Miguel Luis Jiménez
Mesa Estatal FCSM
Tras la publicación de los últimos resultados de
la encuesta del CIS (Enero 2014), podemos observar como el PP baja dos puntos más desde el último
barómetro hasta situarse en el 32,1%, hay que remontarse a los años 80’s para
encontrar unos resultados similares. Mientras, el PSOE, sigue en caída libre
retrocediendo algunas décimas más, hasta colocarse en su nivel más bajo de
intención de voto de toda la serie histórica, 26,6%. Por otro lado, IU se
mantiene en el 11,3%, mientras que la única fuerza política que experimenta un
avance significativo es UPyD que consigue su mejor cifra con un 9,2%.
Sin embargo, estos datos han
sufrido un tratamiento estadístico, tal y como admite el CIS en el documento
publicado y no son los datos directos de las respuestas de las personas
encuestadas. Si nos vamos a esos datos, los resultados son demoledores para los
dos principales partidos políticos del país.
Como podemos observar en el
gráfico adjunto, el bipartidismo se encuentra ya totalmente desbordado ya que
PP y PSOE solo serían votados por el 22,6% de las personas encuestadas. Sin
embargo, esta caída tan acusada en los dos principales partidos no se traduce
en un aumento proporcional de los llamados partidos minoritarios, que mejoran
sus resultados pero de una manera muy limitada. Así, IU se va al 7,1% y UPyD se
queda en el 4,6%. El desplome de PP y PSOE ha terminado yéndose al voto en
blanco, la abstención y los indecisos que suponen un demoledor 53.4% de los
encuestados.
Sin embargo, lo más interesante es ver como han
evolucionado estos datos desde las últimas elecciones al parlamento. Sobre estas líneas se aprecia como los dos
principales partidos han sufrido un descalabro en intención de voto sin
paliativos, perdiendo el PP 19.7 puntos porcentuales pasa del 30.5% al 10.8%.
El PSOE pierde 6,4 puntos pasando del 18.2% al 11.8%.
Esta sangría de votos no son recogidos en esta evolución
por los partidos minoritarios sino que terminan engrosando las listas del voto
en blanco (que se duplica) y la abstención. La suma de ambos elementos pasa del 17% al 32.2%, un aumento de 15.2
puntos porcentuales. Es en este nicho donde se encuentra la mayoría del
electorado del país que junto con los indecisos (21.1%) engloban al 53.3% del
electorado.
La conclusión más importante que
creo, debemos extraer de estos datos es que la gran mayoría de la población con
derecho a voto se muestra desilusionada y no encuentra en los partidos
políticos y las elecciones la respuesta a sus problemas del día a día.
El elevado grado de desafección
que la mayoría de la población se muestra en la perdida de votantes que sufren
los dos grandes partidos que no es recogida sustancialmente por los llamados
partidos minoritarios.
Como segunda gran conclusión
vemos que el bipartidismo se ha disuelto y nos movemos hacia un nuevo escenario
donde es de prever la irrupción
nuevos partidos políticos que
serán, en todo caso, minoritarios. Es decir, andamos hacia un parlamento a la
Griega, con multitud de pequeñas formaciones políticas donde solo una coalición
de partidos serán capaces de conformar gobierno. Este escenario es el que ya
están preparando PP y PSOE para conformar en un futuro próximo una “gran
coalición” al estilo Alemán donde podrían entrar alguno de los socios de
gobierno tradicionales como son CIU, PNV o UPyD. Todo dependerá de lo
importante del retroceso de PP y PSOE.
En este escenario IU se encuentra
encantada ya que mejora sus resultados electorales pero de una forma tan exigua
(1.2 puntos porcentuales) que debería hacer reflexionar a sus dirigentes de por
qué no rescatan más votantes del 6.4% que pierde el PSOE o del voto en blanco y
la abstención (32.2%).
Estratégicamente, la izquierda
debería comprender que ninguno de los partidos que pueden considerarse de
izquierdas en el parlamento ni otros que pudieran conseguir escaño en las
próximas elecciones van a poder contra-restar el núcleo de poder que van a
seguir suponiendo los partidos PP-PSOE y sus aliados tradicionales (CIU, PNV,
UPyD).
Solo un pacto político de toda la
izquierda con el único objetivo de abrir en este país un nuevo proceso
constituyente puede tener el suficiente peso como sujeto político para crear un
contrapoder suficiente para frenar esta espiral de locura neoliberal en la que
nos encontramos. La izquierda debe hacer memoria y recordar que algo similar ya
se dio en el pasado, los pactos de San Sebastián, que pusieron el fin de la monarquía
de Alfonso XIII y permitieron la llegada de la 2ª República. Solo teniendo una
visión amplia no mermada por estrechos cálculos electorales, este país, tiene
una esperanza de futuro. Solo “La Izquierda” puede transitar por este camino
como ya hiciera en otro tiempo pero en la misma España.
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