lunes, 12 de mayo de 2014
Acciones de recogida de firmas de la ILP por una Renta Básica del FCSM Málaga
Cumpliendo el compromiso adquirido por la Asamblea de Málaga de colaborar con la Plataforma Malagueña por una Renta Básica en la recogida de firmas para la ILP, hemos marcado un calendario y unos puntos de encuentro donde nos veremos para informar y buscar el apoyo de la ciudadanía.
Si puedes venir apúntate, seguro que encuentras un par de horas para ayudarnos, este o cualquier otro día. No dejes de marcar "Asistiré" en los eventos de facebook para que sepamos con quién podemos contar y nos organicemos mejor.
Vamos a llevar el debate a las calles!, es uno de los objetivos del Frente Cívico y el más necesario para crear cociencia social. Es el momento.
martes, 20 de mayo
de 10:00 a 12:00
Oficina INEM Málaga - La Paz, Cno. de los Guindos 13
https://www.facebook.com/events/789355231098532/?ref=22
jueves, 22 de mayo
de 18:00 a 20:00
C.C. Larios - Plaza de la Solidaridad, Málaga
https://www.facebook.com/events/306768432811406/?ref=22
martes, 27 de mayo
de 10:00 a 12:00
Oficina INEM Málaga - La Unión, Pje. Eguiluz 36
https://www.facebook.com/events/1444319255808389/?ref=22
jueves, 29 de mayo
de 18:00 a 20:00
Paseo marítimo Antonio Machado, rotonda con C/Princesa
https://www.facebook.com/events/393195924156307/?ref=22
jueves, 8 de mayo de 2014
El Frente Cívico inicia una campaña para que España salga del euro
Carmen Reina
“¿Por qué nuestro país debe romper con la troika y recuperar la soberanía monetaria, económica y política? La sociedad española se encuentra en una situación peligrosa y ante un problema que debe resolver: mantenerse dentro del ‘sueño europeo’ que ha provocado la crisis o recuperar la soberanía”. Este es el punto de partida de la campaña que ha iniciado Frente Cívico Somos Mayoría, colectivo impulsado por Julio Anguita, para promover la salida de España del euro como medio para “recuperar la soberanía” por parte de los ciudadanos.
Economistas, politólogos y otros expertos que llevan trabajando sobre este asunto en profundidad desde hace meses, darán a conocer sus estudios acerca de la situación de crisis y sus raíces sobre cuya salida ofrecen como vía de solución la salida de España de la moneda únicaeuropea. Conferencias en distintos puntos del país, unas jornadas de trabajo que se celebran entre el 9 y el 11 de mayo en Valencia y una campaña de difusión a través de los medios propios de Frente Cívico y las redes sociales darán a conocer las ideas de este colectivo.
Para explicar su argumentación a la ciudadanía, Frente Cívico señala en su material de difusión los ámbitos económico, monetario y político como las tres patas sobre las que debería centrarse la citada recuperación de la soberanía de los ciudadanos. Así, en el ámbito económico, creen que “tenemos una dependencia absoluta de las políticas impuestas por la Unión Europea por laenorme deuda exterior y la insostenible deuda pública contraída con las instituciones financieras europeas aplicada al rescate bancario”, señalan para explicar una situación que en su opinión tiene como consecuencia que “la troika impone las directrices de la política económica” en España con una “austeridad de ajustes y recortes que han ocasionado la profunda depresión económica y la degradación social y laboral” en el país.
En el plano puramente monetario, Frente Cívico apuesta por “desengancharse del euro y recuperar la soberanía monetaria” para poder “disponer de un banco central propio, crear laliquidez necesaria para detener el declive económico, salvar muchas empresas rentables” y, en general, “poner en marcha la economía, olvidando transitoriamente el déficit público, los recortes y los ajustes”.
Y en la tercera pata de su propuesta, en el ámbito político, explican que “el establecimiento de la Eurozona y de la moneda única es la culminación del proyecto neoliberal de las elites europeas”. Desde este punto de vista, “la Eurozona genera una relación centro-periferia imprescindible para mantener el poder en las clases dominantes europeas, especialmente la alemana” y la monedaúnica, el euro, se convierte así en “negación de la soberanía nacional y la democracia; es la herramienta que ha permitido el dominio del norte frente al sur” en Europa.
El propio Anguita ha dedicado parte de su trabajo al euro y la unión monetaria como uno de losprincipales problemas para encarar la salida de la actual crisis: salir de la eurozona pero no de la Unión Europea. “Somos conscientes de que salir del euro es una cuestión que contiene dificultades, riesgos y momentos de indudable tensión. Pero también de que seguir así es la crónica de una muerte lenta anunciada; hay que optar entre una ruptura con apoyo popular o laextinción del futuro”, ha escrito recientemente en un artículo titulado ‘Algo más que un debate’. “Salir del euro fue, hasta hace poco tiempo, una visión que tenida por irreal no tuvo gran repercusión. Sin embargo, hoy en día, economistas, políticos, intelectuales y una parte importante de la población, consideran tal hipótesis como algo plausible y demandado por lafuerza de los hechos”, argumenta.
Y Anguita añade un deseo en una acción de futuro: “Si pudiéramos trabajar esta idea en el sur de Europa – Portugal, Grecia, Italia y España- empezaríamos a intentar hacer otra Europa”, señala en referencia a los países europeos peor parados en la crisis. “Alemania no tiene problemas. El euro es el marco cambiado de nombre”, sintetiza sobre su visión de poder creada con la moneda única entre los países del norte y el sur de Europa.
Así, deuda ilegítima, paraísos fiscales, pobreza energética, banca privada o crisis de déficit son algunos de los términos que Frente Cívico coloca en la puerta del debate sobre la salida del euro para recuperar la soberanía de los ciudadanos españoles. Y ante esa salida, no ocultan lo que a su juicio serían las “dificultades” que acompañarían a esa decisión.
Sobre la deuda, por ejemplo, se explica que “la recuperación de la moneda propia irá acompañada de una devaluación que complicará la devolución de la deuda con el exteriorcontraída en euros”, para lo cual se plantean soluciones camino a “abordar las alternativas técnicas para resolver la excesiva deuda pública” y “resolver el problema de la deuda ilegítima”.Y asimismo, como otra dificultad que habría que asumir con la salida del euro, señalan que podrían aparecer “problemas asociados a la evolución de la crisis” que, en cualquier caso, serían “más fáciles de afrontar con la soberanía y los instrumentos económicos recuperados”.
eldiario.es
“¿Por qué nuestro país debe romper con la troika y recuperar la soberanía monetaria, económica y política? La sociedad española se encuentra en una situación peligrosa y ante un problema que debe resolver: mantenerse dentro del ‘sueño europeo’ que ha provocado la crisis o recuperar la soberanía”. Este es el punto de partida de la campaña que ha iniciado Frente Cívico Somos Mayoría, colectivo impulsado por Julio Anguita, para promover la salida de España del euro como medio para “recuperar la soberanía” por parte de los ciudadanos.
Economistas, politólogos y otros expertos que llevan trabajando sobre este asunto en profundidad desde hace meses, darán a conocer sus estudios acerca de la situación de crisis y sus raíces sobre cuya salida ofrecen como vía de solución la salida de España de la moneda únicaeuropea. Conferencias en distintos puntos del país, unas jornadas de trabajo que se celebran entre el 9 y el 11 de mayo en Valencia y una campaña de difusión a través de los medios propios de Frente Cívico y las redes sociales darán a conocer las ideas de este colectivo.
