viernes, 16 de noviembre de 2012

PROBLEMÁTICA DEL SECTOR PRIMARIO: LOS OLIGOPOLIOS.

 
Miguel Luis Jiménez Atencia
Frente Cívico Somos Mayoría Málaga


Inicialmente, la principal razón que me hizo querer profundizar en la problemática del campo español fue el escándalo que supone que al agricultor/ganadero se le pague una miseria por el producto en origen (cuando se le paga) y posteriormente, el consumidor paga por el mismo producto en destino un 300, 400, 1000 e incluso hasta un 3000% más de precio en el supermercado.

Según me fui documentando, las supuestas causas se iban agolpando: los intermediarios, el envejecimiento y despoblación de las zonas rurales, las importaciones del extranjero, los elevados precios de los carburantes, la dependencia de las subvenciones, los elevados costes humanos, etc. Sin embargo, profundizando más en todos estos aspectos podemos llegar a la conclusión de que todas estas “patologías” del campo español no son causas si no efectos.

El verdadero argumento que causa todas estas “patologías” y, en último término, unos incrementos tan desproporcionados entre productos en origen y productos en destino, son los diferentes oligopolios que controlan el campo español.

Oligopolio de la tierra.

El oligopolio de la tierra tiene su materialización en los latifundios. Éstos surgen a partir de dos momentos históricos de gran transcendencia para nuestro país como fueron la reconquista y la desamortización. Durante la reconquista, conforme eran conquistados nuevos territorios a los reinos moros, estos pasaban, en gran medida, a las órdenes militares, la iglesia y la nobleza. Las fértiles tierras de Extremadura y Andalucía fueron muy codiciadas por los castellanos y son, aún hoy en día, donde se concentran la mayor cantidad de los latifundios catalogados. Posteriormente, la desamortización se llevó a cabo con el fin de aliviar la situación de la Hacienda pública e intensificar la explotación del suelo. Sin embargo, se realizó de una forma tan torpe que, de facto, lo que supuso fue la creación de nuevos latifundios y ampliación de los existentes. En las comunidades de Extremadura y Andalucía los latifundios, hoy día, suponen más del 40% de las tierras. Esta concentración de tierras supone un lastre para el desarrollo económico de las zonas rurales y además, provocan una elevada tasa de paro estructural entre las gentes del campo, ya que la mayor parte del bien productivo (el suelo) está sin uso.

Como ejemplo de la acumulación de suelo que existe en España recordaremos un estudio de Intermon-Oxfam, en el cual, se descubrió como la Comisión Europea destinaba el 80% de las ayudas agrícolas que venían a España al 20% de las grandes explotaciones. Es decir, 7 terratenientes españoles cobraban al año lo mismo que unas 12.700 pequeñas explotaciones agrarias.

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Hermanos Mora-Figueroa Domecq
3,60 millones de euros 
Hermanos Hernández-Barrera
4,40 millones de euros
Nicolás Osuna García
2,29 millones de euros
Cayetana Fitz James Stuart e hijos
1,80 millones de euros
Iñigo Arteaga Martín
1,75 millones de euros
Hermanos López de la Puerta
1,45 millones de euros
Samuel Flores
1,10 millones de euros
TOTAL
16.39 millones de euros
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Oligopolio en la distribución.

En la distribución española encontramos dos grupos de grandes distribuidores: por un lado, los grandes supermercados que actúan como centrales de compra para sus propios establecimientos de comercialización y que son: Carrefour, Mercadona, Eroski, Auchan y el Corte Ingles. Éstos, vamos a englobarlos bajo las siglas GDA (Gran Distribución Alimentaria) y por otro lado, dos grandes centrales de compra, como son Euromandi e IFA.

El último dato disponible es de Exporetail del 2006, donde, las empresas englobadas bajo las siglas GDA + Euromandi+IFA controlaban más del 75% de la distribución alimentaria de España. Actualmente las estimaciones sitúan este porcentaje en el 80%.

Estos oligopolios imponen los precios de compra a los pequeños productores agrícolas o ganaderos provocando situaciones tan conocidas como que, en todas las campañas agrícolas, haya agricultores que dejen las cosechas pudrir en el campo por que el precio de recogerlas excede el que se le va a pagar por ella. El 16/11/2011, el Consejo provincial de COAG Almería (Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos) denunció públicamente la manipulación pactada de los precios por parte de las grandes cadenas de distribución. COAG denunciaba, en este mismo acto, que nadie frenase esta descarada situación. Indicaban que dichos procesos de manipulación de precios ocurrían con la complicidad del gobierno y de las diferentes comisiones nacionales de la competencia que no intervienen. En esta línea, parece imprescindible una regulación del sector que ponga coto a los abusos derivados de la disparidad de tamaño tan grande entre compradores y vendedores.

La propia comisión de la competencia, en su informe sobre las relaciones entre Fabricantes y Distribuidores en el sector alimentario del 5/10/2011, indica que en España se ha producido un “aumento considerable del poder de negociación de los distribuidores frente a sus proveedores”. Incluso, se admite que “diversos factores aumentan el riesgo de un efecto neto negativo del mayor poder de negociación de los distribuidores sobre la competencia y el bienestar de los consumidores”

Oligopolio en la comercialización final

Mucho ha llovido desde que, en 1957, abriera en España el primer supermercado. En un reciente informe elaborado por Veterinarios sin Fronteras, en España, el 81,9% de las compras de alimentos se realizan a través de los llamados “canales dinámicos”, es decir, de los grandes supermercados e hipermercados de autoservicio. Esta concentración hace que 7 empresas controlen 3 de cada 4 alimentos que compramos o que una única empresa, como Carrefour, controle 1 de cada 4 alimentos que compramos.

