Miguel L. Jiménez Atencia
Coordinador FCSM-Málaga
El Viernes 25 de Enero, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, visitó la capital Malagueña. En esta visita nos obsequió con una serie de manifestaciones que no dejan lugar a duda de cual es la dirección ideológica de la iglesia católica española.
En el foro, organizado por la cadena Cope, al que fue invitado el Sr. Rouco Varela, ante unas 100 personas afirmó que “el estado no es el dueño de la escuela” y que “estatalizar la escuela va en contra de los derechos fundamentales de la persona y de las familias”. Por lo tanto, para la iglesia católica española, igual que para el neo-liberalismo, el estado debe salir del máximo de áreas posible en la sociedad, para dejar el camino expedito a la iniciativa privada. El estado, aún siendo el reflejo de la voluntad popular, libremente manifestada en las elecciones, a juicio del Sr. Rouco, no debe intervenir en la formación y educación de sus ciudadanos. La pregunta que surge es: ¿La iniciativa privada tendrá como prioridad la formación libre y de calidad de sus clientes o su principal prioridad será el beneficio? En esta línea, el Sr. Rouco comentó que impartir educación es un derecho de la Iglesia Católica ya que “la iglesia ha sido la educadora de Europa a lo largo de muchos siglos, antes de que el Estado entrara en el terreno de la formación y de las escuelas”. A este respecto, me gustaría haberle dicho al Sr. Rouco que, en todo caso, fue la educadora de toda la Europa que pudo pagarlo. Precisamente, el Estado vino a cubrir un vacío que existía en la educación. Si no, ¿cómo se explica que en la Europa de la Edad Media la gran mayoría de la población fuese analfabeta? Hay dos posibilidades: o la Iglesia Católica solo instruía a los pudientes económicamente o francamente, como profesores han sido nefastos durante siglos.
En opinión de Sr. Rouco, lo lógico en un estado libre y democrático es que “se facilite y se abra la posibilidad de la escuela concertada”. Hubiese sido interesante que entre el respetable público hubiese habido alguien con dignidad para informar a su eminencia de que la “posibilidad de la escuela concertada” ya existe, no en vano, una gran cantidad de las escuelas privadas de la Iglesia católica funcionan en régimen de concierto. Pero no nos engañemos, el Sr. Rouco no busca la “posibilidad” sino más bien que la escuela católica sea la única posibilidad.
Pero la perla más sublime, el análisis más acertado fue dejado para el final. Así, en opinión del Sr. Rouco la crisis demográfica que sufre Europa es una de las causas más profundas de la actual situación económica. “Si hubieran nacido todos los niños que no pudieron hacerlo desde el año 1973 en Europa occidental, los que pudieron nacer desde 1917 en Europa central y oriental y desde 1948 en la Europa dominada por la Unión Soviética, ¿cuántos jóvenes más tendríamos en Europa?, ¿cien millones?”, se preguntó. “Probablemente sí, y con cien millones de jóvenes europeos, ¿habría crisis económica?, yo creo que no”. En resumen, la crisis es producto de las políticas de planificación familiar. Desde mi punto de vista, habría 100 millones más de personas que sufrirían los efectos de una crisis que hunde sus raíces en los postulados de Milton Friedman, en la falta de Estado que regule la avaricia sin límite del sector financiero y sobre todo, de un sistema económico global donde el ser humano es concebido y tratado como un elemento más del sistema productivo, con los mismos derechos que una materia prima con la que se especula.