Para explicar su argumentación a la ciudadanía, Frente Cívico señala en su material de difusión los ámbitos económico, monetario y político como las tres patas sobre las que debería centrarse la citada recuperación de la soberanía de los ciudadanos. Así, en el ámbito económico, creen que “tenemos una dependencia absoluta de las políticas impuestas por la Unión Europea por laenorme deuda exterior y la insostenible deuda pública contraída con las instituciones financieras europeas aplicada al rescate bancario”, señalan para explicar una situación que en su opinión tiene como consecuencia que “la troika impone las directrices de la política económica” en España con una “austeridad de ajustes y recortes que han ocasionado la profunda depresión económica y la degradación social y laboral” en el país.
En el plano puramente monetario, Frente Cívico apuesta por “desengancharse del euro y recuperar la soberanía monetaria” para poder “disponer de un banco central propio, crear laliquidez necesaria para detener el declive económico, salvar muchas empresas rentables” y, en general, “poner en marcha la economía, olvidando transitoriamente el déficit público, los recortes y los ajustes”.
Y en la tercera pata de su propuesta, en el ámbito político, explican que “el establecimiento de la Eurozona y de la moneda única es la culminación del proyecto neoliberal de las elites europeas”. Desde este punto de vista, “la Eurozona genera una relación centro-periferia imprescindible para mantener el poder en las clases dominantes europeas, especialmente la alemana” y la monedaúnica, el euro, se convierte así en “negación de la soberanía nacional y la democracia; es la herramienta que ha permitido el dominio del norte frente al sur” en Europa.
Anguita: “Seguir así es la crónica de una muerte lenta anunciada”
Toda esta argumentación sobre la que ha venido trabajando Frente Cívico será desarrollada en las jornadas que se celebrarán en Valencia y en las que participarán el promotor de este colectivo, Julio Anguita, economistas como Pedro Montes, Héctor Illueca, Juan Francisco Martín Seco, Alberto Montero o Ramón Franquesa, y otros expertos como el jurista y politólogo Manuel Monereo.El propio Anguita ha dedicado parte de su trabajo al euro y la unión monetaria como uno de losprincipales problemas para encarar la salida de la actual crisis: salir de la eurozona pero no de la Unión Europea. “Somos conscientes de que salir del euro es una cuestión que contiene dificultades, riesgos y momentos de indudable tensión. Pero también de que seguir así es la crónica de una muerte lenta anunciada; hay que optar entre una ruptura con apoyo popular o laextinción del futuro”, ha escrito recientemente en un artículo titulado ‘Algo más que un debate’. “Salir del euro fue, hasta hace poco tiempo, una visión que tenida por irreal no tuvo gran repercusión. Sin embargo, hoy en día, economistas, políticos, intelectuales y una parte importante de la población, consideran tal hipótesis como algo plausible y demandado por lafuerza de los hechos”, argumenta.
Y Anguita añade un deseo en una acción de futuro: “Si pudiéramos trabajar esta idea en el sur de Europa – Portugal, Grecia, Italia y España- empezaríamos a intentar hacer otra Europa”, señala en referencia a los países europeos peor parados en la crisis. “Alemania no tiene problemas. El euro es el marco cambiado de nombre”, sintetiza sobre su visión de poder creada con la moneda única entre los países del norte y el sur de Europa.
Reconstrucción europea al servicio de los pueblos
En la misma línea, el economista e inspector de Trabajo, Héctor Illueca, que también participa del trabajo de Frente Cívico en esta campaña, dice: “Es la hora de abolir el euro, recuperar la soberanía y encarar una reconstrucción europea al servicio de los pueblos y no de los poderosos”.Así, deuda ilegítima, paraísos fiscales, pobreza energética, banca privada o crisis de déficit son algunos de los términos que Frente Cívico coloca en la puerta del debate sobre la salida del euro para recuperar la soberanía de los ciudadanos españoles. Y ante esa salida, no ocultan lo que a su juicio serían las “dificultades” que acompañarían a esa decisión.
Sobre la deuda, por ejemplo, se explica que “la recuperación de la moneda propia irá acompañada de una devaluación que complicará la devolución de la deuda con el exteriorcontraída en euros”, para lo cual se plantean soluciones camino a “abordar las alternativas técnicas para resolver la excesiva deuda pública” y “resolver el problema de la deuda ilegítima”.Y asimismo, como otra dificultad que habría que asumir con la salida del euro, señalan que podrían aparecer “problemas asociados a la evolución de la crisis” que, en cualquier caso, serían “más fáciles de afrontar con la soberanía y los instrumentos económicos recuperados”.
eldiario.es
Rueda de prensa de presentación de la campaña " Salir del Euro", repercusión en los medios
Os dejamos el video de la rueda de prensa de la presentación de la campaña del FCSM "Salir del euro".
En los siguientes enlaces se recogen algunos artículos a diferente nivel territorial que se han hecho eco:
Europa Press eldiario.es
Cordópolis
Diario Córdoba
El Día de Córdoba
Video del Debate: ¿Qué hacemos con el euro?
Pedro Montes, Nacho Álvarez, Iván H. Ayala y Bibiana Medialdea abordan un asunto crucial ante las europeas: la moneda única. ¿Tiene futuro? ¿Ha pasado lo peor? ¿Deberíamos romper con el euro?
Este martes 6, a las 19h, en el Teatro del Barrio (Madrid).
Este martes, 6 de mayo, celebramos un nuevo debate del colectivo ‘Qué hacemos’. Tras los anteriores sobre Competitividad, Banca Pública, Vivienda, Literatura y Trabajo toca abordar un tema central de cara a las próximas elecciones europeas: el euro, la moneda única. ¿Qué futuro espera a los países del sur? ¿Deberían plantearse salir del euro? ¿Han pasado ya los peores momentos y está asegurado su futuro? ¿Puede ser reformado?
Intentaremos recoger las distintas posturas que se dan hoy en la izquierda política y social. Para ello, y partiendo del libro Qué hacemos con el euro, contaremos con cuatro economistas críticos, que representan otras tantas posturas sobre la moneda única, desde la reforma hasta la ruptura:
-Pedro Montes (economista, presidente de Socialismo 21)
-Nacho Álvarez (profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Valladolid)
-Iván H. Ayala (economista, miembro de Econonuestra)
-Modera: Bibiana Medialdea (economista, miembro de ‘Qué hacemos’ y del colectivo Novecento)
La cita es en el Teatro del Barrio (C/ Zurita, 20, Lavapies, Madrid), a las 19h, con entrada libre. Podrá seguirse también mediante streaming en este blog.
Para situar el debate, os recomendamos este previo entre los cuatro autores del libro: ¿Es posible una política de izquierda sin romper con el euro?, y la segunda parte: El dilema de la izquierda ante el euro: ¿reforma, ruptura o desobediencia?
También en el blog podéis ver los vídeos de los debates anteriores: Competitividad, Banca Pública, Vivienda, Literatura y Trabajo. Más información sobre nuestras actividades y todos los libros publicados, en la web del colectivo.
eldiaro.es
Este martes 6, a las 19h, en el Teatro del Barrio (Madrid).
Este martes, 6 de mayo, celebramos un nuevo debate del colectivo ‘Qué hacemos’. Tras los anteriores sobre Competitividad, Banca Pública, Vivienda, Literatura y Trabajo toca abordar un tema central de cara a las próximas elecciones europeas: el euro, la moneda única. ¿Qué futuro espera a los países del sur? ¿Deberían plantearse salir del euro? ¿Han pasado ya los peores momentos y está asegurado su futuro? ¿Puede ser reformado?
