Agustín Moreno
Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/el-derecho-a-la-vida-digna-por-una-renta-basica/55
Fue en San Carlos Borromeo (Vallecas. Madrid), donde resiste uno de
los focos que quedan en España de la iglesia de los pobres y de la
teología de la liberación. El 1 de julio se reunieron allí unas 50
personas representando a más de una veintena de colectivos y entidades.
Estaban convocados por el Campamento Dignidad de Extremadura y por el
Frente Cívico Somos Mayoría. Pero detrás hay una larga trayectoria de
propuestas e intentonas y también luchas recientes como los “campamentos
por la dignidad” citados, marchas de parados, interinos e iniciativas
por la renta básica en Andalucía, Murcia, Cataluña… huelgas de hambre por la Justicia en Huesca, etc.
Partían del artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice: “Toda
persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en
caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de
pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes
de su voluntad.”
Y analizaron la realidad: la situación
social en España está adoptando características de catástrofe: Paro,
precariedad, empobrecimiento, desahucios… Una pobreza de tal calibre que
sitúa a un 22% de la población por debajo del umbral que se toma como
referencia y que puede ser absoluto (cuando no se tiene para comer) o
relativo por tener ingresos inferiores de la mitad del ingreso medio
del país.
En España el Estado de Bienestar es muy escaso, ya que siempre hemos
gastado en protección social unos 10 puntos menos que la media de la
UE-15. Ello hace que haya dos millones de personas paradas que no
reciban prestaciones, que las pensiones sean bajas y que las ayudas a la
dependencia han sido reducidas drásticamente. Cuando se empiezan a dar
casos de familias que no pueden alimentar a sus hijos y tienen que entregarlos a los servicios sociales,
se encienden todas las luces rojas y atravesamos la raya del tercer
mundo; recuerda el abandono de bebés en los tornos de los conventos de
monjas de hace siglos.
Tal y como ha denunciado la confederación de padres de alumnos
(CEAPA) y otras ONGs al relator especial de Naciones Unidas sobre el
Derecho a la Alimentación, hay una “situación alarmante y urgente” de “miles de niños”. Problemas de desnutrición infantil
acentuado por el recorte entre un 30-50% de becas de comedor. Y
malnutrición de personas mayores, especialmente de mayores de 80 años,
que viven solas y con pensiones de miseria. ¿Es esto compatible con el
robo, saqueo y despilfarro de una pequeña élite?
Cada vez hay más trabajadores y personas de la clase media
empobrecidas, que hace uno o dos años no podían ni imaginar su situación
actual. Más mendigos, dramas individuales, familiares y, por extensión,
un gran problema social. Es decir, no se cumplen los derechos humanos.
El colchón de las ayudas familiares y la beneficencia mitiga algo la
galopante miseria, pero no es la solución. La pregunta que hay que
hacerse es ¿durante cuánto tiempo se puede mantener?
Frente a esta situación de catástrofe, los reunidos acuerdan poner en
marcha un movimiento social contra el paro y la precariedad, organizar y
movilizar a los de abajo, al colectivo más vulnerable y abandonado en
estos momentos. Defienden una Renta Básica Ciudadana, que definirán en
su propuesta de Iniciativa Legislativa Popular (ILP). Muchos otros lo
vienen haciendo en España y fuera de aquí, como Guy Standing, autor de The Precariat. The New Dangerous Class, que defiende la Renta Básica como
un salario mensual de carácter individual, modesto e incondicional,
porque ninguna sociedad puede funcionar bien si una creciente proporción
de sus miembros se encuentra en la pobreza y tiene inseguridad
económica (…) tenemos que ver la Renta Básica como parte de una
estrategia redistributiva en la que damos un papel importante a las
nuevas formas de representación colectiva”
Quieren impulsar una ILP e invitan a participar a todos los
movimientos, mareas, sindicatos, fuerzas políticas progresistas, para
que no falte nadie. Lo que se plantea en la ILP no es una limosna, es
exigir un derecho del ciudadano, algo que le pertenece como ser humano.
Esto va en línea con lo que se está haciendo en la Iniciativa Ciudadana
Europea por una Renta Básica Universal e incondicional, en pleno
proceso de recogida de firmas para llegar al millón antes de enero de
2014, a fin de que el tema sea abordado en el Parlamento y la Comisión
Europea. Se puede firmar por Internet.
Dice el profesor Daniel Raventós, “cualquier
medida que favorezca a la población más débil se considera ir contra
corriente, porque parece que se asume que lo único que tiene sentido
económico es quitar derechos de la población más perjudicada, la inmensa
mayoría, y que los más ricos se queden igual o, incluso, ganen dinero”. Por
ello, la iniciativa tiene calado y removerá muchas cosas. Porque además
de defender un derecho humano fundamental como el derecho a vivir,
cuestiona las políticas neoliberales de empobrecimiento de la población y
de abandono a su suerte de los perdedores por la crisis y plantea el
reparto de la riqueza. Deja al descubierto la obscenidad de la
corrupción que permite que se enriquezcan políticos y empresarios de
manera casi impune, y los fabulosos gastos militares y del rescate a la
banca, mientras crece una miseria asfixiante y no se rescata a las
personas. Pone en evidencia que se priorice la reforma constitucional
del PSOE-PP, a través del nuevo artículo 135, que obliga a pagar la
deuda aunque la gente no coma. Si la ley va contra la vida, para
asegurar el derecho a vivir dignamente de las personas se tendrán que
cambiar las leyes. Para ello hace falta un debate público y una
movilización popular.
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