Miguel Ángel Lorente y Juan-Ramón Capella
Introducción
En esta larga nota se intentará demostrar:
1.º Que la cifra de las pérdidas por los rescates públicos a la banca española
superará los 130.000 millones de euros. Ninguno
de los organismos que poseen los datos al respecto (Banco de España,
FROB-Ministerio de Economía, Comisión Europea) ha tenido la intención de
publicar las cifras reales; al contrario, las ha diluido, mixtificado y
ocultado.
2.º Que
esa cifra se puede demostrar detalladamente en cada
uno de los componentes de los que ha resultado su suma (banco a banco,
caja a caja, organismo público a organismo público, crédito fiscal punto
por punto).
3.º Que esa cifra resulta una
enormidad comparada con cualquiera de las magnitudes de la economía española, especialmente con los recortesproducidos sobre los derechos económicos adquiridos de los ciudadanos, sobre el capital social acumulado.
4.º Que, como consecuencia de esas ayudas públicas no se ha producido
ningún efecto positivo sobre el crecimiento económico de España, ni sobre el aumento del crédito; más aún: ese crédito sigue disminuyendo.
5.º Que
rescatar ha sido mucho más caro para los ciudadanos que haber dejado desaparecer, ordenada y socialmente, a las cajas y bancos quebrados.
6.º Que el castigo administrativo y/o judicial a quienes, por su
acción u omisión irracional o venal, produjeron este aspecto de la
crisis, está por ejecutar.
La economía española ha tenido pésimos gestores en lo que respecta a
los intereses de la gran mayoría de los ciudadanos. Los gobiernos de F.
González la encarrilaron por la senda del neoliberalismo; la negociación
con la UE supuso gravísimos daños para el sector agrario y para grandes
industrias (siderúrgica, naval, etc.). Los gobiernos de Aznar
privatizaron a precio de saldo algunos de los mayores bienes públicos de
los españoles (Iberia, Telefónica) y pusieron las bases de la
gigantesca burbuja inmobiliaria. Con Zapatero se consolidó el
monocultivo del ladrillo, se perdió un tiempo precioso al estallar el
crack de 2008 y además se perpetró la infamia de reformar la
Constitución para subordinar los derechos sociales de los ciudadanos al
pago de la deuda externa. Con Rajoy la vida de la mayoría de los
españoles se ha deprimido gravemente, se ha generado una deuda pública
muy importante (a la que el despilfarro del saneamiento bancario ha
contribuido decisivamente), y se han puesto las bases para que los
derechos de las personas que trabajan no se puedan recuperar en muchos
años, dificultando cualquier política alternativa.
La información acerca de lo que se ha hecho y lo que no se ha hecho
es esencial para comprender la magnitud del desastre de las políticas
económicas y fiscales de los ahora gobernantes. Nada de lo que hacen
sirve para fomentar actividades productivas innovadoras que posibiliten
salir de esta gran depresión, al tiempo que esquilman el capital social
acumulado por el trabajo de los ciudadanos.
La magnitud de lo que se ha despilfarrado en la recapitalización del
sistema bancario español, así como su ocultamiento sistemático,
constituyen un ejemplo, quizás el mayor en términos cuantitativos, de
ese tipo de políticas económicas.
1. Lo que no se produjo
En junio de 2012
mientrastanto.e publicó la nota “No
recapitalizarás la banca condenada”, en la que se propugnaban cuatro
tipos de actuaciones sobre las perspectivas de saneamiento público del
sistema financiero:
1º. Minimizar el sistema financiero español, todavía enormemente sobredimensionado.
2º. No enterrar dinero público en ese saneamiento puesto que no podría recuperarse.
3º. Asignar los fondos dedicados a esa recapitalización imposible a
inyectar crédito directo a la economía (por ejemplo, a través de
créditos avalados por el Estado a particulares y empresas solventes, o
créditos otorgados directamente por las entidades intervenidas).
4º. Liquidar ordenadamente las entidades en crisis, básicamente cajas
de ahorros: asegurar la elección de los ahorradores para colocar sus
fondos en un banco sano (los bancos estaban y están deseosos de obtener
esos fondos, incluso ofreciendo mayor rentabilidad para el ahorrador);
asegurar las coberturas y los planes de pensiones de los empleados con
la venta de determinados activos inmobiliarios (no los solares y
promociones invendibles, sino los edificios y oficinas de las propias
cajas, generalmente situados en las mejores zonas comerciales y de
negocios), incluso a precios
reventados.
Nada de ello estuvo en los propósitos de nadie; nada de esto se produjo.
Y se comprende que no se produjera. Desde luego, no había sido la
tónica de los rescates bancarios europeos, ni lo que se podía esperar de
los gobiernos españoles que los han protagonizado aquí. En lo que
respecta a la izquierda política —concediendo que el Psoe lo fuera—, le
era difícil teorizar lo contrario de lo que hizo, por no decir lo que
hizo mal, en la parte de la gestión de las cajas que le correspondía.
Sin embargo la izquierda
social trató de defender a los afectados
por los abusos de las leyes hipotecarias o a los afectados por prácticas
abusivas, como las preferentes o los desahucios, aunque hay muchas
malas prácticas más.