Intentaremos recoger las distintas posturas que se dan hoy en la izquierda política y social. Para ello, y partiendo del libro Qué hacemos con el euro, contaremos con cuatro economistas críticos, que representan otras tantas posturas sobre la moneda única, desde la reforma hasta la ruptura:
-Pedro Montes (economista, presidente de Socialismo 21)
-Nacho Álvarez (profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Valladolid)
-Iván H. Ayala (economista, miembro de Econonuestra)
-Modera: Bibiana Medialdea (economista, miembro de ‘Qué hacemos’ y del colectivo Novecento)
La cita es en el Teatro del Barrio (C/ Zurita, 20, Lavapies, Madrid), a las 19h, con entrada libre. Podrá seguirse también mediante streaming en este blog.
Para situar el debate, os recomendamos este previo entre los cuatro autores del libro: ¿Es posible una política de izquierda sin romper con el euro?, y la segunda parte: El dilema de la izquierda ante el euro: ¿reforma, ruptura o desobediencia?
También en el blog podéis ver los vídeos de los debates anteriores: Competitividad, Banca Pública, Vivienda, Literatura y Trabajo. Más información sobre nuestras actividades y todos los libros publicados, en la web del colectivo.
eldiaro.es
miércoles, 7 de mayo de 2014
Reunión de coordinación del FCSM de Málaga el jueves 8 de mayo a las 17.30h en el Centro de Recursos Participativos
Compañer@s,
Se os convoca a todos a una reunión de coordinación del FCSM de Málaga el
jueves 8 de mayo a las 17.30h en el Centro de Recursos Participativos,
detrás de la Comisaria Central de la Avenida de Andalucía.
El orden del día será:
1) Información de la marcha de todos los frentes: Movimiento Dignidad (antes Plataforma Marchas por la Dignidad 22M), Plataforma por la Renta Básica, etc...
2) Gestión de la cuenta y relación con la Coordinación Estatal del FCSM.
1) Información de la marcha de todos los frentes: Movimiento Dignidad (antes Plataforma Marchas por la Dignidad 22M), Plataforma por la Renta Básica, etc...
2) Gestión de la cuenta y relación con la Coordinación Estatal del FCSM.
3) Información y discusión sobre cómo lanzamos en Málaga la
campaña-debate "Por la recuperación de la soberanía: salir del euro"
impulsada por la Mesa Estatal del FCSM.
4) Plantear y analizar propuestas de plan de trabajo para
ampliar el FCSM, a nivel provincial y sectorial, contactos con las
comarcas, etc.
5) Preguntas y sugerencias.
A
continuación, os dejamos el enlace a la carpeta que contiene los
diferentes documentos sobre la campaña "Por la recuperación de la
soberanía: salir del euro" para su lectura y estudio antes de la
reunión.
https://drive.google.com/ folderview?id=0B8SDMB- ixoXKS3R4emdOVUVTaE0&usp= sharing
Os esperamos.
https://drive.google.com/
“O salimos del euro o el país podría sumirse en un escenario de caos y violencia”
Entrevista a Héctor Illueca, portavoz estatal del Frente Cívico-Somos Mayoría
Enric Llopis | Rebelión | 06/05/2014
“El euro
es fundamentalmente una ratonera”. “O salimos del euro o el país podría
sumirse en un escenario de caos y violencia”, afirma Héctor Illueca,
portavoz estatal del Frente Cívico-Somos Mayoría. Junto a la Unión
Europea, el euro encarna el modelo más acabado de la ideología
neoliberal, basada en excluir a la economía de la intervención política y
el control social. Más aún, el euro ha devenido, en la práctica, en la
herramienta central con la que el capitalismo alemán ha configurado su
hegemonía. Con la moneda única se ha impedido la posibilidad de
devaluaciones monetarias competitivas por parte de la periferia europea
(sobre todo, España e Italia) y se ha consolidado la maquinaria
exportadora germana. La Unificación alemana representó el experimento
previo.
-¿Qué significa el euro? ¿Tiene algún significado más allá de la moneda única europea?
El euro es fundamentalmente una ratonera. Una herramienta para forjar la hegemonía del capital alemán en el escenario europeo. Partimos del contexto económico de la crisis económica de los años 70 (crisis del petróleo) y de la situación que algunos países afrontaban en este entorno del incertidumbre. Había un país –en concreto, Alemania- con ventaja para proteger su crecimiento económico a base de exportaciones; y que poseía un “espacio vital”, que era entonces la Comunidad Económica Europea (CEE). Es esto lo que permite que Alemania articule un crecimiento económico a base de exportaciones y se convierta en el polo fundamental para el desarrollo industrial de Europa. Alemania exporta a Europa no sólo coches o lavadoras, sino todo tipo de bienes de equipo (siderometalúrgica, química, construcción naval, etcétera). En ese contexto de crisis, Alemania es capaz de producir bienes de consumo y equipo con alto grado de eficacia, pero es incapaz de generar por sí la demanda interna para absorber esa producción. Ahora bien, contaba con una ventaja: la periferia europea, que le proporcionaba esa demanda necesaria. Éste es el contexto económico en el que nace el euro.
-¿Consideras que el euro encarna, además de la hegemonía del capitalismo alemán, un determinado modelo económico?
La Unión Europea y el euro representan la expresión más acabada de lo que llamamos “neoliberalismo”. Si recuperamos la obra de Milton Friedman (en concreto, los libros que escribe en los años 60: “Capitalismo y libertad” o “Libertad de elegir”), su razonamiento básico y tronco del neoliberalismo es que el estado es una especie de “agente externo” a la sociedad. Como una enfermedad que tendría que separarse del orden social. La idea central es la separación de la política y la economía, núcleo duro del pensamiento económico conservador posterior a la segunda guerra mundial. Excluir al estado de la economía para consagrar la ley del más fuerte; el imperio del mercado y el darwinismo social que se reproduce en el mercado. En definitiva, permitir que la explotación capitalista se reproduzca sin trabas, mediante la abstención del estado y con un objetivo muy claro: hacer viable el programa económico que interesa a los sectores más poderosos de la sociedad. Esto es la Unión Europea. La arquitectura institucional europea y el euro, sobre todo a partir del Tratado de Maastricht, establece un marco económico y político que reduce a la mínima expresión la gestión de la economía mediante las políticas macroeconómicas.
-¿Cómo se produce, en concreto, este vaciamiento de las herramientas macroeconómicas de los estados?
Las políticas de tipos de cambio desaparecen con la supresión de las monedas nacionales. De ese modo se deroga la principal herramienta que tenían los estados para la aplicación de políticas macroeconómicas: la devaluación de la moneda. En segundo lugar, el Banco Central Europeo (BCE) asume la política monetaria de manera independiente del poder político. Se separa, así, la política monetaria de cualquier “interferencia” democrática. Además, se prohíbe al BCE financiar el déficit público de los estados, de modo que se les obliga a buscar financiación en los mercados financieros internacionales, a tipos más altos. Esto es lo que provoca la crisis de la deuda. En tercer lugar, la política fiscal queda constreñida por los criterios de convergencia de Maastricht, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), la reforma constitucional planteada por el PP y el PSOE y, finalmente, la Ley de Estabilidad Presupuestaria. La conclusión es que de las cuatro variables que a un estado le permiten gestionar la economía mediante variables macroeconómicas, tres le han sido sustraídas al estado. Entonces sólo le queda la variable salarial. La arquitectura institucional europea está construida para que el salario sea el principal factor de competitividad. Y ello está en la base de la estrategia “devaluacionista” que hoy impera en Europa.
