El domingo 2 de febrero, a las 14h, la UIP ha cargado contra una
concentración formada por unas cincuenta personas frente al restaurante “La
Parrilla de San Lorenzo”, en el centro de Valladolid. Como resultado
tres personas han resultado detenidas y varias contusionadas. Cinco
recibieron asistencia médica y una de ellas, nuestra compañera Encarna,
ha quedado ingresada en estado grave a causa de un ictus provocado por
un derrame cerebral interno. A las 20h del domingo 2, las consecuencias
eran una paralización del brazo-hombro derecho y dificultad en el habla.
Además, se nota una contusión en la parte posterior de la cabeza y
laceraciones producidas por tirones de cabello.
Hoy ( ayer) a las 10:30h, el subdelegado del gobierno en Valladolid, Jose Antonio Martínez Bermejo, ha dado una rueda de prensa
en la que ha expuesto una versión de los hechos que no se corresponde
con la realidad en, al menos, once aspectos fundamentales. Citamos los
mismos y explicamos qué es lo que ocurrió:
1) Esta asamblea
comunica que ha recibido los testimonios de dos trabajadores sanitarios
del Hospital Clínico Universitario, que por motivos obvios piden
permanecer en el anonimato, denunciando presiones por parte de la
gerencia de dicho centro médico hacia los trabajadores, tendentes a
disociar el estado de nuestra compañera Encarna, (calificado de “muy
grave”) basándose en las patologías previas de la víctima (hipertensión y
problemas cardiacos) de la actuación policial. Sin embargo, los
facultativos han acreditado tres contusiones en la zona craneal y
lumbar.
Así, hacemos responsables de la
evolución del estado de salud de Encarna a los funcionarios que
intervinieron en el operativo; al jefe del mismo; al Sr. Subdelegado del
Gobierno en Valladolid, D. Jose Antonio Martínez Bermejo, al Sr.
Delegado del Gobierno en Castilla y León, D. Ramiro Ruíz Medrano y al
sr. ministro del Interior, D. Jorge Fernández Díaz.
Dicha responsabilidad les será
eventualmente exigida por la vía judicial, de acuerdo a las leyes que,
como ciudadanos respetamos y que ellos, como funcionarios, deberían
respetar y hacer cumplir.
2) No es cierto que la
manifestante ingresada en estado grave lo haya sido por casualidad y que
sus lesiones “no sean consecuencia de golpe o contusión alguna”. No es
cierto que los facultativos hayan sostenido que el ictus producto de
hemorragia no tenga que ver con la intervención policial. Es una mentira
que, por la suma gravedad del hecho que pretende ocultar, resulta
ridícula. De nuevo en los vídeos
se observa como Encarna (con un abrigo blanco y de unos sesenta años de
edad) es, en repetidas ocasiones, zarandeada por diversos funcionarios
de policía. Fuera de vídeo, pero al menos dos personas dan fe de ello,
sufre al menos tres impactos con una defensa en la zona posterior de la
cabeza. El pretender que no existe una relación causa-efecto entre la
actuación policial y el estado grave de nuestra compañera y que este se
produjo así porque sí es un insulto a la inteligencia de la ciudadanía y
abunda, por desgracia, en prácticas manifiestamente ilegales y ya señaladas por la justicia tristemente habituales en el proceder de las UIP en Valladolid.
3) No es cierto que
todos los manifestantes sean dados de alta con lesiones “de carácter
leve”: las fracturas de huesos, como atestiguan las imágenes, causadas a
una señora inmovilizada por al menos tres funcionarios no puede
considerarse “lesión leve”, como se demostrará en sede judicial en el
momento correspondiente.
4) En ningún momento
los concentrados “hirieron” a un número indeterminado de policías. En su
declaración de prensa la Subdelegación sostiene que tres funcionarios
tuvieron que “recibir tratamiento” hospitalario. En ningún momento de
los vídeos, en ninguna fotografía se aprecia agresión alguna a los
agentes. Más bien al contrario, como cualquier persona normal puede
deducir con solo mirar
las imágenes y no podemos dejar de observar que ya sería mala suerte
que el 10% de todos los antidisturbios intervinientes resultasen
lesionados fuera de foco o en un ángulo ciego.