2. Cinco orígenes y pico de las pérdidas públicas
Empecemos por la ocultación de las cifras para ir después a éstas partida por partida, dato por dato.
Antes, y hasta bastante después de perpetrar sus planes de
recapitalización de la banca quebrada, el Gobierno aseguró que ni euro
de dinero público se perdería en el reflotamiento bancario. Hoy ya no lo
dice, pero tampoco dice cuánto dinero público (es decir, capital social
acumulado por los ciudadanos) se ha perdido ya, y a buen seguro se va a
perder en el futuro. No da explicaciones. No dar explicaciones es su
norma, coherente con su modo despótico de gobernar. Eso forma parte de
su cultura de desprecio hacia los ciudadanos.
Se induce al público a pensar que las cifras del rescate son confusas
y pueden ser objeto de varias interpretaciones. Pero no es así: son muy
claras. Cosa distinta es que produzcan vértigo, o que no se las quiera
calcular, o que se pretenda ocultarlas.
En el presente texto esas cantidades se recogen entidad a entidad
(cada una lleva una nota en el cuadro final que explica el cálculo) y
epígrafe a epígrafe (cada uno lleva también el método empleado para el
cálculo de su cifra estimada). Pues bien, ese cálculo, nada difícil para
quienes tienen todos los datos (pero que los autores de esta nota han
tenido que escarbar pacientemente), no lo han querido, ni quieren,
hacer:
- No lo quiere hacer el Banco de España (BE), el organismo regulador
que fue incapaz de darse cuenta del desastre del balance de las cajas y
bancos que debía controlar crediticiamente, y que se supone que posee la
mejor información sobre el sistema financiero. Un ejemplo, al que se
volverá después: haciendo alarde de falta de transparencia, el Banco de
España dio a luz una nota extemporánea sobre ayudas públicas a la banca
(2.9.2013) que vale la pena ver en internet: es un papelillo que parece
sacado de los apuntes de un estudiante de empresariales. Unanota,
no unos informes periódicos extensos y cuantitativos, que es lo que
cabía esperar tratándose de la mayor aplicación de dinero público en la
crisis. Pues bien, ahí fueron excluidos manifiestamente algunos
elementos esenciales, y los que más pérdidas de dinero público han
supuesto: los EPA (Esquema de Protección de Activos), que veremos después.
- No lo quiere hacer el Fondo de Reestructuración Bancaria, que
depende del Ministerio de Economía, el organismo que mayor cantidad de
dinero público ha aportado. Su Director General admitía en Deusto
(30.1.2014) que, de una inyección de 50.000 millones, se deberían dar
por perdidos 37.000. Visítese la información pública “No podemos asegurar cuánto dinero recuperaremos de los bancos” (eldiarionorte.es,30.1.2014).
La cifra de pérdidas reales, incluidos los EPA que seguro habrá que
pagar, ya supera esa cifra, como se verá en el cuadro numérico final.
Por cierto, esos más de 38 millones (que no 37) corresponden a las
pérdidas contables de los ejercicios en 2011 y 2012. Ni siquiera
contemplan una estimación de lo perdido en 2013, que ya había terminado
cuando se realizaron esas declaraciones. Pueden verse los resultados
oficiales en www.frob.es;
también se puede comprobar en esa página la omisión de cualquier
desagregación por entidades y, desde luego, de un cuadro de cifras
mínimo.
- No lo quiere hacer la Comisión Europea en sus cinco informes, hasta
la fecha de hoy, febrero 2014, sobre cómo se ha empleado su dinero delAssistance Programme for the Recapitalisation of Financial Institutions in Spain (búsquese
así en internet). Viajan mucho a España, parece que inspeccionan, pero
no publican una sola cifra pormenorizada sobre el rescate bancario.
Ahora les ha dado por alabar al Gobierno y dar por cerrado ese rescate;
sin cifras, claro.
En fin, alevosía en el rescate con el dinero público y oscura nocturnidad en su transparencia.
Vayamos, ya a los costes concretos de dinero público del rescate bancario. Hay cinco
y pico fuentes concretas de pérdidas. Vamos a verlas, una por una.
Primero.
La realizada por la inyección neta de dinero (en
capital u otras partidas compensatorias de diferentes tipos) contra
pérdidas ciertas, básicamente por el
Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Fueron en torno a los 21.000 millones, pero en nuestro cuadro final se
incluyen los EPA (que inmediatamente veremos) de los que han resultado
pérdidas también ciertas, como el capital (o similares) perdido.
Segundo.
Las g
arantías sobre la evolución futura de
la cartera de créditos que se pactaron a los bancos adjudicatarios de
las entidades quebradas.
A esas garantías por parte del FROB por las que si las entidades
adquiridas tienen una mala evolución de sus créditos se las compensa con
dinero público (que es lo que nutre el FROB) se las denomina EPA (
Esquema de Protección de Activos). Vemos muchos términos como el anterior: entelequias que amparan dinero público malgastado:
Reestructuración Ordenada –por quién, para quién—;
Protección de Activos —por quién, para quién—;
Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración —por quién, para quién—.