Las consecuencias de este Oligopolio son diversas:

a) La implantación de grandes superficies perjudican de forma severa la economía local. En realidad, la Gran Distribución Alimentaria (GDA) destruye el tejido empresarial local de distribución alimentaria y el vinculado con él. Igualmente, perjudica a la agricultura local. Según un estudio (Pretty, J.N. (2001), op. ) por cada supermercado que se abre se pueden perder hasta 276 puestos de trabajo en 4 años, en un radio de 15 Km al centro comercial. En este sentido, las estadísticas indican que, en España, cada día han cerrado 11 tiendas tradicionales durante los últimos 10 años, es decir unas 40.000. La economía local se ve también afectada por la falta de retroalimentación en la circulación del dinero. Según un estudio del Institute for Local Seff-Realiance (2003), por cada 100€ gastados en GDA se generan 14 para la economía local, mientras que en el caso de las tiendas de pequeño formato se generan 45€ por cada 100€ gastados en ellas.

b) Las grandes superficies imponen los precios a los consumidores. Según datos de COAG, las grandes superficies presentan unos precios superiores en un 19% a la media en frutas y verduras. En este mismo sentido, el boletín Mensual de Precios al Consumo de la Junta de Andalucía de Junio del 2009 para la fresa confirmó que “ el supermercado resultó algo más caro que la tienda tradicional (7%) ”. Esta misma diferencia de precios a favor de la tienda tradicional pueden observarse en las campañas campañas anteriores, donde en 2008 la diferencia de precios entre GDA y tienda tradicional llegó al 52%.

c) Pero tan importante como esta imposición de precio es la imposición de hábitos de consumo que se esta dando. En la actualidad, una de las variables que más influye en las decisiones de los consumidores es el tiempo que dedican a realizar la compra. El acelerado ritmo de vida ha generado dos fenómenos muy extendidos y que seguirán yendo a más: desarrollo de técnicas para alargar la vida media de los alimentos: congelación, liofiliación, pasteurización, precocinados, etc, y en segundo lugar, está el cambio de conducta de los consumidores. Éstos, cada vez tienen menos tiempo para las compras y tienden a concentrarlas. En esta línea, las GDA permiten realizar comprar quincenales o mensuales, sustituyendo la compra diaria/semanal que se realizaba en la tienda tradicional. Las grandes superficies tienen detrás equipos de psicólogos que estudian a los consumidores para minimizar su libre elección. Jas de Vries es una empresa multinacional dedicada al estudio del comportamiento de la compra y asesoramiento corporativa. Uno de sus últimos clientes, Caprabo se va a gastar 145 millones de euros para rediseñar sus establecimientos para hacerlos “más productivos”. En este sentido, 2 de cada 10 consumidores reconocen gastar más de lo que tenían previsto al entrar al supermercado. Las compras por impulso tienen una importancia vital para estas grandes empresas donde otro estudio cifra en un 20% el gasto por encima del previsto cuando un consumidor sale por la puerta de los supermercados (www.psicosociales.com).

Conclusiones

En último término, la problemática del campo español no es muy diferente de la problemática del resto de los sectores productivos de nuestro país y de cualquier país con una economía de mercado capitalista. Esta problemática surge como consecuencia de que uno de los axiomas fundamentales del capitalismo nunca se cumple y es que, “todas las empresas compiten en igualdad de condiciones”. Este principio, que aunque parezca obvio, pasa deliberadamente desapercibido, fuerza a que la economía se dirija hacia lo que se conoce, en términos económicos, como un mercado de competencia imperfecta. En dichos mercados, una o varias empresas pueden influir sobre el precio, en mayor o menor medida, al que se oferta un producto. De esta manera, cuanto menor sea el número de empresas, mayor será su capacidad de influir sobre el mercado. Por este motivo, los diferentes tipos de mercados de competencia imperfecta se clasifican en función del número de empresas que los componen. Básicamente, podemos distinguir dos tipos: el Monopolio y el Oligopolio.

En el caso del sector primario de nuestro país lo que nos encontramos es un oligopolio en los tres puntos de control del mercado: la producción, la distribución y la comercialización al usuario final. Como consecuencia de ello y tal como impone un mercado de competencia imperfecta, unas pocas empresas controlan el mercado, imponiendo el precio de venta a los consumidores y el precio de venta a los pequeños productores. Unas pocas empresas controlan lo que comemos, cómo lo comemos y el precio que debemos pagar por ello.


2 comentarios:

  1. Muy interesante. Re- Blogueo y comparto. :D

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  2. Muy buen aporte y muy buen artículo. Sólo un matíz que me paree fundamental para la creación de este frente cívico y que pasa por desmontar los mitos manipulados de nuestro pasado. ¿Reconquista? A que se refiere, a la época en la que una serie de señores vacos y astures deciden invadir toda una serie de reinos y califatos de 9 siglos de duración, en la que se desarrolló una de los momentos más gloriosos de la cultura en estas tierras... es decir Al Andalus? Si se se refiere a ese momento decirle que no hubo tal RE- conquista. Fue una conquista en toda regla, que las hordas cristianas de aquel entonces llevaron a cabo en pleno apogeo y expansión de las monarquías católicas europeas (por cierto, de aquellas aguas... estos lodos), que después acabaría con las ansias imperialista de los Reyes Católicos. Si tratamos de programar un cambio, que dicho cambie se programe desde 0, no vaya a ser que nos pase como en la transición, que por no tocar nada, no se tocó ni a la Iglesia (tocar presupuestaria e ideológicamente, que no estoy incitando a nada cuidado)

    Un saludo.

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