5) En ningún momento
los concentrados “intentan romper el cordón policial lanzando manotazos y
patadas a los agentes”, como sostiene la Subdelegación. Por un lado, de
nuevo, tanto los testimonios como los vídeos y fotografías
disponibles desmienten totalmente esa posibilidad: los manifestantes
llegan al citado local sin existir cordón alguno, los agentes se
acercan formando dos líneas, agarran la pancarta, empujan y dan
patadas a través de la misma a quienes la sostienen (como se aprecia en
el video) y
proceden a disolver, defensa en mano, la concentración. Pero es que
además esos mismos vídeos permiten apreciar la edad de los concentrados:
personas de ambos sexos por encima de los cincuenta años en su mayoría y
que escasas posibilidades tienen de dañar físicamente a los
funcionarios de la UIP, que entre sus no muy numerosas virtudes lucen
una preparación física y un conocimiento de cómo hacer daño al prójimo
que esta asamblea les reconoce caballerosamente.
6) En ningún momento se
niegan los concentrados a proporcionar sus documentos de identidad a
los funcionarios. Estos los exigen a algunas personas después de haber
disuelto la concentración (y los obtienen) y realizado las detenciones,
como, de nuevo, se aprecia en los testimonios gráficos que son ignorados
por la Subdelegación del Gobierno en su versión.
7) En ningún momento
los concentrados hicieron caso omiso de las indicaciones de los agentes,
porque estas, sencillamente, no existieron: como se aprecia en los vídeos,
los efectivos policiales se aproximan a la concentración en grupo y
buscando el contacto físico. No hay intimación previa de ninguna clase: se recurre al desalojo expeditivo como primera opción.
8) Hacemos notar que el propio subdelegado, en declaraciones
a la Tribuna de Valladolid realizadas el mismo domingo 2, no hace
referencia a ningún presunto intento de aproximarse o de acceder al
local (porque dicho intento no se produjo), justificando la actuación
policial como una intervención para “garantizar el derecho al ocio de
las personas usuarias del local sin ser molestados”, expresión que
desaparece (convenientemente) de la versión oficial de hoy lunes.
9) En ningún momento
los concentrados frente al restaurante “La Parrilla de San Lorenzo” se
acercaron al citado local “con actitud intimidatoria”. Los concentrados
realizaban un recorrido por la zona, con paradas breves, y habrían
seguido de largo si no llega a ser por la fragilidad de nervios de los
efectivos policiales y su actuación posterior.
10) En ningún momento
las personas concentradas han “obligado a los transeúntes a refugiarse
en el interior de los establecimientos” circundantes. El subdelegado de
Gobierno confunde el domingo con el sábado por la noche, cuando un grupo
de ciudadanos se concentró espontáneamente
frente a un local donde Carlos Floriano y Alfonso Alonso consumían en
la terraza, para entrar apresuradamente en el momento en que comenzaban
los primeros cánticos. Nada por el estilo sucedió el domingo al
mediodía, como atestiguan participantes y medios de comunicación
presentes, y como puede observarse en los vídeos y fotografías
tomados antes y durante la actuación policial: es más, los mismos
feligreses de San Lorenzo, que en ese momento salían de misa, junto a
otras personas que esperaban en la puerta del propio restaurante
, recriminaron la carga policial con adjetivos como “bestial” o
“brutal”.
11) En ningún momento
aceptamos por válida, sin sentencia firme de por medio, la aseveración
realizada por Delegación de Gobierno de que la concentración era “no
comunicada” y por lo tanto ilegal: el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos ha fallado repetidas veces sobre
la imposibilidad de prohibir y disolver concentraciones pacíficas por
una decisión administrativa en contradicción con lo establecido en el
artículo 21 de nuestra Constitución.
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