Por ejemplo: en el caso de la Caja de Ahorros del Mediterráneo se
pactó con su adjudicatario, Banco Sabadell, una EPA de más de 16.000
millones y, en enero de este año (ver nota 5, al final), el Ministro
Guindos reconocía en el Congreso que al menos 15.000 millones acabarían
siendo pagados por el FROB. Algo parecido ocurrió con UNNIM, adquirido
por BBVA, y en otros casos que se explican en las notas al cuadro final.
Por eso, parte de los EPA han ido traduciéndose en pérdidas ciertas, ya
materializadas. Y queda mucho pendiente: está por ver lo que pasa con
los bancos, procedentes de las cajas con gestores ladrones, o
incompetentes, o ambas cosas a la vez, que quedan por privatizar.
Resulta significativo de lo burdo de las trampas para evitar el
cálculo de los costes reales que en el documento más relevante de lo
publicado por el Banco de España sobre las ayudas financieras no se
incluyan, expresamente, los EPA (
Nota informativa sobre las ayudas financieras en el proceso de reestructuración del sistema bancario español. Banco de España 2.9.2013).
Tercero.
Las pérdidas que acarrearán las privatizaciones de los bancos que quedan por privatizar:
A. Las pérdidas que acarrearán las dos mayores entidades que aún no
han sido privatizadas: Catalunya Bank y Bankia. Nuestra estimación en el
cuadro final, justificada en las notas 9 y 10 y más que moderada, es
que si se privatizan reportarán una pérdida de
47.000 millones.
B. Las pérdidas, sobre lo aportado por el Estado, correspondientes a
las cajas menores (las de las líneas 11 a la 14 del cuadro), que también
se estiman con criterios de mínimos.
Cuarto.
El coste público del banco malo.
La Sareb (
Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) es el llamado
banco malo: ahí se han metido 50.781 millones de euros en préstamos incobrables o de muy dudoso cobro del sector financiero español,
avalados por el Estado y que se van a vender de mala manera.
El FROB ha aportado 2.192 millones por el 50% del capital de Sareb,
que se han invertido en comprar esos activos. Pero eso es lo de menos,
porque la propia Bruselas considera que el precio pagado por la SAREB a
los bancos por esos activos tóxicos es superior al de mercado. Así que,
puesto que los bancos no hubieran conseguido ese precio, se trata de una
ayuda pública.
La Dirección General de Competencia de la UE cifra esas ayudas, a través de la Sareb en unos
20.200 millones de
euros: el detalle está en la nota 15 del cuadro final de cifras. Como
la Sareb ha pagado muy alto y tendrá que vender más bajo o esperar mucho
tiempo para vender —con el consiguiente lucro cesante—, sufrirá unas
pérdidas que tendrá que asumir el FROB por el 50% de su participación en
el banco malo. El coste público mínimo del banco malo superará
ampliamente los 10.000 millones, según los propios (y más que prudentes)
criterios de la Dirección General de Competencia de la UE. Aunque,
claro, la de esa Dirección no es la estimación más realista, más vale
que no se nos pueda acusar (en éste y en ningún otro caso) de
tremendismo.
Además, la gestión de la Sareb es motivo de mofa en los medios
financieros. No sólo en éstos: la Comisión Europea elaboró hace muy poco
(
Ocasional Papers, 170.
Enero, 2014) un documento que
bate récords de loa al revisar, y dar por rematado, el proceso de
recapitalización de la banca española, y, en cambio, se regodea en
describir el fracaso de la Sareb. Concluye, dando las esperanzas propias
de un dictamen justificatorio de la acción del Gobierno español:
“The work on the revisión of SAREB´s business plan is ongoing”. Poco después, cuando se cierra esta nota, la Presidenta de ese organismo cesaba al Director General.
Asimismo, acaba de aparecer el primer gran escándalo de esa pésima
gestión: vendió 2.500 pisos a un fondo buitre (el norteamericano
Fortress y su socio español, Lar), que no pusieron un euro de entrada y
pagarán en varios años con un descuento que ronda el 40%. El nuevo
propietario se negó a escriturar los 140 pisos que ya estaban vendidos
por la Sareb, al tiempo que subía enormemente los precios de las
viviendas.
Quinto. El ahorro de impuestos.
En el reflotamiento de anteriores crisis bancarias, especialmente
Banca Catalana, Rumasa y Banesto (que estuvieron entre las mayores en
Europa hasta entonces), uno de los componentes que animaban a los bancos
compradores era que las pérdidas del banco adquirido fueran deducibles
en los impuestos a pagar en el futuro. En aquella ocasión no hubo más
dinero público que ése, porque las ayudas del Banco de España debían ser
devueltas (aunque a un coste menor que los tipos de interés del
mercado).
Hoy por hoy, en el proceso de saneamiento bancario en curso, esa
ventaja fiscal ni siquiera aparece como una ayuda pública: ni el Banco
de España ni el Ministerio de Hacienda la mencionan jamás. Existe, pero
se niega o se pasa de puntillas sobre ese ahorro de impuestos futuros
del que se benefician los compradores. Todo sea por enriquecer a los
ricos desde la Hacienda Pública.