-¿Cuál es el objetivo esencial del capitalismo alemán en torno a la moneda única?
Incrementar y perpetuar su excedente comercial con la periferia europea. Además, reforzar la posición alemana en el esquema europeo como exportador neto de productos y bienes de equipo, e importador neto de demanda general. Pero lo importante es que se trata de una estrategia nacional. Que tenía sus problemas: las devaluaciones competitivas de las monedas de los países del Sur (sobre todo, España e Italia) para mejorar la competitividad y la balanza comercial en relación con Alemania. El euro resuelve este problema a Alemania. Nadie duda por qué entró Alemania en el sistema euro. El problema es por qué entramos nosotros.
-¿Por qué razón consideras que ingresaron los países de la periferia europea en la moneda única?
No existe una respuesta fácil. Pero pienso que se dieron tres motivos. En primer lugar, porque el euro es también una herramienta muy importante para romper la capacidad de negociación de los sindicatos. Y aleja cualquier decisión de política económica de un posible control democrático. Además, nuestros pueblos arrastraban un gigantesco complejo de inferioridad respecto a otros pueblos de Europa. Dicho de otro modo, el mito de Europa ha gobernado el sentido común de nuestros pueblos. Un mito colectivo y vía de escape de un país incapaz de aceptarse a sí mismo y su pasado. España representaría, por tanto, el autoritarismo, el atraso, el clericalismo…Europa, por el contrario, representaría el progreso, la modernidad y el laicismo. Hemos vivido, así pues, un sueño colectivo; con el euro iban a acabarse las contradicciones sociales. La última razón es la tremenda corrupción del poder político, que ha llegado a ser estructural y afecta al PP, al PSOE y a sus “muletas políticas”, CIU y PNV. Desde el jefe del Estado hasta el último concejal de Urbanismo que aceptaba sobornos por licencias de obra.
-¿Es posible una reforma desde dentro de la actual Unión Europea? ¿Observas la posibilidad de cambios graduales que puedan alterar la esencia de la UE?
En teoría todo es posible. De hecho, hay sectores muy importantes de la izquierda y el sindicalismo que lo plantean y hacen una aproximación crítica al proceso de construcción europea; critican además las posiciones del Banco Central Europeo (BCE) o la fragmentación fiscal. Se formulan planteamientos teóricamente posibles como la abolición del pacto de estabilidad, una autoridad fiscal a nivel europeo y, en el centro del “buenismo”, se pide la implantación de un salario mínimo europeo. Me entra la risa. Ésta es una quimera que tiene paralizada desde hace décadas a la izquierda y el movimiento sindical. No hay en Europa hoy, ni habrá en un futuro inmediato, posibilidades de que esto ocurra. Políticamente es imposible porque la creación de una autoridad fiscal en Europa exigiría una reestructuración de la soberanía en la UE. Y ocurre que la soberanía en la UE se ha construido sobre la base de una rigurosa construcción de intereses nacionales y jerarquías entre estados, de manera que cualquier reforma posible ha de respetar esta jerarquía, en la cumbre de la cual están Alemania y los países del Norte. El euro ha sido, de hecho, la herramienta para la hegemonía del capital alemán y para la instauración de su soberanía en la Unión Europea. A mi juicio, cualquier agenda política que quiera romper con el neoliberalismo reinante, incluso en sentido reformista, ha de plantearse inevitablemente romper con la UE y sus instituciones.
-¿En qué términos se expresa la dialéctica centro-periferia en el marco de la zona euro?
Creo que con Alemania habría que aplicar el “principio de precaución”. No olvidemos que los nazis eran alemanes. La gran paradoja de la Unión Europea es que nació con la finalidad de evitar devaluaciones competitivas de la moneda y de neutralizar la lucha de todos contra todos que en el pasado, incluso, llevó al continente a la guerra. Pero ha provocado un escenario de “ley de la selva” en que la estrategia económica dominante consiste en arruinar a tu vecino. La relación entre centro y periferia es la consecuencia, entre otras cosas, de una estrategia de “represión salarial” impulsada por Alemania a partir de los años 90, tras la Unificación, y sobre todo a partir de 2000, con la Agenda 2010, que igualmente iba encaminada a reducir salarios. Se mantuvieron en Alemania los salarios por debajo del crecimiento de la productividad con el fin de potenciar la estrategia exportadora y crecer a base de superávit comerciales con el exterior. Pero la otra cara de este superávit es el déficit comercial de los países de la periferia europea, que van asumiendo posiciones dependientes que nos llevan progresivamente al subdesarrollo.
-Te refieres a una hegemonía alemana en Europa. ¿Cómo se desarrolla el proceso hasta llegar a consolidarse?
No hemos de perder de vista que el control del continente europeo, a base de un sistema económico integrado y de moneda única como herramienta de dominio, está muy presente ya en la geopolítica nazi y en la idea (muy cercana) del “Lebensraum” de Hitler. La primera vez que Alemania pone en práctica este concepto es con la Reunificación, que se produce de una manera muy parecida a cómo después se forja la unificación monetaria europea. De hecho, la unificación alemana fue el experimento previo. Alemania Occidental, para absorber a la ALEMANIA DEMOCRÁTICA, implanta una unificación monetaria basada en la paridad entre el Deutsche Mark y el marco del este, que implicó a corto plazo (y por los diferenciales de competitividad tan grande que se daban) el desmantelamiento violento y radical de todo el tejido industrial de la Alemania del Este; de modo que de manera extraordinariamente rápida, las empresas del Este cerraron las puertas, despidieron a la gente y experimentaron un proceso de desindustrialización sin precedentes en la historia reciente de Europa. Tres millones de personas (sobre una población total de 17 millones de habitantes) tuvieron que emigrar al Oeste para buscar trabajo. Éste fue el experimento, que a la patronal y al capital financiero alemán les salió muy bien. Se “tragaron” la industria del Este, y absorbieron gran cantidad de mano de obra barata (de Alemania del Este, pero también de Hungría, Polonia o Checoslovaquia), como herramienta para presionar a los trabajadores alemanes a costa de sus condiciones de trabajo. Esto se tradujo en la Agenda 2010.
-¿Cómo se aplica el modelo alemán a la Unión Europea y qué repercusiones tiene ello en los países del Sur?
La paradoja de la Unión Europea es que nació para evitar devaluaciones competitivas y estrategias no cooperativas en las relaciones internacionales. Y ha terminado en lo contrario. Ha convertido a Europa en la “ley de la selva”. Alemania sigue una estrategia neomercantilista para crecer a base de exportaciones a costa de arruinar a sus vecinos. Hace con la periferia europea lo mismo que en su día hizo con la Europa del Este. Ha implantado un marco monetario único, donde los diferenciales de competitividad hacen que Alemania refuerce su patrón de crecimiento a base de exportaciones. Esto ha convertido a las economías periféricas en dependientes. Hay, además, un sector importante de la izquierda y del movimiento sindical que no ha entendido lo siguiente: la estrategia neomercantilista alemana es una estrategia “nacional”, y en la pomada están la derecha, la socialdemocracia y el movimiento sindical. Quien se sale de este consenso está condenado a la marginalidad. Insisto, es una estrategia “nacional”. Las reformas y recortes salariales más duros van a aplicarlos Schröder y los verdes. En contra de lo que muchas veces se dice, el problema no es Merkel sino Alemania, y la voluntad de imponer al resto del continente una estrategia económica neomercantilista. Esto tiene como consecuencia que, mientras en Alemania se acaba de bajar la edad de jubilación, en España se incrementa. O que mientras en Alemania existe un compromiso por aumentar el salario mínimo, en España se produce una destrucción de los mecanismos clásicos de negociación colectiva para hundir los salarios. Esto evidencia la incapacidad de las elites políticas y económicas del Sur de Europa de seguir un camino independiente para sus pueblos. Lo que Manolo Monereo, en expresión muy acertada, denomina “Vichy global”. Estas élites del Sur prefieren que otros les hagan el trabajo sucio antes que enfrentarse directamente con las clases populares.
