Manuel Ángel Menéndez
Cuarto Poder
Una alianza de más de 230 movimientos sociales -Attac entre ellos-
junto con los 33 partidos que componer el Partido de la Izquierda
Europea (PIE) están preparando una movilización sin precedentes en la
Europa comunitaria contra los tratados de libre comercio que la Comisión
Europea está negociando en secreto con Estados Unidos y Canadá. Esta
decisión se ha adoptado días después de que la Comisión rechazara categóricamente una propuesta para realizar una Iniciativa Europea Ciudadana
contra los acuerdos comerciales UE-Estados Unidos y UE-Canadá. Querían
recoger un millón de firmas para obligar a la Comisión Europea a que
revise su política comercial y a que se celebre una audiencia pública en
el Parlamento Europeo sobre la materia.
La decisión del órgano de gobierno de la Unión Europea, comunicada a
la alianza de movimientos europeos, autora de la propuesta, hace apenas
unos días, ha arrojado un jarro de agua fría sobre las expectativas de
más 230 movimientos sociales y de los 33 partidos que componen el
Partido de la Izquierda Europea para poder debatir con luz y taquígrafos
en el europarlamento unos acuerdos comerciales del calibre de los que
se negocian en secreto en Bruselas. Pero, como la respuesta negativa de
la Comisión era esperada, el movimiento asociativo europeo, que incluye a
diferentes organizaciones sindicales -en España, UGT y CCOO, por
ejemplo-, ha comenzado ya a preparar lo que podríamos calificar como una
‘rebelión’ en los países de la UE, cuyos términos están aún por
concretarse.
En todo caso, las redes sociales a nivel europeo van a entrar en
ebullición con este tema -en España, IU y Podemos ya han anunciado
guerra sin cuartel-, y ya se ha previsto iniciar todo tipo de actos
explicativos sobre el peligro que corren los derechos sociales y
laborales en la Europa comunitaria con los acuerdos que “los
neoliberales que dirigen la Comisión están a punto de culminar con
Estados Unidos y Canadá”, según han señalado a cuartopoder.es fuentes de Attac en España, una de las organizaciones más activas en contra de estos tratados, tal y como ya informó cuartopoder.es en su momento.
La decisión de la Comisión Europea de rechazar la Iniciativa Europea Ciudadana
(IEC) contra el TTIP (Acuerdo Trasatlántico de Libre Comercio e
Inversión, Transatlantic Trade and Investment Partnership) con Estados
Unidos y el CETA (Acuerdo Económico y Comercial Global, similar acuerdo
con Canadá) que se están negociando a puerta cerrada desde el verano de
2013 se adoptó hace apenas unos días, pero después, claro está, de que
el luxemburgués Jean-Claude Juncker fuera elegido
presidente de la Comisión con el apoyo de la derecha y de una buena
parte de la socialdemocracia europea -con la excepción de los
eurodiputados del PSOE, por orden de última hora de Pedro Sánchez-.
Es decir, que Juncker y su nueva Comisión proyectan seguir la senda marcada por la Alemania de Angela Merkel
en la política económica, y muy especialmente con respecto al TTIP y al
CETA, en los términos en los que este periódico informó en su día.
Uno de los objetivos del TTIP y del CETA es abolir los principales
obstáculos existentes para aumentar los beneficios empresariales. Por
eso, según denuncia a cuartopoder.es Maite Mola, vicepresidenta
del Partido de la Izquierda Europea (PIE, formado por 26 partidos
miembros y 7 observadores), si, como estaba previsto, el TTIP se firma
en 2015 “pondrá en peligro logros democráticos esenciales como normas,
reglamentos y estándares sobre la seguridad de los productos
alimentarios y de consumo, protección del medio ambiente, biotecnología y
gestión de productos químicos tóxicos, servicios financieros y
regulación bancaria, regulación soberana de los servicios, términos de
patentes farmacéuticas, derechos laborales y democráticos y muchas más
áreas de política pública”.
Además, el CETA y el TTIP también contendrán la llamada “solución de
controversias entre inversores y Estados” (ISDS) que otorga a las
empresas extranjeras el derecho a llevar a los tribunales privados de
corporaciones los casos que consideren que reducen el valor de sus
inversiones, desafiando directamente las políticas y acciones de los
gobiernos nacionales europeos. Un instrumento que anula el sistema
judicial en el área económica y privilegia los intereses de
corporaciones y mercados financieros, así como la globalización
neoliberal.
Por su parte, según recuerdan a cuartopoder.es fuentes de
Attac España, estos tratados proporcionarían un poder sin precedentes a
las empresas multinacionales y al capital financiero: “Los riesgos
serían la pérdida de más de un millón de empleos directos, mayores
recortes salariales, una ola de privatización de los servicios públicos y
la eliminación de normas ambientales así como un ataque a los derechos
de las y los trabajadores”.
STOP al TTIP: una campaña de movilizaciones sin precedentes
Frente a esos tratados que se negocian con el máximo secreto en
Bruselas -aunque borradores de los mismos se han conocido por
filtraciones desde algunas esferas de ciertos gobiernos-, la Iniciativa
Ciudadana Europea era una de las pocas posibilidades para que los
ciudadanos tuvieran el derecho formal de presentar peticiones sobre los
procesos de toma de decisiones de la UE. La Iniciativa Ciudadana Europea
debería recoger por lo menos un millón de firmas de siete o más Estados
de la UE para obligar a la Comisión a responder formalmente a su
solicitud y realizar una audiencia pública en el Parlamento Europeo.
Ante el temor de la apertura de un proceso de esas características
que diera al traste con lo que ahora se negocia en secreto, la Comisión
ha decidido rechazar la petición, con lo que ha abocado a las
asociaciones, sindicatos y partidos convocantes a preparar un calendario
de movilizaciones sin precedentes: “La decisión de la Comisión Europea
es escandalosa. Estos tratados comerciales ya se enfrentan a una
oposición sin precedentes por su secretismo y opacidad, pero ahora se
nos niega incluso el derecho de petición. Lo que muestra el carácter
antidemocrático de las instituciones de la UE que solo representan el
poder económico y financiero”, según acaba de denunciar la campaña “No al Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión“.
Pero esas mismas fuentes añaden: “La oposición y el poder popular no
temen al poder corporativo ni a las instituciones de la UE. Vamos a
luchar en contra de esta decisión, y vamos a derrotar a estos acuerdos
comerciales”. Entre otras cosas, y además de iniciar pese a todo la
campaña de firmas a la largo de septiembre, se va a pedir a los
representantes de izquierda en todas las instituciones locales,
nacionales, europeas e internacionales que participen activamente y
presenten iniciativas contra el TTIP y el CETA.
El PIE, además, va a exigir la celebración de referendos en todos los
países donde sus respectivas Constituciones prevean dicha posibilidad
(debido a los cambios que habría que introducir por la pérdida en
derechos sociales y laborales). Aunque en el caso español pinchan en
hueso: Rajoy -y Aznar, desde la FAES-
ya salieron en defensa del TTIP que se negocia con Estados Unidos. Sin
embargo, contra ellos están ya las organizaciones sindicales españolas,
con UGT y CCOO al frente, y los eurodiputados españoles de izquierdas,
como Lola Sánchez, de Podemos, quien ha afirmado que
uno de sus objetivos en el Parlamento Europeo será “frenar” el Tratado
Transatlántico de Comercio e Inversión con Estados Unidos (TTIP).
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