Antes de intentar resumir las circunstancias, cuatro ejemplos, cercanos en el tiempo a la redacción de esta nota. Uno,
“Banco
de Valencia asegura que cuenta con activos fiscales diferidos de 559,8
millones de euros. La entidad quebrada disfrutará de partida con 123,9
millones […] derivados de bases imponibles negativas […]. Otros 421,6
millones se corresponden con impuestos diferidos derivados de dotaciones
[…]. Los activos fiscales que tendrá Banco de Sabadell por la compra de
CAM son superiores a los de Banco Valencia…la entidad alicantina cuenta
con una partida de 2.662 millones de euros […]” (
Invertia, 23.12.2012). Dos:
“Caixabank
gana 503 millones, un 118,9 % más, gracias a los créditos fiscales […]
La adquisición de Banco de Valencia […] le ha permitido apuntarse un
importe bruto positivo de 2.289 millones de euros…” (
EL País, 31.1.2014). Tres:
“Los interesados en pujar por Nova Caixa Galicia obtendrán hasta 2.300 millones en créditos fiscales” (
Expansión, 13.12.2013). Cuatro: “
El Gobierno avala a la banca con 30.000 millones de créditos fiscales” (
El Mundo, 29.11.2013).
Este tema se pretende explicar oficialmente de un modo enigmático o,
casi siempre, ni se explica. No figura, claro, en ninguna descripción
del saneamiento bancario por parte de la UE, del Banco de España o del
Gobierno.
Para que el lego pueda entender este ahorro de impuestos es preciso
explicarlo con algún detalle, aunque la complejidad de la contabilidad
bancaria lo dificulta. Las cajas y bancos quebrados pasan a sus bancos
compradores con sus pérdidas acumuladas, que estos últimos pueden
deducir de los impuestos: un poco más abajo veremos el ejemplo de Caixa
Galicia. Hay además otras fuentes de rebaja de impuestos, entre ellas:
* Las generadas por provisiones efectuadas por deterioro de los
créditos (p. ej., las muchas que se hicieron en créditos inmobiliarios);
o sea, el menor valor de los créditos por sus escasas perspectivas de
cobro queda apartado en una partida que acaba suponiendo pérdidas pasado
cierto plazo.
* Las generadas por provisiones para los planes de pensiones y las prejubilaciones para empleados, que se pagarán en el futuro.
A todo ello (pérdidas acumuladas, provisiones y planes de pensiones o de prejubilación) se le da técnicamente el nombre de
activos fiscales diferidos(en inglés DTA,
Deferred Tax Assets), y
, más popularmente
, créditos fiscales.
Más allá de cualquier tecnicismo, a los efectos de la materia que
aquí se trata, lo fundamental estriba en el coste público, añadido a las
ayudas bancarias que hemos descrito ya, de lo que Hacienda no percibirá
en impuestos y las facilidades que se dan a los compradores (y acaban
de verse en los cuatro ejemplos que se han citado más arriba). Resulta
muy gráfica la noticia que se recogía sobre Caixa Galicia: su comprador,
el grupo financiero venezolano Banesco, sólo pagará por ella 1.000
millones de euros, en cómodos plazos y siempre que se cumplan otras
condiciones, mientras que el Estado puso 9.000 millones de euros en
ayudas a esa caja. Además, el comprador se ahorrará 2.300 millones en
impuestos a pagar en el futuro.
Con moderación, evaluamos la suma de estas ventajas para los compradores en un mínimo de
11.781 millones de euros, calculados según lo que se detalla en la nota (16) del cuadro final.
Especialmente relevante pero poco comentada ha sido la decisión del
Consejo de Ministros de 29.11.2013 de avalar a la banca 30.000 millones
de activos fiscales (el 60% de lo que todo el sistema bancario tiene
contabilizado como tal). Ello supone el compromiso del Estado de que
acabará pagando ese importe en circunstancias de venta o de quiebra de
la entidad que tenga contabilizados tales activos fiscales.
Ese compromiso estatal convierte lo avalado en capital. Los
requisitos internacionales de capital (lo que se llama, en términos
bancarios,
Basilea), regulan el que debe tener como mínimo cada
banco según las dimensiones de su balance. Con el aval estatal
mencionado, los bancos sanos no sólo pagarán menos impuestos sino que
podrán evitar tener que captar en el mercado hasta 30.000 millones de
euros de capital adicional para cumplir las normas internacionales, lo
que resultaría caro y difícil en tiempos de crisis. Una ayudita más para
un beneficio jugoso a costa de la Hacienda Pública.
Sexto.
Tres “picos” de ayudas no contabilizadas aquí
Uno. No se incluyen los avales del Estado a emisiones de
entidades de crédito concedidos para facilitar su acceso a los mercados
de capitales. Tampoco se incluyen las pérdidas sobre los 21.000 millones
que el Estado aportó en liquidez a las entidades financieras en el
Fondo de Adquisición de Activos Financieros, liquidado en 2012.
Dos. Las acciones preferentes han sido un timo evidente como
tal. Las preferentes son una mezcla entre un producto de renta fija y de
las acciones. Lo esencial: no tienen fecha de vencimiento, no hay
obligación por quien las vende de asegurar su recompra y el precio de
ésta no tiene
suelo (por lo que puede ser
nada, cero). Nada de eso se les advertía a quienes creían comprarlas como un
plazo fijo con alto interés, aunque sí lo sabían, y por ello lo promocionaban, los bancos y cajas que las emitían.