-Descrito el panorama, ¿Qué alternativas cabe plantear?
O salimos del euro o el país podría sumirse en un escenario de caos y violencia. La única salida progresista que le queda a nuestro pueblo es salir del euro, como primer paso de una estrategia constituyente orientada a un reequilibrio radical del poder entre las clases. Una estrategia constituyente orientada a desplazar el poder económico y social desde el capital hasta el Trabajo, integrada (esta estrategia) en una serie de elementos interconectados. De entrada, salir del euro para recuperar la competitividad y mejorar la balanza comercial del país. Y que las empresas empiecen a contratar gente. Pero sabiendo que muy probablemente ello comporte un escenario económico muy complejo, en el que podríamos destacar dos implicaciones muy importantes que un gobierno de base popular tendría necesariamente que afrontar. En primer lugar, que al devaluar la moneda, la deuda exterior se multiplicará y será imposible que el país pueda satisfacerla. Por eso es tan imposible que la salida del euro vaya acompañada de una segunda medida: decretar la suspensión de pagos del país, y poner en marcha una auditoría pública y democrática de la deuda en la que, además de técnicos y especialistas, participen también representantes de la sociedad civil y los sindicatos para garantizar la transparencia del proceso. Y todo esto al tiempo que se asegura una quita sustancial de la deuda. Además, teniendo en cuenta que España es un país muy dependiente desde un punto de vista energético, la ruptura del euro y la devaluación de la moneda puede desencadenar un proceso inflacionario en el país. Pues bien, se ha de asumir ese proceso, ya que si se ha de “ajustar” la economía, es preferible que haya inflación a que se produzcan recortes salariales, ya que estos afectan de manera general e indiscriminada al poder adquisitivo de las personas. Sin embargo, la inflación afecta de manera selectiva en la medida en que lo hace preferentemente sobre los productos importados. Eso deja un margen al consumidor a la hora de elegir el producto.
-¿Ha de asumirse, entonces, si se rompe con el euro, un aumento en el precio de los bienes básicos?
La inflación ha de asumirse porque, como contrapartida, habrá más empleo. Otra contrapartida a la inflación es que se recuperarán las herramientas de políticas “macro” y la posibilidad de indexar salarios y pensiones al IPC. Pero tampoco se habría de sobrevalorar el riesgo de inflación porque hay una inflación oculta en la economía (el “redondeo”), que podría revertirse con la vuelta a la peseta. En todo caso, es cierto que pese a todo lo dicho, en un país tan dependiente desde el punto de vista energético, y que importa buena parte de los productos que consume, se dará un incremento de los precios. Ahora bien, en los meses posteriores a la salida del euro, el gobierno tendría que adoptar medidas excepcionales, sobre todo tres. Primero, dar gran importancia a los acuerdos bilaterales con países productores, como Rusia y Venezuela. Además, las clases populares estarán bajo presión y es posible que haya que subvencionar el transporte y la calefacción a las familias con menos recursos. Podría ser necesario también un racionamiento de productos (alimentos, gasolina, medicina…). Hemos de ser conscientes de que en ese momento la banca estará bajo presión, y de que se producirán quiebras. Así pues, será necesario decretar la nacionalización de la banca y la creación de una banca pública con un objetivo fundamental. Poner al estado al frente de la economía para revertir la financiarización de nuestro sistema económico y transitar desde un modelo basado en la especulación y el ladrillo a un modelo basado en la economía real, productiva e industrial. La nacionalización de los sectores económicos estratégicos, una reforma fiscal (que amplíe la base tributaria del país) progresiva y profunda; y la reorientación de la política exterior. Además, mejorar las prestaciones sociales sobre todo en sanidad y educación.
-Por último, el “Frente Cívico-Somos Mayoría” organiza unas jornadas estatales sobre el euro los días 9, 10 y 11 de mayo. ¿Con qué objetivos?
Creemos que hay un espacio político vinculado a la recuperación de la soberanía, y lo que queremos es abrir un debate y denunciar las limitaciones que el proyecto europeo implica para un proceso de transformación social. Asociar nuestro proyecto a la salida del euro, como primer paso de una estrategia constituyente que nos permita superar la tremenda crisis que atravesamos. Las jornadas, que se celebrarán en Valencia, llevan por título “Por la recuperación de la soberanía: salir del euro”, y contarán con la presencia de Julio Anguita (vía “streaming”), Pedro Montes, Joan Tafalla, Manolo Monereo Alberto Montero, Ramón Franquesa y Adoración Guamán, entre otros, además de representantes de los movimientos sociales. Para más información http://www.frentecivicosomosmayoria.es/por-la-recuperacion-de-la-soberania-salir-del-euro-valencia-910-y-11-mayo-2/
-¿Qué significa el euro? ¿Tiene algún significado más allá de la moneda única europea?
El euro es fundamentalmente una ratonera. Una herramienta para forjar la hegemonía del capital alemán en el escenario europeo. Partimos del contexto económico de la crisis económica de los años 70 (crisis del petróleo) y de la situación que algunos países afrontaban en este entorno del incertidumbre. Había un país –en concreto, Alemania- con ventaja para proteger su crecimiento económico a base de exportaciones; y que poseía un “espacio vital”, que era entonces la Comunidad Económica Europea (CEE). Es esto lo que permite que Alemania articule un crecimiento económico a base de exportaciones y se convierta en el polo fundamental para el desarrollo industrial de Europa. Alemania exporta a Europa no sólo coches o lavadoras, sino todo tipo de bienes de equipo (siderometalúrgica, química, construcción naval, etcétera). En ese contexto de crisis, Alemania es capaz de producir bienes de consumo y equipo con alto grado de eficacia, pero es incapaz de generar por sí la demanda interna para absorber esa producción. Ahora bien, contaba con una ventaja: la periferia europea, que le proporcionaba esa demanda necesaria. Éste es el contexto económico en el que nace el euro.
-¿Consideras que el euro encarna, además de la hegemonía del capitalismo alemán, un determinado modelo económico?
La Unión Europea y el euro representan la expresión más acabada de lo que llamamos “neoliberalismo”. Si recuperamos la obra de Milton Friedman (en concreto, los libros que escribe en los años 60: “Capitalismo y libertad” o “Libertad de elegir”), su razonamiento básico y tronco del neoliberalismo es que el estado es una especie de “agente externo” a la sociedad. Como una enfermedad que tendría que separarse del orden social. La idea central es la separación de la política y la economía, núcleo duro del pensamiento económico conservador posterior a la segunda guerra mundial. Excluir al estado de la economía para consagrar la ley del más fuerte; el imperio del mercado y el darwinismo social que se reproduce en el mercado. En definitiva, permitir que la explotación capitalista se reproduzca sin trabas, mediante la abstención del estado y con un objetivo muy claro: hacer viable el programa económico que interesa a los sectores más poderosos de la sociedad. Esto es la Unión Europea. La arquitectura institucional europea y el euro, sobre todo a partir del Tratado de Maastricht, establece un marco económico y político que reduce a la mínima expresión la gestión de la economía mediante las políticas macroeconómicas.
