Miembro de la Mesa Estatal FCSM.
Si preguntásemos a todos
los amigos que leen este modesto
texto quien o quienes son los
responsables de las atrocidades que está viviendo Egipto, estoy
seguro de que habría infinidad de opiniones. Para unos serían los
Hermanos Musulmanes (HM de aquí en adelante), para otros sería el
Ejercito, otros dirían que Mubarak, Mursi, el Islam, la pobreza,
etc. Esto es así porque los medios de comunicación que sirven a los
que mandan de verdad en este mundo, así lo han dispuesto. La
confusión en medio del caos como cortina de humo y parapeto para
los verdaderos responsables de los centenares de muertos que ya
acumula el pueblo egipcio.
En todo análisis
político es imprescindible la memoria; ir al inicio de los
acontecimientos, estudiar la reacción de los diferentes actores
implicados y ver quienes son los beneficiados y perjudicados por la
situación que se analiza. Sólo de esta forma nos libraremos, al
menos en parte, del yugo que supone para nuestro discernimiento los
medios de comunicación, que mejor sería llamarlos de
adoctrinamiento.
El 24 de Junio de 2012,
el candidato de los HM, Mohamed Mursi, ganaba en segunda vuelta, las
primeras elecciones democráticas de la historia de Egipto con un
51,73% de los votos. Su contrincante fue el general y ex primer
ministro de Mubarak, Ahmed Shafiq.
Apenas un año después, el 3 de Julio del 2013,
Abdel Fatah al Sisi,
jefe de las Fuerzas Armadas, anunció la suspensión de la
Constitución y la destitución del presidente, Mohamed Mursi
en un comunicado que es
televisado, tras la ocupación de la sede de la televisión oficial
por parte del ejercito. Días antes, el contrincante del Presidente
Mursi en las elecciones, Ahmed Shafiq, permanecía en Arabia Saudí
tomando unas vacaciones donde se reunió con el premio Nobel de la
Paz, Mohamed ElBaradei.
El 14 de Julio de 2013,
Mohamed ElBaradei tomaba posesión de su cargo como nuevo
Vicepresidente de asuntos internacionales. Igualmente, tomaron
posesión como ministro de Exteriores, Nabil Fahmi, quien fuera
embajador de Egipto en Washingon entre 1999 y 2008 (obviamente con
Mubarak en el poder) y Ahmed Galal, economista por la Universidad de
Boston y con experiencia en el Banco Mundial. Su principal labor
será negociar los prestamos por valor de 3600 millones de € que el
FMI condiciona a realizar reformas de marcado carácter neoliberal.
Llegados a este punto
creo que es lícito preguntarse un par de cosas:
1.- ¿Cómo un Nobel de
la Paz se pone al servicio de un gobierno golpista?
2.- Con los antecedentes
de connivencia/sevicio con EEUU de los miembros más destacados del
Gobierno golpista ¿alguien puede creer que son independientes?
Cuando se dió el golpe
militar en Egipto el 3 de Julio del 2013, el presidente de la Cámara
de Representantes de EEUU, John Boehner y diarios como The Wall
Street Journal aplaudieron dicha acción. Boehner declaró que el
Ejército egipcio es “ una de las instituciones más respetadas […]
y sus militares, en nombre de los ciudadanos, hicieron lo que debían
hacer al reemplazar al presidente”.
Un paso más allá fue el
rotativo The Wall Street Journal publicando en su editorial del 4 de
julio lo siguiente: “ los egipcios serán afortunados si sus nuevos
generales gobernantes siguen el ejemplo chileno de Augusto Pinochet,
quien asumió el poder en medio del caos, pero reclutó a reformistas
partidarios del libre mercado y generó una transición hacia la
democracia”. Sobran las palabras...
Repasando la hemeroteca
de estos últimos 15 días resultan bochornosas las piruetas
linguísticas que se han llevado a cabo desde EEUU, UE y la ONU para
no pronunciar el término “Golpe de Estado” y para justificar el
apoyo, de facto, al nuevo gobierno golpista. En esta línea, la
portavoz del Departamento de estado de EEUU, Jennifer Psaki, en
declaraciones para la cadena CNN indicaba: "La razón por la que
continuamos ofreciendo ayuda a Egipto es porque tenemos una larga y
amplia relación que tiene que ver con nuestra seguridad nacional y
la estabilidad regional".
Por otro lado, Catherine
Ashton, jefa de la diplomacia europea se despachaba con un comunicado
donde abogaba por un retorno rápido al proceso democrático. Dicho
retorno debería incluir: "la celebración de elecciones
presidenciales y parlamentarias libres y justas y la aprobación de
una Constitución" que permita a Egipto "continuar y
completar su transición". Habría que preguntarle a la señora
Ashton si es que las elecciones que ganó el Presidente Mohamed Mursi
no fueron “libres y justas” y si no se aprobó igualmente una
constitución, aunque a ella no le gustase.
Parece pues, que hemos
llegado a un punto donde empezamos a adoctrinar a la población en
que hay dos tipos de golpes de estado: aquellos que ponen en riesgo
la doctrina neoliberal y el estatus quo del poder, que se
condena de inmediato y justifica la ocupación y destrucción de
países con el consentimiento de la ONU, y aquellos que sirven
precisamente para mantener o introducir las doctrinas neoliberales,
los cuales son justificados de forma martilleante por toda una
pléyade de medios de comunicación al servicio de los poderes
fácticos, es decir, de los que de facto tienen el poder. Todo
esto, se lleva a cabo con el mayor de los desprecios para todo lo que
significa la democracia y los derechos humanos por aquellos supuestos
y autoproclamados defensores de la libertad y la democracia. Que
infamia!!
Es en esta falta de
condena en unos casos y de condenas casi anticipadas en otros, donde
debemos buscar a los verdaderos responsables de las miles de muertes
que ya sufre Egipto y de los cientos de miles que soporta Oriente
medio.
¿Quién sale fortalecido
en la zona?
Pregúntenle a Israel.
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