La cultura neoliberal de
toma el dinero y corre facilitó que
multitud de operarios bancarios contribuyeran a la venta de preferentes
sin problemas de conciencia. Los incentivos, los llamados
bonus, de las entidades disolvían los escrúpulos con gran facilidad.
Bancos y cajas ofrecieron
preferentes para reforzar su capital
ante la crisis del ladrillo y porque, en ese momento, les computaba
como capital en su esquema de requisitos internacionales (otra vez,
Basilea).
Cuando las cajas y banquitos quebraron, los suscriptores se quedaron
con una merma sustancial, con poco o sin nada, según cada caso, de lo
invertido.
No se trata de un caso de pérdidas de dinero público, pero sí de
pérdidas, incluso de ruina en muchos casos, de pérdidas por fraude. El
Banco de España, que tan meticuloso fuera con cualquier tipo de minucia,
se tragó, como tantas enormidades (nada menos que la quiebra de las
cajas de ahorro que no supo ni anticipar ni paliar), por las tragaderas
de su gobernador, Fernández Ordóñez, ese monumental timo:
dinero del público,
generalmente el más indefenso, a quienes se les llevó, en muchos casos,
el ahorro de toda una vida. Ahí están los mails que escribía Blesa al
respecto; ahí están las instrucciones de las cajas a sus oficinas; ahí
debería estar la condena para los que debían regular el sistema
financiero; ahí está el silencio de la Europa presunta defensora de los
consumidores; ahí están, en definitiva, los estafados, que
capitalizaron, inútilmente además porque el agujero era demasiado
grande, a banqueros estafadores. La cifra que figura en el
pro memoria (aunque
debiera estar entre las pérdidas públicas, porque los afectados han
sido el público trabajador) es la menor que se ofrece como estimación,
la más optimista (la de la consultora Oliver Wyman para la Comisión
Europea); y, aún así, es de una
magnitud increíble.
Y tres. Ahora, vamos a algo que no se contabiliza en el cuadro
que cierra esta nota porque no es dinero público español, sino europeo:
los créditos prácticamente sin interés del Banco Central Europeo, que
los bancos beneficiarios recolocaron en compras de deuda pública en
tipos de alrededor del 4%. El saldo por liquidar a fecha de cierre de
esta nota, es incluso superior a 230.000 millones de euros, una cifra
mayor que los fondos propios (el capital contable básico, para
entendernos) del sistema financiero español; y eso que la banca española
se deshizo de más de 50.000 millones de deuda pública en los últimos
meses de 2013.
Los bancos españoles fueron líderes en la demanda de las emisiones
del Banco Central Europeo en sus inyecciones de dinero a la banca (a un
precio entre el 0 y el 1%) lo que se ha dado en llamar
barra libre de liquidez.
Fue básicamente una política que duró hasta mediados de 2012. El
conjunto de bancos europeos llegó a demandar casi 2 billones (sí,
billones: millones de millones) de euros.
Los bancos españoles lograron casi el tercio de esos préstamos
(generalmente, a tres años de plazo). No se empleó para hacer crecer el
crédito: el 30% de lo prestado por el BCE permaneció en las cuentas de
éste con los bancos, que guardaron ahí esos dineros por si acaso. El
resto sirvió para comprar deuda pública, básicamente española, con
rentabilidades entre el 3,5% y el 4,5%. Nada, prácticamente ni un duro,
para prestárselo a familias o pymes. Negocio redondo: dinero europeo
tirado en lo que se refiere a la economía real, pero que está
forrando a los bancos hasta que lo devuelvan, mientras éstos nos cobran los intereses de la deuda que compraron con esa inyección.
Sugieren los mentideros financieros que, en adelante, van a pasar dos
cosas: una, que el BCE sólo va a inyectar liquidez a los bancos que den
crédito; dos, que la deuda pública va a dejar de contar como capital en
los requerimientos del BCE a la banca europea. Actualmente, la deuda
pública cuenta, a efectos de lo que cada banco pueda crecer, como si
fuera capital, es decir dinero puesto por los accionistas, contante y
sonante. Si eso acabara pasando, constituiría una pareja de medidas
racional que podría inducir a que los bancos españoles volvieran a
prestar dinero a la economía real. Ya se verá: alguna norma se sacarán
del bolsillo, del que sólo suelen sacar normativas a medida, para
impedir esa piadosa intención.
Con todas estas ayudas, y pese a ellas, especialmente la última
mencionada para reforzar la liquidez bancaria, la Comisión Europea
calcula que, desde 2007 a 2012, en España los créditos a particulares
han caído un 30% y los de las pymes más de un 50% (
Ocasional Papers,
17. January 2014). Esa caída del crédito constituye una bestialidad que
paraliza cualquier economía; y más la española, que depende del crédito
en medida mucho mayor que cualquiera de los quince países de la UE por
PIB. Y, si no acaba en crédito, el dinero del reflotamiento del sistema
bancario, esa enormidad que compararemos ahora con otras magnitudes
económicas básicas, se ha tirado para que lo recojan los que ya se
forraron con los orígenes de esta crisis.