-¿Cómo se produce, en concreto, este vaciamiento de las herramientas macroeconómicas de los estados?
Las políticas de tipos de cambio desaparecen con la supresión de las monedas nacionales. De ese modo se deroga la principal herramienta que tenían los estados para la aplicación de políticas macroeconómicas: la devaluación de la moneda. En segundo lugar, el Banco Central Europeo (BCE) asume la política monetaria de manera independiente del poder político. Se separa, así, la política monetaria de cualquier “interferencia” democrática. Además, se prohíbe al BCE financiar el déficit público de los estados, de modo que se les obliga a buscar financiación en los mercados financieros internacionales, a tipos más altos. Esto es lo que provoca la crisis de la deuda. En tercer lugar, la política fiscal queda constreñida por los criterios de convergencia de Maastricht, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), la reforma constitucional planteada por el PP y el PSOE y, finalmente, la Ley de Estabilidad Presupuestaria. La conclusión es que de las cuatro variables que a un estado le permiten gestionar la economía mediante variables macroeconómicas, tres le han sido sustraídas al estado. Entonces sólo le queda la variable salarial. La arquitectura institucional europea está construida para que el salario sea el principal factor de competitividad. Y ello está en la base de la estrategia “devaluacionista” que hoy impera en Europa.
-¿Cuál es el objetivo esencial del capitalismo alemán en torno a la moneda única?
Incrementar y perpetuar su excedente comercial con la periferia europea. Además, reforzar la posición alemana en el esquema europeo como exportador neto de productos y bienes de equipo, e importador neto de demanda general. Pero lo importante es que se trata de una estrategia nacional. Que tenía sus problemas: las devaluaciones competitivas de las monedas de los países del Sur (sobre todo, España e Italia) para mejorar la competitividad y la balanza comercial en relación con Alemania. El euro resuelve este problema a Alemania. Nadie duda por qué entró Alemania en el sistema euro. El problema es por qué entramos nosotros.
-¿Por qué razón consideras que ingresaron los países de la periferia europea en la moneda única?
No existe una respuesta fácil. Pero pienso que se dieron tres motivos. En primer lugar, porque el euro es también una herramienta muy importante para romper la capacidad de negociación de los sindicatos. Y aleja cualquier decisión de política económica de un posible control democrático. Además, nuestros pueblos arrastraban un gigantesco complejo de inferioridad respecto a otros pueblos de Europa. Dicho de otro modo, el mito de Europa ha gobernado el sentido común de nuestros pueblos. Un mito colectivo y vía de escape de un país incapaz de aceptarse a sí mismo y su pasado. España representaría, por tanto, el autoritarismo, el atraso, el clericalismo…Europa, por el contrario, representaría el progreso, la modernidad y el laicismo. Hemos vivido, así pues, un sueño colectivo; con el euro iban a acabarse las contradicciones sociales. La última razón es la tremenda corrupción del poder político, que ha llegado a ser estructural y afecta al PP, al PSOE y a sus “muletas políticas”, CIU y PNV. Desde el jefe del Estado hasta el último concejal de Urbanismo que aceptaba sobornos por licencias de obra.
-¿Es posible una reforma desde dentro de la actual Unión Europea? ¿Observas la posibilidad de cambios graduales que puedan alterar la esencia de la UE?
En teoría todo es posible. De hecho, hay sectores muy importantes de la izquierda y el sindicalismo que lo plantean y hacen una aproximación crítica al proceso de construcción europea; critican además las posiciones del Banco Central Europeo (BCE) o la fragmentación fiscal. Se formulan planteamientos teóricamente posibles como la abolición del pacto de estabilidad, una autoridad fiscal a nivel europeo y, en el centro del “buenismo”, se pide la implantación de un salario mínimo europeo. Me entra la risa. Ésta es una quimera que tiene paralizada desde hace décadas a la izquierda y el movimiento sindical. No hay en Europa hoy, ni habrá en un futuro inmediato, posibilidades de que esto ocurra. Políticamente es imposible porque la creación de una autoridad fiscal en Europa exigiría una reestructuración de la soberanía en la UE. Y ocurre que la soberanía en la UE se ha construido sobre la base de una rigurosa construcción de intereses nacionales y jerarquías entre estados, de manera que cualquier reforma posible ha de respetar esta jerarquía, en la cumbre de la cual están Alemania y los países del Norte. El euro ha sido, de hecho, la herramienta para la hegemonía del capital alemán y para la instauración de su soberanía en la Unión Europea. A mi juicio, cualquier agenda política que quiera romper con el neoliberalismo reinante, incluso en sentido reformista, ha de plantearse inevitablemente romper con la UE y sus instituciones.
-¿En qué términos se expresa la dialéctica centro-periferia en el marco de la zona euro?
Creo que con Alemania habría que aplicar el “principio de precaución”. No olvidemos que los nazis eran alemanes. La gran paradoja de la Unión Europea es que nació con la finalidad de evitar devaluaciones competitivas de la moneda y de neutralizar la lucha de todos contra todos que en el pasado, incluso, llevó al continente a la guerra. Pero ha provocado un escenario de “ley de la selva” en que la estrategia económica dominante consiste en arruinar a tu vecino. La relación entre centro y periferia es la consecuencia, entre otras cosas, de una estrategia de “represión salarial” impulsada por Alemania a partir de los años 90, tras la Unificación, y sobre todo a partir de 2000, con la Agenda 2010, que igualmente iba encaminada a reducir salarios. Se mantuvieron en Alemania los salarios por debajo del crecimiento de la productividad con el fin de potenciar la estrategia exportadora y crecer a base de superávit comerciales con el exterior. Pero la otra cara de este superávit es el déficit comercial de los países de la periferia europea, que van asumiendo posiciones dependientes que nos llevan progresivamente al subdesarrollo.
-Te refieres a una hegemonía alemana en Europa. ¿Cómo se desarrolla el proceso hasta llegar a consolidarse?
No hemos de perder de vista que el control del continente europeo, a base de un sistema económico integrado y de moneda única como herramienta de dominio, está muy presente ya en la geopolítica nazi y en la idea (muy cercana) del “Lebensraum” de Hitler. La primera vez que Alemania pone en práctica este concepto es con la Reunificación, que se produce de una manera muy parecida a cómo después se forja la unificación monetaria europea. De hecho, la unificación alemana fue el experimento previo. Alemania Occidental, para absorber a la ALEMANIA DEMOCRÁTICA, implanta una unificación monetaria basada en la paridad entre el Deutsche Mark y el marco del este, que implicó a corto plazo (y por los diferenciales de competitividad tan grande que se daban) el desmantelamiento violento y radical de todo el tejido industrial de la Alemania del Este; de modo que de manera extraordinariamente rápida, las empresas del Este cerraron las puertas, despidieron a la gente y experimentaron un proceso de desindustrialización sin precedentes en la historia reciente de Europa. Tres millones de personas (sobre una población total de 17 millones de habitantes) tuvieron que emigrar al Oeste para buscar trabajo. Éste fue el experimento, que a la patronal y al capital financiero alemán les salió muy bien. Se “tragaron” la industria del Este, y absorbieron gran cantidad de mano de obra barata (de Alemania del Este, pero también de Hungría, Polonia o Checoslovaquia), como herramienta para presionar a los trabajadores alemanes a costa de sus condiciones de trabajo. Esto se tradujo en la Agenda 2010.
