya se saldrá de esa problemática.
-¿Qué es lo que quiere ‘Frente Cívico’?
-Tiene una vocación de unidad y para evitar resquemores y sospechas no hablamos de ir a elecciones. Donde haga falta alguien que ayude, que la gente se une en torno a programas para ir construyendo un contrapoder, allí estará alguien de Frente Cívico. Abogamos por subir el salario mínimo, equiparar la pensión mínima a éste y del control de los canales de comercialización. Un largo etcétera de medidas que son elementales y tienen soporte constitucional. Lo que ocurre es que el poder en estos momentos es incapaz de cumplir la Constitución.
-¿Qué diferencias hay entre IU y Podemos?
-Podemos es un movimiento que ha surgido nuevo. Por tanto, no tiene la solera que tiene IU. Es decir, la experiencia, la estructura organizativa… También tiene IU una historia de lucha, de programas, de propuestas, pero Podemos ha tenido la gran sabiduría de conectar con la opinión pública, de la calle. Sobre todo con amplísimos sectores de las capas medias, a los cuales el discurso derecha e izquierda, en este momento, no le dice nada, pero sí le dice algo que habla de acabar con la corrupción, con la casta, con el poder económico y su manifestación, el bipartito. Ese lenguaje fresco ha sabido conectar con la gente, que lo estaba necesitando.
-¿Qué ideas de la nueva formación no le gustan?
-Creo que como está, está bien, igual que IU. ¿Qué habría que corregir? En la última asamblea se han dado cuenta de que hace falta una estructura organizativa, nervio. Nervio como capacidad de organización dirigir, de vertebrar, que la gente participe en los debates, pero de manera ordenada. Lo han detectado y están en esa fase.
-¿Es partidario de una alianza entre ambas formaciones?
-Soy partidario de un frente mucho mayor. Del frente que formaría la inmensa mayoría. En marzo de este año, en Córdoba, el Frente Cívico convocó a Equo, a Podemos, a IU, a Stop Desahucios. Hicimos unas jornadas y nos sentamos todos juntos… Para empezar, esa primera visión sigue siendo fundamental. Todos éstos que acabo de citar. Además, otro tipo de colectivos que crean que es conveniente unir a la mayoría del pueblo español en un programa de mínimos, más que una alianza de izquierdas. Es una alianza de la mayoría. Todos estos que he citado son elementos básicos de una alianza posible. No sé si probable.
-¿Teme que la formación de Pablo Iglesias acabe fagocitando a IU?
-No sé por qué. Quien nos lleve o quienes nos lleven a ese nuevo modelo me da igual. Hace mucho tiempo que tengo claro que las fuerzas políticas y sindicales son instrumentos para cambiar la realidad. Para mí, no es una cuestión de siglas. Soy de IU, miembro del PC, pero veo a todos los demás que acabo de citar como compañeros. Por tanto, no podría verlos nunca como enemigos.
-¿No le importaría, entonces, ver a Iglesias encabezando esa coalición?
-No me importaría que encabece una coalición aquel que haya conseguido el consenso en la base. Aquel que haya sido capaz de concitar los apoyos. Me da igual que sea Iglesias, como si es otra cosa. Como si es Alberto Garzón o cualquier otra persona. Si ha sabido concitar el apoyo de la inmensa mayoría, para mí es más que suficiente.
-Cambiando de asunto, ¿qué opina del escándalo de las tarjetas de Bankia? También ha salpicado a personas de IU…
-Me llevé un disgusto, aunque era de esperar que esto pudiera ser porque está surgiendo toda la podredumbre que se fue gestando en la Transición. Estamos ante un país que está transido de corrupción. Forma una segunda naturaleza de nuestra esencia. Éste caso de las tarjetas, que hay que sancionar y limpiar, está haciendo olvidar una cosa. Estos señores, con las tarjetas, trincaron un dinero, pero nadie recuerda ya que todos los españoles hemos puesto 24.000 millones de euros para sanear Bankia. Los señores Rato y los que han sido miembros de IU, que tienen que ser sancionados, que lo sean, pero no olvidemos tampoco a aquellos que están quitándole dinero al pueblo español y dándoselo a la banca privada. La sanean y después la privatizan.
-Ha dicho que lo mismo que hay un salario mínimo, tiene que haber un salario máximo y que detrás de un multimillonario, siempre está el robo…
-Detrás de las grandes fortunas está el robo, a mano armada o de guante blanco. A lo mejor la persona que tiene una gran fortuna ahora no ha robado. La ha recibido en herencia, pero detrás de las grandes fortunas está el expolio a los demás. Siempre, sin ninguna excepción. Hay que cerrar el abanico salarial. Estas diferencias abismales repugnan. Da náuseas contemplar cómo nos encontramos a alguien que tiene 400 euros y un señor que se permite ganar tres millones al año. Es indecente. En un país en el que yo gobernase, eso no podría ser. Sería suprimido.