3. Una comparación de lo aportado a la banca con el pan de cada día
A números duros, enfrentemos números duros. Nos dará idea de la
inmensidad de lo que ha significado —hasta ahora y evaluado
moderadamente— el rescate bancario español:
A. Representa el 12,7% del PIB español de 2013. Se discute en estos
momentos si el PIB de 2014, año de la recuperación según el Gobierno,
puede llegar a un aumento del 1% sobre 2013. A partir del 2% de
crecimiento, se dice que se creará empleo.
B. Viene a ser lo mismo que lo presupuestado para 2014 en gasto para
todas las pensiones (contributivas y no contributivas: 127.484 millones
de euros).
C. Es un 78% mayor que la recaudación total por el IRPF de 2014 (73.196 millones).
D. Suma más que tres veces el déficit estatal presupuestado para 2014 (38.414 millones).
E. Resulta 60 veces mayor que el Presupuesto de Educación para 2014 (2.150 millones).
F. Supone más de cuatro años de prestaciones de paro (29.720 millones en 2014).
G. Equivale a más de 14 veces lo presupuestado para 2014 en infraestructuras (8.706,1 millones).
H. Alcanza dos veces y media lo presupuestado en la recaudación del IVA de 2014 (54.841 millones).
I. Supera 24 veces lo presupuestado para 2014 en I+D+I civil (5.633 millones)
J. Multiplica por 90 lo presupuestado para becas y ayudas a estudiantes en 2014 (1.448,1 millones)
K. Se acerca mucho al valor de la suma de todas las acciones de Santander y de BBVA (la llamada
capitalización bursátil)
a inicios de febrero de 2014, tras un largo recorrido alcista de éstas:
unos 140.000 millones de euros. Pero más indicativo resulta que cuando
prácticamente se habían cerrado la mayor parte de los rescates, los dos
grandes e internacionales bancos llegaron a valer en Bolsa bastante
menos de 90.000 millones. Es decir, que las ayudas a la banca han
alcanzado un importe que hubiera sido suficiente para comprar a precios
bursátiles la totalidad de los bancos españoles (no sólo Santander y
BBVA).
Es una enormidad, naturalmente. Y, si se compara con lo que produce
(que no es consumo, ni prestaciones sociales, ni crecimiento económico,
ni crédito) esa enormidad se traduce en el mayor robo al capital social
acumulado a lo largo de más de setenta años. Un verdadero saqueo de lo
que todos y cada uno con sus años de trabajo, añadido a la cotización
social de las empresas, hemos aportado.
4. ¿Ha sido más caro que dejarlos quebrar?
Está más que ampliamente aceptado y documentado que el sistema
financiero tiene, en todos los países principales, un peso excesivo
respecto a la economía real. En España, en pleno auge de la banca por
internet y con una red de cajeros automáticos entre las mayores del
mundo, esta macrocefalia es más severa todavía: de cualquier modo en que
se realice la comparación con otros países desarrollados (sobre el PIB,
sobre la población, sobre el negocio bancario…), resulta evidente que
sobran alrededor de dos tercios de las oficinas bancarias.
La sobreabundancia de oficinas bancarias en España llamaba la
atención de los viajeros extranjeros ilustrados, como llamaba la
atención de viajeros españoles a Argentina la cantidad de personas que
en una librería intervenía en la venta de un solo libro.
La causa histórica de la multiplicación de oficinas es que los
beneficios de los bancos españoles, hasta bien entrado el siglo XXI,
fueron tan desorbitados que daban para esa prodigalidad de medios y para
más. Pero eso se acabó. La banca española tendrá los mismos márgenes (y
ya es optimismo, porque su morosidad es mucho mayor) que los bancos
europeos.
Si todas las oficinas de las entidades quebradas hubieran
desaparecido, a los ciudadanos no les faltarían servicios bancarios. Y,
de hecho, van a desaparecer más pronto que tarde, si no todas, la gran
mayoría de las sucursales de esas entidades.
Acabó 2008 con 46.167 sucursales bancarias. A final de 2013 hay menos
de 36.000, lo que da unas ratios aún muy por encima de cualquier
comparación internacional seria. Las previsiones de los compradores de
los quebrados y las exigencias de la UE sitúan las oficinas en 2016 en
torno a las 22.000/26.000.
Las plantillas bancarias a final de 2008 sumaban 270.855 personas.
Cuando terminó 2013, eran unas 212.000. Hacia finales 2016, seguramente
rondarán las 140.000.
Resumiendo: en realidad se habrán cerrado (¿en 2019?) las oficinas de
los quebrados y habrá salido del empleo bancario un número incluso
superior a los empleados de éstas.
Todo ello viene a cuento porque las pocas cifras, maquilladas y
ocultas por siete velos, que son facilitadas por el Banco de España, el
FROB/Ministerio de Hacienda y los hombres de negro de la Comisión
Europea/FMI, coinciden en dos cosas: minimizan el coste del
reflotamiento y magnifican el coste de
haberlas dejado quebrar. Siempre cantan cantan la misma
milonga: hay que poner dinero público, pero más hubiera costado dejarlas quebrar.