-¿Cómo se aplica el modelo alemán a la Unión Europea y qué repercusiones tiene ello en los países del Sur?
La paradoja de la Unión Europea es que nació para evitar devaluaciones competitivas y estrategias no cooperativas en las relaciones internacionales. Y ha terminado en lo contrario. Ha convertido a Europa en la “ley de la selva”. Alemania sigue una estrategia neomercantilista para crecer a base de exportaciones a costa de arruinar a sus vecinos. Hace con la periferia europea lo mismo que en su día hizo con la Europa del Este. Ha implantado un marco monetario único, donde los diferenciales de competitividad hacen que Alemania refuerce su patrón de crecimiento a base de exportaciones. Esto ha convertido a las economías periféricas en dependientes. Hay, además, un sector importante de la izquierda y del movimiento sindical que no ha entendido lo siguiente: la estrategia neomercantilista alemana es una estrategia “nacional”, y en la pomada están la derecha, la socialdemocracia y el movimiento sindical. Quien se sale de este consenso está condenado a la marginalidad. Insisto, es una estrategia “nacional”. Las reformas y recortes salariales más duros van a aplicarlos Schröder y los verdes. En contra de lo que muchas veces se dice, el problema no es Merkel sino Alemania, y la voluntad de imponer al resto del continente una estrategia económica neomercantilista. Esto tiene como consecuencia que, mientras en Alemania se acaba de bajar la edad de jubilación, en España se incrementa. O que mientras en Alemania existe un compromiso por aumentar el salario mínimo, en España se produce una destrucción de los mecanismos clásicos de negociación colectiva para hundir los salarios. Esto evidencia la incapacidad de las elites políticas y económicas del Sur de Europa de seguir un camino independiente para sus pueblos. Lo que Manolo Monereo, en expresión muy acertada, denomina “Vichy global”. Estas élites del Sur prefieren que otros les hagan el trabajo sucio antes que enfrentarse directamente con las clases populares.
-Descrito el panorama, ¿Qué alternativas cabe plantear?
O salimos del euro o el país podría sumirse en un escenario de caos y violencia. La única salida progresista que le queda a nuestro pueblo es salir del euro, como primer paso de una estrategia constituyente orientada a un reequilibrio radical del poder entre las clases. Una estrategia constituyente orientada a desplazar el poder económico y social desde el capital hasta el Trabajo, integrada (esta estrategia) en una serie de elementos interconectados. De entrada, salir del euro para recuperar la competitividad y mejorar la balanza comercial del país. Y que las empresas empiecen a contratar gente. Pero sabiendo que muy probablemente ello comporte un escenario económico muy complejo, en el que podríamos destacar dos implicaciones muy importantes que un gobierno de base popular tendría necesariamente que afrontar. En primer lugar, que al devaluar la moneda, la deuda exterior se multiplicará y será imposible que el país pueda satisfacerla. Por eso es tan imposible que la salida del euro vaya acompañada de una segunda medida: decretar la suspensión de pagos del país, y poner en marcha una auditoría pública y democrática de la deuda en la que, además de técnicos y especialistas, participen también representantes de la sociedad civil y los sindicatos para garantizar la transparencia del proceso. Y todo esto al tiempo que se asegura una quita sustancial de la deuda. Además, teniendo en cuenta que España es un país muy dependiente desde un punto de vista energético, la ruptura del euro y la devaluación de la moneda puede desencadenar un proceso inflacionario en el país. Pues bien, se ha de asumir ese proceso, ya que si se ha de “ajustar” la economía, es preferible que haya inflación a que se produzcan recortes salariales, ya que estos afectan de manera general e indiscriminada al poder adquisitivo de las personas. Sin embargo, la inflación afecta de manera selectiva en la medida en que lo hace preferentemente sobre los productos importados. Eso deja un margen al consumidor a la hora de elegir el producto.
-¿Ha de asumirse, entonces, si se rompe con el euro, un aumento en el precio de los bienes básicos?
La inflación ha de asumirse porque, como contrapartida, habrá más empleo. Otra contrapartida a la inflación es que se recuperarán las herramientas de políticas “macro” y la posibilidad de indexar salarios y pensiones al IPC. Pero tampoco se habría de sobrevalorar el riesgo de inflación porque hay una inflación oculta en la economía (el “redondeo”), que podría revertirse con la vuelta a la peseta. En todo caso, es cierto que pese a todo lo dicho, en un país tan dependiente desde el punto de vista energético, y que importa buena parte de los productos que consume, se dará un incremento de los precios. Ahora bien, en los meses posteriores a la salida del euro, el gobierno tendría que adoptar medidas excepcionales, sobre todo tres. Primero, dar gran importancia a los acuerdos bilaterales con países productores, como Rusia y Venezuela. Además, las clases populares estarán bajo presión y es posible que haya que subvencionar el transporte y la calefacción a las familias con menos recursos. Podría ser necesario también un racionamiento de productos (alimentos, gasolina, medicina…). Hemos de ser conscientes de que en ese momento la banca estará bajo presión, y de que se producirán quiebras. Así pues, será necesario decretar la nacionalización de la banca y la creación de una banca pública con un objetivo fundamental. Poner al estado al frente de la economía para revertir la financiarización de nuestro sistema económico y transitar desde un modelo basado en la especulación y el ladrillo a un modelo basado en la economía real, productiva e industrial. La nacionalización de los sectores económicos estratégicos, una reforma fiscal (que amplíe la base tributaria del país) progresiva y profunda; y la reorientación de la política exterior. Además, mejorar las prestaciones sociales sobre todo en sanidad y educación.
-Por último, el “Frente Cívico-Somos Mayoría” organiza unas jornadas estatales sobre el euro los días 9, 10 y 11 de mayo. ¿Con qué objetivos?
Creemos que hay un espacio político vinculado a la recuperación de la soberanía, y lo que queremos es abrir un debate y denunciar las limitaciones que el proyecto europeo implica para un proceso de transformación social. Asociar nuestro proyecto a la salida del euro, como primer paso de una estrategia constituyente que nos permita superar la tremenda crisis que atravesamos. Las jornadas, que se celebrarán en Valencia, llevan por título “Por la recuperación de la soberanía: salir del euro”, y contarán con la presencia de Julio Anguita (vía “streaming”), Pedro Montes, Joan Tafalla, Manolo Monereo Alberto Montero, Ramón Franquesa y Adoración Guamán, entre otros, además de representantes de los movimientos sociales. Para más información http://www.frentecivicosomosmayoria.es/por-la-recuperacion-de-la-soberania-salir-del-euro-valencia-910-y-11-mayo-2/
lunes, 5 de mayo de 2014
Una pesadilla sin retorno: la Europa neoliberal
Héctor Illueca Ballester *
La obra de Milton Friedman constituye una referencia ineludible para comprender la auténtica naturaleza del denominado neoliberalismo. Laureado con el Premio Nobel de Economía en 1976, es sin lugar a dudas el referente más importante de la teoría política monetarista, que orienta e inspira la política económica adoptada en muchos países del mundo y muy especialmente en la Unión Europea. Sus ideas y opiniones, ancladas en la prehistoria de la ciencia económica, han adquirido una influencia cada vez mayor en nuestro continente a medida que la crisis se ha ido transformando en una recomposición capitalista en clave autoritaria y conservadora. Por decirlo claramente: la teoría elaborada por Milton Friedman y otros ideólogos conservadores como Hayek, constituye la sustancia vertebradora de la tentativa reaccionaria que se proyecta en la actualidad sobre el teatro político de Europa. Su apelación al mercado como principio rector de la organización social y económica ocupa un lugar preponderante en la praxis económica de los gobiernos europeos, tanto de las potencias centrales como de los países periféricos que comparten el espacio económico de la eurozona.El razonamiento básico de Milton Friedman, expresado en su obra Capitalismo y libertad, es que sólo hay dos maneras de coordinar las actividades económicas de millones de personas: una forma política, que se basa en la coerción de un aparato especializado y se desarrolla mediante la intervención del Estado; y una forma extrapolítica, que se basa en la cooperación voluntaria de los individuos y se desarrolla a través del mercado. La forma política, o sea, el Estado, representa la coerción, la opresión y el autoritarismo; la forma extrapolítica, o sea, el mercado, representa la cooperación, la autonomía y la libertad individual. Bien entendido que éste es un modelo teórico y, en consecuencia, se presenta en la realidad bajo diversas formas, nunca en estado puro. El Estado y el mercado constituyen principios antagónicos que se entremezclan y coexisten en una sociedad determinada, pero uno de ellos acaba por imponerse y contamina con su lógica a todo el cuerpo social. Para Friedman, la victoria del Estado implica la claudicación definitiva de las libertades individuales. El triunfo del mercado, en cambio, garantiza el disfrute de las posesiones terrenales sin interferencias coercitivas de ninguna especie.
