Lo primero mandar a la familia y a la novia de Agustín mi más sincero pésame, por la trágica pérdida que han sufrido en este “accidente”. Esta muerte ha sido tan dolorosa como anunciada. En el Astillero no ha sorprendido a nadie, las condiciones de inseguridad e insalubridad que estamos padeciendo no las recuerdan ni los más viejos trabajadores.
Solo espero que esta muerte no sea en vano, si la dirección del Astillero no mejora la seguridad de la gente que está trabajando allí espero que la Administración, tome cartas en el asunto y actúe de oficio.
Existe un Ley de Seguridad que no se está cumpliendo y no se ve a la Inspección de Trabajo pasar por allí y tomar nota, os puedo asegurar que si lo hicieran, el astillero tendría que cerrar sus puertas.
Parece mentira que una Administración gestionada por un partido donde en sus siglas aparecen las palabras, SOCIALISTA y OBRERO, pueda dejar pasar esta ocasión para cumplir con su obligación y poner a este mal llamado empresario en el sitio donde corresponde, enfrente de la Justicia.
Hoy fue Agustín, pero mañana nos puede tocar a cualquiera de nosotros. Cuántas muertes vamos a ser capaces de soportar antes de que reaccionemos, no pedimos que nos suban el sueldo, aunque esamos ganando menos dinero que nunca. Lo único que exigimos es volver a nuestras casas cada día, sanos y a salvo. En mi modestia opinión hay una diferencia entre un accidente laboral y lo que sucedió a este chico. Para mí un accidente laboral se produce cuando las empresas ponen los medios necesarios para que estos hechos no sucedan, y los trabajadores reciben una formación en cuanto a seguridad en el trabajo. Pero cuando esto no es así, como el caso que nos ocupa, estamos más cerca del homicidio involuntario que del accidente laboral.
Carta de un trabajador del Astillero Armón
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