El coste público mínimo del banco malo superará ampliamente los 10.000
millones, según los propios (y más que prudentes) criterios de la
Dirección General de Competencia de la UE, según se explica en la nota
13 del cuadro. Aunque, claro, la de esa Dirección no es la estimación
más realista, más vale que no se nos pueda acusar (en este y en ningún
otro caso) de tremendismo. Bastante es, muchísimo, ese mínimo.
Veamos; dejarlas quebrar hubiera podido suponer dos costes básicos:
perjuicios para los empleados y para quienes les confiaron sus ahorros.
- Examinemos la primera justificación del despilfarro de dinero
público. Acabamos de ver que el coste de las disminuciones de plantilla
está asumido: se va a echar a tantas personas como sumaban las empleadas
en las entidades quebradas. Eso sí, con una nueva regulación laboral
que las perjudicará. Cuando en mientras tanto se propugnó cerrar
las entidades quebradas y dotar los planes de pensiones de sus
empleados, sin coste público, a partir de la venta de sus inmuebles, aún
a precios reventados, pudo parecer una propuesta sangrientamente
liberal. Todo lo contrario: se les va a echar igual, pero con una
legislación laboral y de acceso a las pensiones de jubilación lesivas.
- La segunda de las justificaciones del despilfarro de la
recapitalización de la banca quebrada es la presunta protección de los
depósitos de los ahorradores. Se nos dice: el principal pasivo, la deuda
más relevante de los bancos, son los ahorros y la tesorería que los
particulares y empresas tienen depositados en el banco, así que, si se
les deja quebrar, esos depósitos corren el riesgo de perderse. Pues no
es así. Lo que quieren los bancos no quebrados es liquidez y, para
obtenerla, han peleado y pelearán por captar depósitos. Por lo tanto, no
hubieran faltado bancos dispuestos a que les traspasaran esos
depósitos, incluso ofreciendo una mayor remuneración. Sobran novios
solventes para garantizar a los depositantes sus ahorros o su tesorería,
incluso con mayor rentabilidad.
En resumidas cuentas, que no nos cuenten que hubiera sido peor dejar
quebrar a los bancos (sobre todo, cajas) quebrados, porque las cuentas
que nos cuentan se basan en suposiciones absurdas. Aquí se ha querido
que la quiebra la asumiera el dinero público y que los compradores de lo
quebrado se lucraran con éste.
De lo que se trataba es de socializar las pérdidas privadas mediante
dinero público y de ocultar y sobre todo dejar impunes las
responsabilidades. Que eso se haya podido materializar dice mucho del
pésimo funcionamiento del sistema político español: parece estar ahí al
objeto de quitar dinero a los pobres para dárselo a los ricos.
5. Pérdidas públicas en el reflotamiento bancario: las cifras
En millones de euros. Fuentes: Ministerio de Economía/FROB; Banco de España; balances de las entidades adquirentes
[0]
[0] No incluyen los avales del estado a emisiones de entidades
de crédito concedidos para facilitar su acceso a los mercados de
capitales. Tampoco se suman las pérdidas sobre los 21.000 millones que
el Estado aportó en liquidez a las entidades financieras en el Fondo de
Adquisición de Activos Financieros, liquidado en 2012.
Como se ha explicado arriba, no se estiman las diferencias de
rentabilidad entre inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo al
0% y las obtenidas por la inversión de estos recursos.
[1] A Cajastur. Fondo Garantía de Depósitos (no estaba creado el FROB)
[2] A BBK. El FROB asumió las pérdidas del EPA.
[3] UNNIM: Cajas de Sabadell, Tarrasa y Manlleu. A BBVA. El
EPA se consumirá totalmente y BBVA tendrá que cubrir pérdidas por
activos de esas cajas. La EPA inicial era de 4.824 millones, de los que
se dan como pérdidas ciertas a final de 2013, 2.956 millones: lo anotado
en el cuadro como EPA es la diferencia
[4] A Caixabank, que realizó la operación básicamente por los
activos fiscales de Banco de Valencia (ver punto 2, quinto, del
redactado). El EPA está prácticamente descontado como pérdidas ciertas.
[5] Caja de Ahorros del Mediterráneo. A Banco Sabadell. El
Ministro Guindos reconoció en el Congreso de los Diputados (14.1.14) que
la EPA acabaría costando al FROB más de 15.000 millones. Así que
anotamos esa cifra como pérdidas ciertas, que se unen a los 5.429
aportados por inyecciones de capital por el FROB. El Consejero Delegado
del Sabadell dio como pérdidas 17.000 millones, 2.000 más que el
Ministro, por lo que se espera que se consuma todo el EPA como pérdidas.
[6] Caja Navarra, Caja Canarias, Caja Burgos, Caja Sol, Caja
Guadalajara. A Caixabank. Se opina que esta adjudicación se realiazó por
Caixabank con menores ayudas de las derivadas del agujero de Banca
Cívica, como compensación de otras adjudicaciones.
[7] A Banco Sabadell. Las ayudas se suelen cifrar, según todas
las noticias de la adjudicación, en 325 millones, pero no hemos podido
sumar como ciertas más que las que se incluyen en el cuadro.
[8] A Banesco (grupo venezolano), por venta del FROB en 1.002
millones (las ayudas fueron de 9.000). Ya se ha comentado en el punto
dos, quinto.