Esta concepción del orden social abona la consideración del Estado como un agente externo a la sociedad, una respuesta patológica del orden social que debe separarse de la economía para proteger la libertad y la autonomía individual. La separación de política y economía, he aquí el núcleo duro del pensamiento neoconservador progresivamente difundido a partir de la II Guerra Mundial. La clave es excluir al Estado de la economía para consagrar el imperio del mercado, la ley del más fuerte, el darwinismo social que se reproduce en el mercado. La abstención del Estado en la economía permite que la explotación capitalista se reproduzca sin turbulencias, viabilizando un programa abiertamente reaccionario y favorable a los sectores más privilegiados de la sociedad. A veces, hay que decirlo, son necesarias ciertas dosis de despotismo político para imponer planes de ajuste estructural a las poblaciones, pero eso nunca ha representado un problema para los ideólogos del neoliberalismo. Milton Friedman lo admitía con una naturalidad pasmosa, casi con desparpajo, afirmando que sus recetas económicas sólo podrían aplicarse si el Estado disponía de suficiente fuerza política para imponerlas.
Pues bien, el proceso de construcción europea concentra y resume los principales postulados de la doctrina neoliberal arriba enunciada: crear un marco político que reduzca a la mínima expresión la gestión de la economía a través de las políticas macroeconómicas, bajo la premisa de que el mercado constituye un sistema estable que tiende a autorregularse. Esta ha sido la constante desde sus primeros pasos en el Tratado de Maastricht, cuando se aprobaron los criterios de convergencia, hasta las reformas más recientes que pretenden reforzar la gobernanza de la zona euro (Pacto por el Euro, Pacto Fiscal). Esta realidad pudo permanecer oculta mientras el crecimiento económico extendía un velo de silencio sobre las destrucciones sociales que estaba provocando el mercado único, pero la crisis ha revelado de manera despiadada la auténtica naturaleza del proyecto europeo: una gigantesca operación política orientada a secuestrar la soberanía popular y sustraer las políticas económicas al control democrático de la ciudadanía.
En efecto, la implantación del euro hizo desaparecer las monedas nacionales, que constituían uno de los principales símbolos de la soberanía. De este modo, los Estados renunciaron al principal instrumento del que disponían para afrontar los desequilibrios comerciales internacionales: la devaluación de la moneda. Ello tenía especial importancia en países periféricos como España e Italia, que tradicionalmente habían recurrido a esta medida para equilibrar la balanza comercial y mejorar su posición en el esquema europeo, reduciendo los diferenciales de competitividad con Alemania y otros países. Paralelamente, la creación de un Banco Central Europeo independiente permitió aislar la política monetaria de cualquier interferencia democrática, ignorando las necesidades específicas de cada país en la determinación de los tipos de interés, que pasó a vincularse a la situación registrada en la media de la Eurozona.
La existencia de la moneda única y de un Banco Central independiente definieron un espacio económico progresivamente liberado de las interferencias y regulaciones que tradicionalmente han caracterizado el modelo europeo, alumbrando un nuevo tipo de capitalismo puro, hipercompetitivo y plenamente mercantilizado. A modo de corolario, la capacidad de los Estados para realizar políticas fiscales se limitó estrictamente en el Tratado de Maastricht, primero, y en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, después, que establecieron objetivos sumamente rigurosos en materia económica y presupuestaria. Atados de pies y manos, los gobiernos de la periferia quedaron atrapados en la trampa del mercado autorregulado, sin apenas margen de maniobra. Al desencadenarse la crisis, vieron reducirse sus ingresos e incrementarse sus gastos por el juego de los estabilizadores automáticos, haciendo imposible cumplir el objetivo de déficit máximo, fijado en el 3 por ciento del PIB. Acosados por los mercados y abandonados por el BCE, los países del sur de Europa emprendieron drásticos recortes en el gasto público para satisfacer aquel objetivo. Sin embargo, los recortes no han hecho sino agravar los problemas de crecimiento y alejar los objetivos de reducción del déficit, provocando una espiral diabólica que agudiza y empeora la situación de crisis.
Llegados a este punto del razonamiento, se entiende mucho mejor la verdadera naturaleza del proceso de construcción europea, en la que conviene insistir de nuevo: separar al Estado de la economía para que la explotación capitalista se desarrolle sin turbulencias. Lógicamente, si el tipo de cambio ha desaparecido, la política monetaria ha sido transferida y la política fiscal se encuentra limitada por una estricta disciplina presupuestaria, la única variable que puede servir de base para un ajuste económico en una situación de crisis es la flexibilidad de los salarios. Esto es lo que explica que las actuaciones estatales de control sobre el mercado y de protección de los derechos sociales estén siendo destruidas al ritmo de los dictados de la unión económica y monetaria. El dumping social no sólo no se ha combatido, sino que se ha fomentado, situando la regulación del trabajo asalariado como único factor de competitividad y desencadenando un feroz darwinismo normativo para reducir los estándares laborales y de protección social.
En este contexto, salir del euro constituye una alternativa posible y deseable para nuestro pueblo, que se enfrenta a la necesidad de recuperar la soberanía para superar la gravísima crisis que atravesamos. Como he defendido en otro lugar, ello sería el primer paso de una estrategia constituyente que pretenda el reequilibrio de la economía en el marco de un desplazamiento del poder económico y social hacia el Trabajo. Una estrategia que empieza con el impago de la deuda soberana y se amplía a una salida unilateral del euro que permita a nuestro país escapar del cataclismo de la devaluación interna impuesta por la Unión Europea. La solución no pasa por un europeísmo débil y subordinado al diktat de Berlín, sino por trabar relaciones de solidaridad entre las clases populares del Estado con la finalidad de impulsar una alternativa general para romper con la Europa de Maastricht. Es la hora de abolir el euro, recuperar la soberanía y encarar una reconstrucción europea al servicio de los pueblos y no de los poderosos. Mañana podría ser demasiado tarde.
(*) Héctor Illueca Ballester es Inspector de Trabajo y Seguridad Social y portavoz del Frente Cívico somos Mayoría.
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