miércoles, 21 de agosto de 2013

Un poco de análsis sobre la tragedia egipcia.


Miguel Luis Jiménez Atencia
Miembro de la Mesa Estatal FCSM.

Si preguntásemos a todos los amigos que leen este modesto
texto quien o quienes son los responsables de las atrocidades que está viviendo Egipto, estoy seguro de que habría infinidad de opiniones. Para unos serían los Hermanos Musulmanes (HM de aquí en adelante), para otros sería el Ejercito, otros dirían que Mubarak, Mursi, el Islam, la pobreza, etc. Esto es así porque los medios de comunicación que sirven a los que mandan de verdad en este mundo, así lo han dispuesto. La confusión en medio del caos como cortina de humo y parapeto para los verdaderos responsables de los centenares de muertos que ya acumula el pueblo egipcio.

En todo análisis político es imprescindible la memoria; ir al inicio de los acontecimientos, estudiar la reacción de los diferentes actores implicados y ver quienes son los beneficiados y perjudicados por la situación que se analiza. Sólo de esta forma nos libraremos, al menos en parte, del yugo que supone para nuestro discernimiento los medios de comunicación, que mejor sería llamarlos de adoctrinamiento.

El 24 de Junio de 2012, el candidato de los HM, Mohamed Mursi, ganaba en segunda vuelta, las primeras elecciones democráticas de la historia de Egipto con un 51,73% de los votos. Su contrincante fue el general y ex primer ministro de Mubarak, Ahmed Shafiq.

Apenas un año después, el 3 de Julio del 2013, Abdel Fatah al Sisi, jefe de las Fuerzas Armadas, anunció la suspensión de la Constitución y la destitución del presidente, Mohamed Mursi en un comunicado que es televisado, tras la ocupación de la sede de la televisión oficial por parte del ejercito. Días antes, el contrincante del Presidente Mursi en las elecciones, Ahmed Shafiq, permanecía en Arabia Saudí tomando unas vacaciones donde se reunió con el premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei.

El 14 de Julio de 2013, Mohamed ElBaradei tomaba posesión de su cargo como nuevo Vicepresidente de asuntos internacionales. Igualmente, tomaron posesión como ministro de Exteriores, Nabil Fahmi, quien fuera embajador de Egipto en Washingon entre 1999 y 2008 (obviamente con Mubarak en el poder) y Ahmed Galal, economista por la Universidad de Boston y con experiencia en el Banco Mundial. Su principal labor será negociar los prestamos por valor de 3600 millones de € que el FMI condiciona a realizar reformas de marcado carácter neoliberal.

Llegados a este punto creo que es lícito preguntarse un par de cosas:

1.- ¿Cómo un Nobel de la Paz se pone al servicio de un gobierno golpista?
2.- Con los antecedentes de connivencia/sevicio con EEUU de los miembros más destacados del Gobierno golpista ¿alguien puede creer que son independientes?


Cuando se dió el golpe militar en Egipto el 3 de Julio del 2013, el presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, John Boehner y diarios como The Wall Street Journal aplaudieron dicha acción. Boehner declaró que el Ejército egipcio es “ una de las instituciones más respetadas […] y sus militares, en nombre de los ciudadanos, hicieron lo que debían hacer al reemplazar al presidente”.

Un paso más allá fue el rotativo The Wall Street Journal publicando en su editorial del 4 de julio lo siguiente: “ los egipcios serán afortunados si sus nuevos generales gobernantes siguen el ejemplo chileno de Augusto Pinochet, quien asumió el poder en medio del caos, pero reclutó a reformistas partidarios del libre mercado y generó una transición hacia la democracia”. Sobran las palabras...

Repasando la hemeroteca de estos últimos 15 días resultan bochornosas las piruetas linguísticas que se han llevado a cabo desde EEUU, UE y la ONU para no pronunciar el término “Golpe de Estado” y para justificar el apoyo, de facto, al nuevo gobierno golpista. En esta línea, la portavoz del Departamento de estado de EEUU, Jennifer Psaki, en declaraciones para la cadena CNN indicaba: "La razón por la que continuamos ofreciendo ayuda a Egipto es porque tenemos una larga y amplia relación que tiene que ver con nuestra seguridad nacional y la estabilidad regional".

Por otro lado, Catherine Ashton, jefa de la diplomacia europea se despachaba con un comunicado donde abogaba por un retorno rápido al proceso democrático. Dicho retorno debería incluir: "la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias libres y justas y la aprobación de una Constitución" que permita a Egipto "continuar y completar su transición". Habría que preguntarle a la señora Ashton si es que las elecciones que ganó el Presidente Mohamed Mursi no fueron “libres y justas” y si no se aprobó igualmente una constitución, aunque a ella no le gustase.

Parece pues, que hemos llegado a un punto donde empezamos a adoctrinar a la población en que hay dos tipos de golpes de estado: aquellos que ponen en riesgo la doctrina neoliberal y el estatus quo del poder, que se condena de inmediato y justifica la ocupación y destrucción de países con el consentimiento de la ONU, y aquellos que sirven precisamente para mantener o introducir las doctrinas neoliberales, los cuales son justificados de forma martilleante por toda una pléyade de medios de comunicación al servicio de los poderes fácticos, es decir, de los que de facto tienen el poder. Todo esto, se lleva a cabo con el mayor de los desprecios para todo lo que significa la democracia y los derechos humanos por aquellos supuestos y autoproclamados defensores de la libertad y la democracia. Que infamia!!

Es en esta falta de condena en unos casos y de condenas casi anticipadas en otros, donde debemos buscar a los verdaderos responsables de las miles de muertes que ya sufre Egipto y de los cientos de miles que soporta Oriente medio.

¿Quién sale fortalecido en la zona?
Pregúntenle a Israel.

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