[9] Caixa Catalunya, Caixa Tarragona, Caja Manresa. Por
adjudicar. Ha recibido 19.574 millones en ayudas públicas, a pesar de
ser unas cinco veces menor que Bankia: 12.052 en capital y el resto en
avales. Se indica una proporción de pérdidas similar a la de Nova Caixa
Galicia (88,8 de lo aportado por el FROB, que en este caso han sido más
de 13.000 millones). Se añade una estimación de los EPA solicitadas por
los posibles compradores españoles (Caixabank y Santander): 4.500
millones. Se trata de un cálculo más que conservador, en virtud de lo
ocurrido con CAM, cuya EPA costará más de 15.000 millones —nota 5—.
[10] Bankia ha recibido 46.691 en ayudas públicas, de las que
22.424 es inyección de capital y el resto avales. La opinión de los
firmantes es que las pérdidas finales en un presunto proceso de
privatización serán, al menos, un 35-40% mayores, fundamentándose en la
monumental proporción de morosidad de Bankia, la escasa calidad de sus
activos no bancarios (avalados en parte sustancial por el ICO) y, sobre
todo, porque tiene en su interior a la antigua Bancaja. Ya se ha visto
lo ocurrido con la CAM —nota 5—. Ambas cajas valencianas tuvieron una
política crediticia similarmente disparatada y venal: por compartir, sus
gestores compartieron como destino de sus latrocinios paraísos fiscales
caribeños cercanos. La cifra de las ayudas probablemente no llegue a
cubrir el lastre de Bancaja.
Después de unas pérdidas de 19.000 millones de euros en 2012, Bankia
ha presentado en 2014 unos beneficios de unos 500, saludados
entusiásticamente por la prensa gubernamental, los periodistas de su
fondo de reptiles y los especuladores nacionales e internacionales. Los
resultados de 2013 no admiten una evaluación seria: su negocio bancario
empeora casi un 20% respecto al catastrófico 2012; su morosidad aumenta
casi al 15%. La claves del beneficio de 2013, más contable que otra
cosa, está en la reducción de gastos (casi un 17% en el año) y las
llamadas operaciones financieras (más de 425 millones), que son el
resultado del buen manejo especulativo de su cartera no comercial.
Aunque su equipo directivo es de una gran profesionalidad, los milagros
todavía no existen.
[11] Caja Duero y Caja España, en trámite de adquisición por
Unicaja: 1.370 millones de ayudas directas, más 160 millones de costes
de arbitraje. Al cierre de esta nota, siguen las reclamaciones de
Unicaja de ayudas adicionales (especialmente EPA), por lo que la cifra
es de mínimos.
[12] Caja Inmaculada, Caja Círculo de Burgos, Caja Badajoz en
proceso de integración en Ibercaja. Se trata también de una cifra de
mínimos, puesto que contempla sólo la suscripción por el FROB de bonos
convertibles. Ibercaja sigue reclamando más ayudas y, dadas las prisas
del FROB, es probable que las obtenga.
[13] Cajastur, Caja de Extremadura, Caja Cantábrico. Posee
Caja Castilla la Mancha. Esta cifra también es de mínimos, por las
mismas consideraciones que en las tres notas anteriores.
[14] Sa Nostra, Caja Murcia, Caja Granada (Caixa Penedès fue
integrada en Sabadell). En concreto, 730 de ayuda europea y 915 del
FROB. Cuando el FROB venda el 62% de su capital, si es que encuentra
comprador, necesitará nuevas ayudas y, probablemente, un EPA. Estimamos
que, al menos, ese EPA será de 1.500 millones, que no se incluyen en el
cuadro.
[15] Evaluación del importe de la ayuda de la Sareb (como
diferencial entre el valor real y lo pagado por éste), por parte de la
Dirección General de Competencia de la CE: 2.100 millones BMN; 1.600,
Catalunya Bank; 1.300, Nova Caixa Galicia; 1.000 Liberbank; 717 Ceiss;
690, Caja3; 500, Banco Valencia; 282, Banco Gallego; 12.000, Bankia.
Total: 20.189 millones. Aquí se coloca en pérdidas potenciales el 50%
(la participación de FROB en la Sareb y otras participaciones
indirectas) de esa cifra.
[16] Diferencia (19.636) entre los 63.280 millones anotados
como activos fiscales en el total del sistema, menos los 43.824 de las
entidades que no han recibido ayudas (las
sanas): son los activos
fiscales que ya han comprado con las entidades adquiridas y los que
comprarán cuando el resto de las entidades quebradas se privaticen. Al
menos un 60% de de esa diferencia (11.781) se ahorrará en impuestos por
los bancos que han adquirido las entidades quebradas o lo harán en el
futuro.
[17] Cálculo de Oliver Wyman para la Comisión Europea de la
aportación de los preferentistas al saneamiento bancario, que suponía
unas pérdidas para los inversores en preferentes del 40% del total. El
6.2.2014 el subgobernador del Banco de España y Presidente del FROB
informaba en el Congreso que, sólo en Bankia, Caixa Catalunya y Caixa
Galicia, 150.000 afectados por las preferentes no podrían recuperar su
inversión.
15/2/2014
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