-Por cierto, ¿qué le parece el escándalo Pujol?
-Para mí no es nuevo. Hace 20 años dije lo que ha aparecido ahora. Dije, por ejemplo, que cuando Pujol se sentía atacado, se envolvía en la bandera catalana. En el año 94 estaban Casinos de Cataluña, Planas de Mont, Prenafeta, lo del Correo de Barcelona y la Banca Catalana, donde laJusticia española no ejerció como tal. Se vendió a los poderes económicos. Mis fuentes de información salían de los corrillos en el Congreso de los Diputados. Los diputados del PSOE y otros nos contaban todas estas cosas de Cataluña y yo las dije. Me pusieron verde desde el secretario general de los socialistas de Cataluña, el propio Pujol, Felipe González, Iniciativa per Catalunya, gente de IU… Sin embargo, ellos sabían perfectamente que era verdad. ¿Qué ocurre? Que ésta es una sociedad hipócrita.
-¿Qué cree que pasará el 9-N y cómo actuaría usted ante el problema catalán?
-Humo, paja, nada. Desde hace mucho tiempo vengo hablando del Estado federal y del derecho de libre determinación, del que quiero puntualizar que está reconocido por el reino de España. Es un hecho incuestionable. El 27 de julio de 1977, Adolfo Suárez, en nombre del Reino de España, firmó los pactos de las Naciones Unidas, en cuyo artículo 1 se reconoce el derecho de libre determinación de los pueblos. Dice que se reconoce el derecho de libre determinación incluso para los territorios en régimen de administración colonial o fideicomiso. La partícula incluso significa además. Eso es un problema. Un problema que la Transición intentó solucionar y dijo que en España hay nacionalidades y regiones. Pero no dijo quiénes eran. Y nacionalidad es lo mismo que nación. Ahora bien, los pueblos tienen derecho a hablar, pero estamos también formando parte de un Estado donde tienen que opinar los demás. Hace falta establecer una negociación. Ellos no quieren irse de España. Quieren el estatus de Estado Libre Asociado, pero no son capaces de decirlo.
-¿Qué piensa de Artur Mas?
-Es como el que en una mesa de póker echa un farol. Hay riesgo de que se lo acepten, que se lo tenían que haber aceptado hace tiempo porque lo que ha tenido en frente, el señor Rajoy, es un poco Don Tancredo.
-¿Cómo califica la actuación del Ejecutivo central en este asunto?
-De esperar a que todo se pudra. Es una práctica de Rajoy, que es gallego. Gallego en el mejor de los sentidos. Aunque fracase el plan de Mas, una parte importantísima de la población catalana ha sido enfadada, cabreada, y eso no se va de la noche a la mañana. Está ahí latiendo, esperando un momento oportuno para saltar. Rajoy ha hecho más nacionalistas que Artur Mas.
-¿Y de Pedro Sánchez qué opina?
-Estoy esperando que opine qué es el Estado, qué piensa de las diputaciones, de la UE actual…. Que por lo menos vea uno que tiene una visión global.
-¿Le recuerda a Zapatero?
-Zapatero es un producto único e irrepetible. Zapatero es una rara flor, como la canción ‘Edelweiss’, de ‘Sonrisas y Lágrimas’.
-¿Y qué le parece el presidente del Gobierno?
-Es un poco Don Tancredo. El problema es que los españoles todavía quieren creer que votando a una sola persona y dejándola después solita frente a los poderes económicos, se va solucionar el problema. Todavía piensan que hay que votar a un hombre o una mujer que nos de la solución. Se equivocan.
-¿Ve a PP y PSOE parecidos?
-Están en la misma orilla. No son iguales, pero sí están haciendo lo mismo. Hacen la misma política. Al cien por cien no, pero a un 98 por ciento, sí.
-A su juicio, ¿qué necesita España para reflotar?
-Un paso por la realidad y por la catarsis. Somos un país que está empezando a agitarse, pero son esas minorías que no se cansan, que están en manifestaciones. Una minoría de chalados, con todo el cariño, está luchando, mientras que una inmensa mayoría está viendo la Champions League y diciendo ‘que me lo arreglen’. Debe saber este pueblo nuestro que hasta que no decidan echarse a la calle en torno a un proyecto, no hay solución. Los chalados, a los cuales yo pertenezco, seguiremos luchando.